miércoles, 29 de octubre de 2008

CATA DE VINOS DE BODEGA LAGARDE, DE ARGENTINA

Para referirse a los vinos que no son elaborados en los países europeos, tradicionalmente considerados la cuna de algunos de los mejores caldos báquicos del mundo, se acuñó hace años la expresión “Vinos del Nuevo Mundo”. Originalmente estaban incluidos en esta categoría únicamente Argentina, Australia, Chile, Estados Unidos de América, Nueva Zelanda y Sudáfrica. En fecha reciente ---como era lógico que ocurriera, ya que los anteriores no son los únicos países donde existe producción de buenos vinos--- ya son consideradas otras naciones (aun cuando la mayoría de las publicaciones enológicas manifiestan crasa ignorancia acerca de este tema), como Brasil, Bolivia, México, Perú, Uruguay, cuyo volumen de vino elaborado comienza a ser de cierta importancia, tanto por su calidad como por su cantidad.

De todos los países arriba mencionados solamente Argentina y Estados Unidos de América rebasan los mil millones de litros de vino producido cada año. El cuarto lugar, a nivel mundial, es disputado por dichas naciones del continente americano, ya que se habla de que ambos producen más de mil cuatrocientos millones de litros anualmente. Mas cabe señalar que se acepta, de manera unánime, que Estados Unidos de América es el cuarto país productor de vino en el orbe (por atrás de Italia, Francia y España, en ese orden), ya que el volumen de producción de ese néctar báquico es de mil quinientos millones.

Me parece conveniente, ahora que me ocupo brevemente de los “Vinos del Nuevo Mundo”, mencionar algunos pormenores respecto a la producción de vino y la extensión del viñedo, en algunos de esos países.

Estados Unidos de América es el cuarto productor mundial y por el número de hectáreas dedicadas a este cultivo ocupa el lugar quinto en el mundo.
Argentina es el quinto productor, y su viñedo es el décimo
Chile es el undécimo productor, y su viñedo es, igualmente, el undécimo.
Sudáfrica es el noveno productor, y su viñedo es el décimo séptimo.
Brasil es el décimo quinto productor, y su viñedo ocupa el lugar veintiséis.
México es el vigésimo sexto productor, y su viñedo es el cuadragésimo primero.
Nueva Zelanda es el vigésimo séptimo productor, y su viñedo es el décimo séptimo.
Perú es el cuadragésimo quinto productor, y su viñedo es el número cincuenta y tres.
Bolivia es el productor número cincuenta y siete, y su viñedo es el sexagésimo cuarto.
(Información de un estudio de Emilio Barco Royo, de la Fundación Dinastía Vivanco)

Por lo que concierne al consumo anotaré que en el año de 2005 la producción de vino en México fue estimada en trece y medio millones de litros. En 2006 se mencionó que el consumo de vino en México fue de casi diecinueve millones de litros, de los cuales el 40% fue vino nacional y el 60% restante vino importado.
La Corporación Chilena del Vino hace saber que en el mes de agosto de 2008 ese país exportó 55 millones de litros de vino, y que entre enero y agosto de este año la comercialización de los vinos chilenos en el exterior fue de doscientos treinta y un millones de litros. La misma fuente informativa refiere que en los doce meses más recientes la exportación ascendió a quinientos ochenta millones de litros. El consumo de vino interno en esta nación del Cono Sur fue, en 2007, de doscientos cincuenta y tres millones de litros, en tanto que el consumo per capita anual fue de poco más de quince litros.

En Argentina dicho consumo global fue de casi mil doscientos millones de litros, siendo el consumo per capita de casi treinta y un litros.

Según la empresa International Wine and Spirit Record (de Londres) se estima que el consumo de vino en Brasil --en el año 2011-- ascenderá a trescientos sesenta y nueve millones de litros, convirtiéndose en el segundo país consumidor de América Latina. En Brasil hay cuatrocientas bodegas productoras de vino, y el consumo per capita anual es de poco menos de dos litros.

De acuerdo a la Asociación Colombiana de Importadores de Vino y Espirituosos el consumo anual de vino, en ese país, es de un litro per capita.

La producción de vino en Uruguay en 2007 fue del orden de los cien millones de litros.

En Perú, fue superior a los cuarenta y tres millones, en tanto que en Bolivia fue de poco más de siete millones.

