miércoles, 25 de enero de 2012

EL RUBAIYAT, DE OMAR KAHYYAM

Bebo vino como la raíz del sauce bebe el agua cristalina del arroyo.

OMAR KAHYYAM (1050.1123)

Dentro de la poesía cuyo asunto principal es el vino, dionisíaca bebida celebrada lo mismo en las Sagradas Escrituras que en Las Mil Noches y una Noche, y ponderada por Cervantes, Shakespeare y Baudelaire --entre muchos otros literatos--, figuran poetas de todas las latitudes y de todas las épocas. Desde Anacreonte hasta Alfonso Reyes, pasando por Hafiz, Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, Rabelais, Moliere, Pablo Neruda y Sor Juana Inés de la Cruz, infinidad de escritores han cantado hermosas loas al vino (entendiendo por vino únicamente el producto que se obtiene de la fermentación del jugo proveniente del prensado de las uvas), el báquico néctar llamado por el enófilo hispano Luis Fernández Olaverri “la única obra de arte que se puede beber”.

Uno de los libros consagrados por entero al vino es el “Rubaiyat”, escrito por el sensual literato persa Omar Khayyam. De este volumen se ha dicho que es “un exquisito poema, formado por un conjunto de cuartetas o redondillas ---que eso significa la palabra Rubaiyat---, obra de un epicúreo que canta los placeres del amor, para los cuales no quiere más acompañamiento que “unas gotas de vino rubí, un trozo de pan y un libro de versos”, y que prefiere eso al lujo, al boato y al imperio de un sultán”.

De este bello libro, cuya vigencia casi diez centurias después de haber sido escrito es la mejor prueba de su calidad literaria, haré en seguida una breve selección de las que, a mi parecer, son las cuartetas más aleccionadoras de la hedonista filosofía vital de Omar Khayyam. Queda, pues, la pluma en manos de tan sibarítico poeta, quien en sonoros versos cantó a la mujer, al amor y al vino, cautivando lo mismo a sus contemporáneos que a los hombres de las centurias posteriores a su tránsito vital, ya que supo volcar en sus poemas la honda emotividad que lo caracterizaba, y una acentuada sensibilidad literaria que el paso de los siglos no ha hecho más que acrecentar.

¡Vino! Fue creado por Dios. Es una de las más hermosas muestras de su poder. ¿Quién será, pues, el tonto que lo desprecie? ¿Para qué privarnos de él, si es tan bueno?. Si es malo, ¿quién será el cretino que lo ha creado?

¿Hasta cuando continuaremos siendo esclavos de los problemas cotidianos?. ¿Qué importa vivir un año más, o un día más, en este mundo? ¡Llenad de vino esa copa antes de que nuestros cuerpos se vuelvan polvo, y ese polvo se transforme en vasos y vasijas!.

¡Bebe vino! Largo tiempo has de dormir bajo la tierra sin mujer y sin amigos. Escucha este consejo: los tulipanes marchitos no resucitan nunca.

Me aconsejan: ¡No bebas más, Khayyam!. Yo contesto, cuando bebo escucho las rosas, jazmines, tulipanes. Cuando bebo escucho también lo que no puede decirme mi bienamada.

¡Todos los reinos del mundo por una copa de vino!. ¡Todos los libros y toda la ciencia de los hombres por el aroma suave del vino!. ¡Todos los himnos del amor por la canción del vino! ¡Toda la gloria de Féridum por el reflejo del vino en este cántaro!.

Lo que yo pido es una botella de vino rojo, un libro de poesía, un poco de reposo y un trozo de pan. Y si, además, pudiera, ¡Oh hermosa!, descansar junto a ti en un lugar solitario, me sentiría más feliz que un sultán en su reino.

Un libro de versos bajo la enramada, una jarra de vino, un trozo de pan, y tú junto a mi, cantando en la soledad silvestre, así la soledad sería bastante paraíso.

Bebedor, urna inmensa, ¡yo ignoro quién te ha modelado!. Conozco, solamente, que eres capaz de contener tres medidas de vino, y que la muerte te romperá un día. Y entonces me seguiré preguntando: ¿Para qué fuiste creado? Porque has sido feliz y porque ahora sólo eres polvo.

¡Bebe vino! Recibirás vida eterna. El vino es el único filtro que puede devolverte tu juventud. ¡Divina estación de las rosas, del vino y de los amigos sinceros!. Goza de este instante fugitivo que es la vida.