Ahora bien, entrando en materia diré que la Provincia de Mendoza, en Argentina, está dividida en dieciocho Departamentos, y éstos a su vez en Distritos. Por su extensión, Mendoza (cuya capital es la ciudad homónima) está dividida en Zonas: Zona Alta del río Mendoza, Nona Norte, Zona Este, Valle de Uco y San Rafael. La Provincia de Mendoza produce el 70% del total de vino de Argentina.

La Bodega Lagarde ocupa un edificio cuya antigüedad se remonta al año 1897. La familia Pescarmona se hizo cargo de esa bodega vitivinícola en 1979 (en otra fuente de información leo que ello ocurrió en 1975). La capacidad de almacenamiento es de un millón seiscientos mil litros. Cuenta con ochocientas barricas de roble, de las cuales el 85% es de origen francés, y el restante 15% americano. Cada tres años es renovado dicho parque de barricas, para garantizar la calidad de los vinos tintos, y cada cuatro las barricas utilizadas en la crianza de los vinos blancos..

Los viñedos de la Bodega Lagarde están ubicados en varias fincas: Finca Lagarde, Finca La Jacintana, Finca Doña Teresa, Finca Sebastián y Finca Montuini.

Los vinos de esta empresa son exportados a los siguientes países: Brasil, Colombia, Costa Rica, Dinamarca, Ecuador, España. Estados Unidos de América, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Hungría, Irlanda, Japón, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Puerto Rico, República Checa, Suiza y Uruguay.
La cata “ciega” mensual número 166, correspondiente a octubre de 2008, del Grupo Enológico Mexicano, se llevó a cabo en un salón privado del restaurante “Bistro 235”. Para esta degustación analítica fueron seleccionados ocho vinos de la empresa argentina Bodega Lagarde. La Mesa de Catadores estuvo integrada por los siguientes enófilos: Patricia Amtmann, Alejandra Vergara, Luis Juan de Paz, Philippe Seguin, Alejandro Guzmán Galán, Gabriel Iguiniz García, José Del Valle Rivas, Joaquín López Negrete, Rodolfo Fonseca Larios, Mauricio Romero Gatica y Miguel Guzmán Peredo.

Las calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la calificación esté comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de “extraordinarios”.

Los resultados fueron los siguientes:

Vinos blancos:

1.- Lagarde Sauvignon Blanc. Reserva. Cosecha 2007. Monovarietal 100% Sauvignon Blanc. 13.1% Alc. Vol. No hubo fermentación maloláctica. Sin contacto con barrica. Crianza de tres meses en botella. Perdriel, Luján de Cuyo, Mendoza. Calificación: 81.63 puntos. Precio: $ 175.00

2.- Lagarde Viognier, Reserva. Cosecha 2007. Monovarietal 100% Viognier. 14.4 % Alc. Vol. No hubo fermentación maloláctica. Sin contacto con barrica. Crianza de tres meses en botella. Perdriel, Luján de Cuyo, Mendoza. Calificación: 83.00 puntos. Precio:
$ 175.00

3.- Lagarde Chardonnay. Reserva. Cosecha 2006. Monovarietal 100% Chardonnay. 14.2% Alc. Vol. El 35% del vino fue fermentado en barricas nuevas de roble francés. El resto en tanques de acero inoxidable. Fermentación maloláctica del vino fermentado inicialmente en barrrica. Perdriel, Luján de Cuyo, Mendoza. Calificación: 84.38 puntos. Precio: $ 175.00

Vinos tintos:

1.- Lagarde Malbec. Reserva. Cosecha 2005. Monovarietal 100% Malbec. 14.3% Alc. Vol.
Crianza del 50% del vino, durante doce meses, en barrica (de roble francés el 80% y de roble americano el 20%). Posteriormente seis meses en botella. Perdriel, Luján de Cuyo, Mendoza. Calificación: 83.25 puntos. Precio: $ 175.00

2.- Lagarde Merlot. Reserva. Cosecha 2006. Coupage de 95% Merlot y 5% Cabernet Sauvignon. 14.2% Alc. Vol. Crianza de seis meses en botella, sin contacto con barrica. Perdriel, Luján de Cuyo, Mendoza. Calificación: 83.13 puntos. Precio: $ 175.00

3.- Lagarde Syrah. Reserva. Cosecha 2007. Monovarietal 100% Syrah. 14.3% Alc. Vol. Crianza del 50% del vino -- en un lapso de 8 a 12 meses-- en barrica de roble (el 80% francesa y el 20% americana). Después, un reposo en botella durante seis meses. Luján de Cuyo, Mendoza. Calificación: 84.38 puntos. Precio: $ 175.00

4.- Lagarde Cabernet Sauvignon. Reserva. Cosecha 2006.. Coupage de 87% Cabernet Sauvignon, 10% Cabernet Franc y 3% de Petit Verdot. 13.0% Alc. Vol. Crianza del 50% del vino -- en un lapso de 8 a 12 meses-- en barrica de roble (el 80% francesa y el 20% americana). Después, un reposo en botella durante seis meses. Perdriel, Luján de Cuyo, Mendoza. Calificación: 84.75 puntos. Precio: $ 175.00

5.- Lagarde Malbec D.O.C. Reserva. Cosecha 2005. Monovarietal 100% Malbec. 14.5 % Alc. Vol. Crianza del 100% del vino, durante doce meses, en barrica de roble francés, y después doce meses en botella. Luján de Cuyo, Mendoza. Calificación: 89.50 puntos. Precio: $ 275.00

Al concluir la cata fue servida una deliciosa cena, confeccionada por el chef Mauricio Romero Gatica (propietario del “Bistro 235”), y por Héctor Dongu, chef de cocina. El primer tiempo fue Ensalada de pato ahumado con nuez de Macadamia y vinagreta de frambuesas. Con este guiso fueron servidos dos vinos blancos: Lagarde Viognier, cosecha 2007, y Lagarde Chardonnay, cosecha 2006. El siguiente manjar fue Robalo relleno de flor de calabaza, con refrito de ajos y almendras, que armonizamos con Lagarde Malbec y Lagarde MalbecD:O:C:, ambos de la vendima 2005. El postre consistió en una exquisita Leche frita.

jueves, 23 de octubre de 2008

CATA DIRIGIDA DE BRANDIES DE JEREZ

CATA DIRIGIDA DE BRANDIES SOLERA RESERVA Y GRAN RESERVA, DE JEREZ, ESPAÑA..........CON ACOMPAÑAMIENTO DE QUESOS


En el Colegio Superior de Gastronomía, campus Lomas Verdes, se llevó a cabo una interesante degustación de cuatro tipos diferentes de brandies de Jerez, una de las tres únicas denominaciones de origen existentes en materia de destilados de vinos. Las otras dos que ostentan esa preciada distinción son la Denominación de Origen Cognac y la Denominación de Origen Armagnac.