Oigo decir que los amantes del vino serán condenados. No hay verdades, pero sí mentiras evidentes. Si los amantes del vino y del amor van al Infierno, entonces el Paraíso debe estar vacío.

¡Vino!. ¡Mi corazón enfermo quiere ese remedio!

¡Vino de aroma almizclado! ¡Vino color de rosa!

¡Vino para apagar el incendio de mi tristeza!

¡Vino y tu laúd de cuerdas de seda, mi bienamada!

¡Oh, mis queridos compañeros! Servidme vino, para volver así mi cara amarilla como ámbar del color del rubí. Cuando yo esté muerto, lavadme con vino y que hagan mi ataúd con madera de la vida. Que hasta de mis cenizas sepultadas se exhale y suba al aire tal fascinación de vendimia, que ni un verdadero creyente que pase por ahí deje de embriagarse sin advertirlo.

Cuando la sombra de la muerte se alargue hacia mi, cuando la gavilla de mis días haya sido anulada, os llamaré y vosotros, amigos míos, me llevaréis. Cuando me haya convertido en polvo, haréis, con mis cenizas, una urna que llenaréis de vino. Quizás, entonces, me miren revivir.

miércoles, 11 de enero de 2012

CATA "CIEGA" DE VINOS DE LA EMPRESA CYRNOS DE MEXICO

El vino es el profesor del gusto y,

obligándonos a practicar la atención interior,

libera el espíritu e ilumina la inteligencia.

PAUL CLAUDEL

(1868-19559

La cata “ciega” mensual número 214, del Grupo Enológico Mexicano, correspondiente a enero de 2012, se llevó a cabo en un salón privado del restaurante “Piazza Navona”, un elegante establecimiento de restauración ubicado en Polanco. Para esta degustación analítica fueron seleccionados ocho vinos comercializados en nuestro país por la empresa importadora Cyrnos, de luengo renombre --desde hace muchos años--- en el mercado nacional.. Esta firma importa vinos de Argentina, Australia, Chile, España, Francia, Italia, Nueva Zelanda y Portugal, a más de distribuir los vinos de Casa Madero, de Parras, Coahuila.

En este ejercicio gustativo (el sexto desde el año 1998 con productos de esa procedencia) fueron analizados vinos de Argentina y Chile.

De los vinos de Argentina señalaré algunos pormenores: El viñedo argentino está comprendido entre los 25 y los 40 grados de latitud sur. Por varios años ha sido el quinto país productor de vino en el mundo, con un volumen estimado de mil quinientos millones de litros, después de Francia, Italia, España y Estados Unidos de América. Las cepas más ampliamente cultivadas con la Malbec, entre las variedades tintas y la Torrontes, entre las variedades blancas. La exportación de vino fino en 1995 fue del orden de los 6 millones 400 mil litros, mientras que en el año 2002 alcanzó la cifra de 40 millones 100 mil litros, lo que significó un incremento del 527 %

La extensión de los viñedos de Argentina en el año 2008 ---de acuerdo a la información proporcionada por el boletín www.argentinewines.com--- ascendía a 225.846 hectáreas, un 12,3 por ciento más que en 2000, periodo durante el cual el país suramericano duplicó sus exportaciones de vinos. En esa fuente leí que en Argentina había, en ese momento, 26.194 viñedos distribuidos en siete de las 23 provincias del país, donde hay registradas 1.322 bodegas, de las que 348 se dedican a la exportación de vinos, señala el informe oficial. Las provincias de Mendoza y San Juan, ambas vecinas a Chile, son las mayores productoras de vinos argentinos, al abarcar respectivamente al 70,33 y el 21,69 por ciento de la superficie destinada a la vitivinicultura.

De las diversas regiones vitivinícolas argentinas Mendoza es la más importante, tanto por el volumen de producción como por el reconocimiento internacional a sus vinos. Una de las principales bodegas en el municipio (departamento) de Luján de Cuyo es la que lleva por nombre Luigi Bosca, fundada en el año 1901 por Leoncio Arizu. Actualmente, con 110 años de antigüedad, ha alcanzado fama y reconocimiento por doquier, y se halla a cargo de los miembros de la tercera y de la cuarta generación del apellido Arizu. Cuenta con siete fincas: El Paraíso, Don Leoncio, La Puntilla, La Linda, La España, Los Miradores y los Nobles. Sus viñas cubren poco más de 700 hectáreas. Esta prestigiada empresa vitivinícola exporta a cincuenta países el sesenta por ciento de su producción, de vinos de acentuada calidad enológica.