El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Brandy de Jerez asienta en su página oficial en internet lo siguiente: “El proceso de envejecimiento que se usa en Jerez es único en el mundo y confiere a sus brandies unas características especiales. Es un sistema complejo, llamado de “Criaderas y Solera”. Es el sistema tradicional que, desde hace siglos, se viene empleando en la zona para el vino de Jerez y que los bodegueros tomaron también para el añejamiento del brandy. Consiste, en esencia, en un conjunto de botas de brandy organizadas en razón de la vejez del brandy que contienen. La que guarda el brandy más añejo se denomina “Solera”, siguiéndola en orden decreciente de vejez las “Criaderas”, (la primera, la segunda, la tercera …). De la Solera se extrae una pequeña parte de brandy para embotellar. Esta operación se llama “Saca”. El brandy sacado a la Solera se repone con la misma cantidad de la Primera Criadera, está con la Segunda Criadera y así sucesivamente. Esta operación se llama “Rocio”. Con este procedimiento se logra mantener las características (de sabor, aroma y color), idéntica calidad y cualidades de cada marca.
“El Reglamento de la Denominación establece tres tipos o categorías de Brandy de Jerez: Solera, Solera Reserva y Solera Gran Reserva..Cada categoría la define el tiempo de envejecimiento y el contenido de sustancias volátiles: Brandy de Jerez Solera: Superior a 6 meses de envejecimiento (el promedio es de 1 año de vejez) y contenido en sustancias volátiles de al menos de 200gr/Hl de Alcohol Puro. Brandy de Jerez Solera Reserva: Superior a 1 año de envejecimiento (promedio de 2 años de vejez) y contenido en sustancias volátiles de al menos 250 gr/Hl de Alcohol Puro. Brandy de Jerez Solera Gran Reserva: Superior a 3 años de envejecimiento (promedio de 8 años de vejez) y contenido en sustancias volátiles de al menos 300 gr/Hl de Alcohol Puro. Existen muchos brandies con envejecimientos superiores (actualmente comercializados como Solera Gran Reserva) para los que el Consejo Regulador está considerando la posibilidad de establecer una categoría superior “Super Premium”.
Es conveniente mencionar que las barricas de roble donde reposa el brandy de Jerez son llamadas “botas” (las cuales previamente contuvieron vino de Jerez), y tienen una capacidad de quinientos litros. Por lo que concierne a la producción de brandy de Jerez, señalaré que asciende a ochenta millones de botellas, y de esa crecida cantidad son exportadas más de veinte millones de botellas. El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Brandy de Jerez tiene registradas treinta y cuatro bodegas, y hay ciento diez marcas diferentes de este delicioso destilado vínico.
Actualmente la producción total de Brandy de Jerez es de unos 80 millones de botellas al año, de los que más de 20 millones son exportadas, a más de setenta países en todo el mundo.
En el siglo XIII comenzaron a servirse del alambique para destilar el vino, y de esta bebida fermentada los alquimistas obtuvieron un destilado. De esta manera se obtenía un líquido de elevado grado alcohólico, al que dieron el nombre de “aqua ardens” (expresión latina que significa aguardiente) y también el de “Aqua Vitae”, cuyo significado es Agua de la Vida. En lengua francesa su denominación fue, y es, “Eau de Vie”, que se traduce el castellano como Agua de Vida. Este destilado, o aguardiente, no tardó en ser llamado “Espíritu de Vino”, en lengua española. En catalán es “Esprit de Vi”, mientras que en italiano es “Spirito di Vino”. Del término “Espíritu de Vino” habría de derivarse el vocablo espirituoso, con el que son conocidos, genéricamente, los destilados de vinos y de diferentes granos y frutos.

Las bebidas inicialmente fermentadas y posteriormente sometidas a un cuidadoso proceso de destilación reciben el nombre de destilados. Los más populares en todo el mundo son los brandies, resultado de la destilación del vino. Únicamente el brandy elaborado en la región de Cognac, en Francia, puede ostentar en la etiqueta el nombre de Cognac.

La palabra Brandy proviene del vocablo brandewijn, en holandés antiguo, que significa “vino quemado”. De ese vocablo procede la expresión branntwein aus wein, en alemán, y brannvin, en idioma sueco. Otros brandies, igualmente llamados aguardientes o destilados, elaborados a base de vino, son el Armagnac, producido en la región homónima de Francia. La Grappa, es propia de Italia. El Orujo, de España (el de Galicia es uno de mis preferidos). El Marc de Francia. El Pisco, de Chile y Perú. El Metaxa, de Grecia. Y la Bagaceira, un orujo de Portugal, similar al de Galicia.
Para esta degustación fueron seleccionados cuatro brandies Solera: dos de la categoría Reserva: Soberano y 501 Grana y otros dos de la clase Gran Reserva: Cardenal Mendoza y Gran Duque de Alba..El brandy Soberano es elaborado por la bodega González Byaas, fundada en la ciudad de Jerez de la Frontera, en el año1835. El brandy 501 Grana es un producto de Bodegas 501 del Puerto, empresa fundada en El Puerto de Santa María, en 1783. El brandy Cardenal Mendoza es elaborado en las Bodegas Sánchez Romate, que fue fundada en la ciudad de Jerez de la Frontera, en 1781, por Juan Sánchez de la Torre. La denominación de este brandy viene del nombre del hijo de Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, que era Pedro González de Mendoza, nacido en 1428 y quien fuera un distinguido político y hombre de la iglesia católica, llegando a ostentar el capelo cardenalicio. Finalmente, la marca Gran Duque de Alba pertenece a las Bodegas Williams & Humbert, cuya fundación tuvo lugar, en 1877, también en la ciudad de Jerez dde la Frontera. El nombre Gran Duque de Alba proviene del título honorífico que ostentó Fernando Álvarez de Toledo, el tercer Duque de Alba, en el siglo XVI.
Antes de que diera comienzo esta cata dirigida de brandies de Jerez fue ofrecida una copa de vino blanco ---para preparar el paladar para la ingesta de los destilados motivo de esta degustación--- de la marca “Vivante”, un delicioso producto de la empresa Freixenet de México, ubicada en el estado de Querétaro.
Esmeralda Chalita, rectora del Colegio Superior de Gastronomía, dio la bienvenida a los asistentes a esta interesante degustación (poco más de ciento veinte personas, entre quienes se contó a un grupo de alumnos de esta prestigiada institución académica), enfatizando la importancia que tiene el conocimiento de esta clase de bebidas, para quienes ---el día de mañana, al concluir sus estudios de licenciatura gastronómica--- habrán de aplicar en su vida profesional los conocimientos adquiridos en esta universidad, por su categoría la primera en América Latina.
A continuación, Marta Garre, representante en México del Consejo Regulador de la Denominación Brandy de Jerez, describió las cualidades de los brandies, y el particular sistema de crianza en barricas que tienen estos destilados.
Siete miembros del Grupo Enológico Mexicano: Patricia Amtmann, Dario Negrelos, Gabriel Iguiniz ---quien es el chef ejecutivo del Colegio Superior de Gastronomía---, Gustavo Riva Palacio, Joaquín López Negrete, Miguel Guzmán Peredo y Rodolfo Fonseca Larios fueron describiendo las características organolépticas de tan deliciosos destilados. La cata dirigida dio comienzo degustando los dos primeros brandies Solera Reserva. El brandy Soberano fue seleccionado el primero para ser descrito en sus características organolépticas, ya que su grado alcohólico es de 36. De este destilado se comentó su color ambarino, sus aromas de frutos secos (avellanas, nueces, almendras), barrica, vainilla, herbales, un dejo de salinidad y un magnífico ataque en boca.
Del brandy 501 Grana, cuyo grado alcohólico es de 38, se dijo que mostraba un hermoso color ambarino con tonalidades caoba, con aromas igualmente de frutos secos, de mantequilla y un dejo de flores. A la boca se presentó sedoso y equilibrado. Estos dos brandies combinaron en forma excelente con el primero de los tres quesos degustados, un queso Panela (fresco).
Luego vinieron los dos siguientes brandies de la clase Solera Gran Reserva, que tienen un prolongado periodo de reposo en las barricas de roble, lo que contribuye a que sus características sensoriales sean tan agradables. Primero fue valorado Cardenal Mendoza, de 40 % de alcohol, cuyos atributos visuales, olfativos y gustativos (hermoso color caoba, aromas complejos de frutos secos, barrica, vainilla y poderoso y muy grato ataque a la boca) fueron encomiados por los asistentes. El siguiente brandy, Gran Duque de Alba, de 42° G.L., fue igualmente muy elogiado por su color caoba, sus gratos aromas que tienen perfiles de frutos secos (nueces, almendras y avellanas), de vainilla y madera, con un cierto dejo de mieles y flores. A la boca es manifiesto el ataque grato, aunque potente, de tan selecto destilado. El maridaje de estos dos brandies resultó exquisito con los dos siguientes quesos: Gouda y Roquefort. Previamente al maridaje con los tres quesos Gabriel Iguiniz había explicado la manera de realizar la armonización: llevar a la boca un pequeño trozo de cada uno de los quesos y una vez que se había formado un bocado beber un sorbo de un brandy, y experimentar la deliciosa sensación de esa combinación. Los asistentes siguieron al pie de la letra tan atinada sugerencia, y así fueron probando cada queso con cada brandy, comentando ---algunos de ellos--- sus preferencias gustativas, las cuales, en general, fueron unánimes en cuanto al deleite de armonizar un queso con un brandy.

Cabe agregar que antes de que se llevara a cabo esta cata dirigida de brandies....con acompañamiento de quesos, busque en internet para conocer si había alguna experiencia previa, similar a la que estaba siendo planeada, y debo decir que no hallé ninguna referencia a este respecto.

Al concluir esta singular degustación los asistentes saborearon el vino tinto mexicano de la marca”Vivante”, elaborado por la empresa Freixenet de México, acompañado de infinidad de sabrosos bocadillos.

viernes, 17 de octubre de 2008

THE SECRET OF SANTA VITTORIA


Robert Crichton fue un escritor estadounidense (1925-1993) quien después de haber participado en el ejército de su país, en la Segunda Guerra Mundial, se dedicó a la literatura. Su primer libro fue publicado en 1959, con el título de The Great Impostor (El gran impostor), que sirvió de base a la película del mismo nombre, dirigida por Robert Mulligan, estrenada en 1961 y llevando a Tony Curtis en el papel protagónico.

En 1966 publicó Robert Crichton su primera novela, The Secret of Santa Vittoria (El secreto de Santa Vittoria), la cual estuvo durante más de cincuenta semanas en las listas de bestsellers del periódico The New York Times. De hecho, durante dieciocho semanas ocupó el primer lugar en esas listas, de los libros de mayor venta en los Estados Unidos de América. No sólo eso, también constituyó un sonado éxito de librería a nivel internacional.

Basándose en esta novela el prestigiado director de cine Stanley Kramer, quien había dirigido filmes tan importantes en la cinematografía estadounidense, como Not as a Stranger (No serás un extraño), 1955; Inherit the Wind (Heredarás el viento), 1960; Judgment of Nuremberg (¿Vencedores o vencidos?), 1961; Ship of Fouls (El barco de los locos), 1965: y Guess Who’s Copming to Dinner (Adivina quién viene a cenar esta noche), 1967, dirigió la película The Secret of Santa Vittoria (El secreto de Santa Vittoria), que fue estrenada en la Unión Americana el 29 de octubre de 1969.
El argumento gira en torno a un momento próximo al fin de las hostilidades de la Segunda Guerra Mundial, cuando los ejércitos alemanes estaban abandonando la península italiana, para tratar de escapar de las fuerzas aliadas. En su retirada, un grupo de soldados germanos se apodera de un pequeño poblado, Santa Vittoria, ubicado en lo alto de hermosas colinas. Los habitantes de ese pintoresco lugar fincaban su bienestar, corporal, espiritual y económico, en la producción y venta del vino que allí elaboraban. Para todos ellos el vino les proporcionaba el necesario sustento al cuerpo (con el producto de su venta y el consumo que de ese exquisito caldo hacían cotidianamente), y la tranquilidad anímica que trae consigo el ver transcurrir los días, los meses y los años sin mayores preocupaciones.
El alcalde de ese pueblo, Italo Bombolini (personificado por Anthony Quinn), se muestra al comienzo de la película como un bufón, a quien su mujer (Anna Magnani) maltrata de palabra y de obra, por su aparente ineptitud y proclividad al dolce far niente. Mas en el momento en que se necesita de un verdadero líder, de un hombre que se ponga al frente de todos los habitantes de Santa Vittoria, para oponerse a los afanes de rapiña de los invasores alemanes, surge en Bombolini una fuerza tal ---no exenta de la picardía innata a los italianos--- que lo lleva a encabezar a todos sus conciudadanos en la regocijante tarea de ocultar, en una cueva (llamada en la película la Cueva Romana), más de un millón de botellas de vino, para evitar que caigan en manos de los agentes de las SS, que expoliaban infinidad de bienes (principalmente vino) en las naciones ocupadas por los nazis.
La película muestra los esfuerzos del comandante nazi Sepp Von Prum (Hardy Krüger) por encontrar el vino escondido, y los afanes del simpático alcalde por disuadirlo de su búsqueda. Los habitantes de Santa Vittoria les habían dejado a los alemanes, con mucho pesar, trescientas mil botellas (que estaban guardadas en una cooperativa del pueblo), en tanto que una mayor cantidad había sido escondida en una antiquísima caverna, en las afueras de ese poblado.
Esta película (que es, a mi parecer, una atinada mezcla de comedia, por la hilaridad de muchas de sus principales escenas, y de drama, por los momentos de extrema angustia que muestra) fue nominada al premio Oscar, de la Academia Cinematográfica, para dos galardones (edición y música), y ganó el Golden Globe Award, por Mejor Comedia; además de que Stanley Kramer fue nominado al premio Mejor Director, y Anthony Quinn y Anna Magnani fueron nominados a los premios Mejor Actor y Mejor Actriz, respectivamente.
Cabe agregar que la duración de este filme, en su versión original, es de 140 minutos, y que la proyección de la sinopsis de la inicial presentación de la serie Gastronomía Cinematográfica, se prolongó por 49 minutos.
El Grupo Enológico Mexicano y el Colegio Superior de Gastronomía, creadores de esta novedosa serie de presentaciones, en las cuales se engarza acertadamente el arte gastronómico con el arte fílmico, llevaron a cabo la primera de estas sesiones en una espacioso salón de dicha institución académica (la primera universidad gastronómica de América Latina), en el Campus Lomas Verdes. Fueron invitadas veinte personas a disfrutar del talento histriónico de Anthony Quinn y de Anna Magnani, dos verdaderos “monstruos sagrados” de la cinematografía mundial, y en seguida a saborear una deliciosa cena, diseñada por Bricia Pedraza, del staff del chefs del Colegio Superior de Gastronomía.
Antes de pasar a la mesa, y que diera comienzo la función de cine, los participantes en esta velada degustaron un par de copas del vino blanco Sauvignon Blanc Don Ángel, elaborado en Chile por la bodega Viña Fray León, que se ubica en la provincia de Cachapoal, a 140 kilómetros de la ciudad de Santiago.
Al concluir la proyección de tan cautivante filme fue servida una exquisita cena. Inicialmente se hizo la descripción organoléptica de los dos vinos servidos esa noche. Del Sauvignon Blanc, cosecha 2007, se comentó su color amarillo paja, buen escurrimiento de glicerol, sugestivo aroma que recordaba frutas como el membrillo, la guayaba, la manzana verde y la piña, con algunos dejos de flores blancas (azahar). A la boca su ataque era de una grata acidez, que invitaba a seguir degustándolo. Del vino tinto Merlot Don Ángel, cosecha 2007, de la misma bodega chilena Viña Fray León, los comentarios fueron en torno a su color rojo rubí capa alta, con halo violáceo, aromas de frutos rojos, como ciruela, cereza, zarzamora, y otros olores como tabaco rubio, chocolate, vainilla, barrica. A la boca mostró magníficas cualidades, taninos bien estructurados, leve vinosidad y cierta capacidad de guarda. Se trata de dos vinos de excelente relación calidad/precio, ya que por un precio en verdad asequible el consumidor obtiene, en cada caso, un magnífico producto.
La cena consistió en tres apetitosidades: Inicialmente sirvieron una entrada fría: Marbre de mariscos con vinagreta de albahaca. Se trata de un mosaico de callo de hacha, camarones y pulpo baby marinados, y acompañados de una vinagreta a base de albahaca y balsámico. Va decorado con almeja baby y corazón. de lechuga. Después vino ossobuco cremolata con risotto milanés y verduras torneadas. Es un chamorro de ternera, bañado con salsa obscura y un toque de cremolata; va servido sobre una quenefa de risotto al azafrán, acompañado de calabaza y zanahorias torneadas. El postre consistió en tarta de higo con helado de balsámico. La tarta de higo con queso mascarpone fue decorada con un couli de frambuesa y romero azucarado. Cabe agregar que la entrada de mariscos armonizó muy bien con el vino Sauvignon Blanc Don Ángel, en tanto que el ossobuco mostró un maridaje excelente con el vino tinto Merlot Don Ángel.

GASTRONOMIA CINEMATOGRAFICA

lunes, 13 de octubre de 2008

VISITA A LA FINCA DOÑA DOLORES

La bodega vitivinícola más importante del estado de Querétaro, no sólo por el volumen de vino que allí es elaborado, sino también por su indudable calidad enológica, es, sin duda alguna, la que lleva por nombre Freixenet de México.

(Conviene asentar, antes de proseguir, que la palabra Freixenet se deriva del nombre de la finca La Freixenada ---el término freixa, en idioma catalán, significa fresno---, propiedad de la familia Ferrer hace varias centurias).

A una altitud de 2.000 metros sobre el nivel del mare, y a una distancia de cuarenta kilómetros de la ciudad de San Juan del Río, se ubica la población de Ezequiel Montes. A un paso de esta urbe se localiza esta hermosa finca, llamada Hacienda Doña Dolores, que fue inaugurada el 10 de noviembre de 1986.

Ya he señalado anteriormente que fue escogido ese sitio rural porque las tierras calcáreo-arcillosas son apropiadas para sembrar diferentes variedades de uvas como Chardonnay, Pinot Noir y Macabeu, entre otras. Las cavas subterráneas de esta empresa ocupan una parte del predio rural de cincuenta hectáreas, y se ubican a una profundidad de veinticinco metros, donde la temperatura es casi constante de doce grados centígrados durante todo el año.

En fecha reciente el Grupo Enológico Mexicano fue invitado por Jordi Fos (el enólogo y director general de Freixenet de México) a una visita a las instalaciones de esta empresa, filial de la matriz de Cataluña que es líder mundial en la venta de vinos espumosos. El paseo dio comienzo con un almuerzo, a las nueve de la mañana, en el restaurante “Los Arcos” ---ubicado a corta distancia de la caseta de peaje de Palmillas---, donde degustamos exquisitos tacos de barbacoa, y pancita, maridados con el vino espumoso Doña Dolores Brut Nature Gran Reserva, que es resultado de un coupage de 40 % Macabeu, 40% Saint Emilion, 15 % Chenin Blanc y 5 % Pinot Noir. Raymundo López Castro, Miembro de Número del Grupo, obsequió diez botellas para que los veinte participantes disfrutaran opíparamente de tan deliciosa manducatoria.

Al concluir este matutino yantar fuimos a Tequisquiapan, y allí visitamos el Museo del Queso y del Vino, un pequeño recinto dedicado a estos dos alimentos de milenario consumo por el género humano.

Luego fuimos a la Hacienda Doña Dolores, y allí nos recibió Jordi Fos, con quien hicimos una detenida visita a las instalaciones. A un lado de los tanques de acero inoxidable, donde empieza la fermentación, nos hizo una pormenorizada relación de los complejos procesos que tienen lugar en el mosto antes de que el vino, en su momento idóneo de maduración, se halle listo para ser degustado hedonísticamente.

A continuación descendimos a la parte más profunda de la bodega, a veinticinco metros, donde la temperatura es la más conveniente para estabilizar el vino, que reposa en las botellas. En este sitio Jordi Fos nos dijo que hay dos millones de botellas, reposando en la quietud y oscuridad, al abrigo de una temperatura constante, hasta que llega el momento de pasar al área donde se les coloca el tapón de corcho definitivo, con el que son puestas a la venta, cuando han alcanzado el punto exacto de madurez.

Al concluir el recorrido de casi una hora de duración, con las oportunas explicaciones de cada paso del proceso de elaboración ---especialmente de los vinos espumosos---, fuimos al comedor de la Finca Doña Dolores, donde Jordi Fos y Gema, su esposa (quien comparte con Jordi la pasión por elaborar magníficos vinos, y hacer de Freixenet de México una empresa reconocida por la calidad de sus caldos báquicos) ofrecieron a los miembros del Grupo Enológico Mexicano una exquisita comida, a base, principalmente, de lechón asado.

Antes de que diese comienzo ese ágape saboreamos varios vinos. El primero fue un vino blanco que se halla en sus últimos momentos de maduración. Se trata de un coupage de Chenin Blanc y Sauvignon Blanc, que causó una gratísima impresión a los comensales allí presentes. Si bien sus cualidades visuales eran muy sugestivas, al olfato se reveló como poseedor de sorprendentes matices odoríferos: limón real, piña, guayaba, manzana verde, toronja, con ciertos dejos de flores blancas. A la boca mostró una acidez muy grata y equilibrada.

En seguida probamos el vino espumoso Doña Dolores Brut Nature Gran reserva, elaborado con la variedad Chardonnay, que por su frescura y por la burbujeante sensación a la boca resultó muy refrescante.

El tercer vino fue el Sauvignon Blanc/Macabeu, de muy encomiables cualidades, especialmente al olfato y al gusto. Y luego sirvieron el vino tinto 4 Regiones, elaborado con seis variedades de uvas (Cabernet Sauvingon, Cabernet Franc, Merlot, Malbec, Tempranillo y Syrah), procedentes de cuatro entidades de México: Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y Zacatecas. Este es un vino de excelentes características organolépticas, color rojo picota, de capa media alta, acentuado escurrimiento de glicerol, aromas de frutos rojos en vías de pasificación, tabaco, cuero, barrica, vainilla, chocolate, y balsámicos, entre otros. A la boca es un vino de gran cuerpo y magnífico retrogusto, que con el lecho asado armonizó muy bien.

La comida concluyó (tres horas después de haber iniciado) con pastel de chocolate y café express, y con la degustación de Oporto 20 años y puro Valdez, que Raymundo López Castro llevó para todos los comensales. .

VISITA A LA FINCA DOÑA DOLORES