En el boletín Vitisphere E-Lettre, del 1° de agosto de 2008, leí que la producción de vino en Chile había alcanzado niveles históricos, ya que por tercer año consecutivo había sido superior a los ocho millones de hectolitros, si bien no había alcanzado la marca de 9.8 millones de hectolitros (novecientos ochenta millones de litros de vino), del año 2009. En 2008 fueron elaborados 8.60 millones de hectolitros (ochocientos sesenta millones de litros), lo que significaba un 4.9% por arriba de la producción del año anterior. De dichos 8.68 millones de hectolitros casi siete millones de hectolitros fueron de vinos de origen de acuerdo a la ley vitivinícola de Chile. Los vinos de la cepa Cabernet Sauvignon representaron el 40.9%, seguidos de aquellos de la cepa Sauvignon Blanc (14.1%), de la variedad Merlot (13.2%), de la cepa Chardonnay (9.3%), de la Carmenere (9.2) y de la Syrah (3.8%)

En el boletín Diario del Vino encontré, en el año 2010, la información de que “Las exportaciones de vino de Chile llegaron a 733 millones de litros durante 2010, según lo informó René Araneda, vicepresidente de Vinos de Chile. El vino embotellado chileno alcanzó los siguientes números: representó el 82 % del total exportado.”

Por lo que concierne al viñedo chileno mencionaré que al finalizar el año 2005 la superficie cubierta de vides en Chile suma 116.000 hectáreas, destinadas a la vinificación, de acuerdo a la declaración de Gerardo Arteaga, presidente de la Corporación Chilena del Vino (CCV), en el marco del VIII Encuentro Anual del Vino y la Viticultura. La cifra representa un crecimiento de 6 mil hectáreas en relación a la cantidad registrada oficialmente por el Servicio Agrícola y Ganadero en 2003, cuyo catastro informó de 110.097 hectáreas plantadas a ese año. Por su parte, Octavio Sotomayor, director de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) del Ministerio de Agricultura chileno, informó que las exportaciones de vinos habían tenido un incremento del 4,7 por ciento en 2005. El aumento productivo fue de 25% en comparación con 2004. “Un nuevo récord histórico anotó la producción chilena de vino, según el último informe del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG). Los 788 millones de litros producidos en 2005 representan un aumento de 25% en comparación con el año anterior. Según la información del SAG, los vinos de mesa son los que experimentaron el mayor aumento en producción, alcanzando 53 millones de litros, 115% más que en 2004. La producción de vinos con denominación de origen, en tanto, aumentó 15%. A partir del año 1996 a la fecha, las producciones de vinos con denominación de origen han aumentado de 380 millones de litros a 630 millones de litros.

Hace algunos años escribí de una bodega vitivinícola que venía alcanzando renombre por la calidad de sus vinos. Allí asenté que “
En el año 1993 Viña Concha y Toro, una de las bodegas más importantes de Chile, estableció su filial Viña Cono Sur, con el propósito de diversificar los estilos de vino y alcanzar nuevos consumidores y segmentos del mercado. Al frente de la naciente bodega quedó (y así permanece al presente) , como gerente general y enólogo, un joven vitivinicultor, Adolfo Hurtado, quien ha desarrollado una encomiable actividad, ya que los vinos por él creados (sirviéndose de diversas cepas, en general utilizadas en forma minoritaria en el viñedo chileno, como Pinoit Noir, Riesling, Gewurztraminer, Viognier y Syrah) han sido premiados en innumerables certámenes internacionales”.

A los nueve años de haber sido fundada Viña Cono Sur Viña Cono Sur se convirtió en la primera viña de América Latina en obtener los certificados ISO 9001 y ISO 14001 por su manejo de calidad y gestión ambiental.

En el año de 2003 (cuando yo visité esa bodega, y degusté tan exquisitos vinos, en especial el tinto 20 Barrels Pinoit Noir, considerado ---por la Guía de Vinos de Chile---, el de la cosecha 2001, “el mejor de Chile”) Viña Cono Sur ocupó el cuarto lugar como exportador de vinos en Chile, por haber comercializado un millón cien mil cajas de vino ((trece millones doscientas mil botellas, de 750 mililitros) a treinta y cuatro países de América, Europa, Asia y África.

En ocasión de ese recorrido por seis bodegas vitivinícolas chilenas, una de ellas Viña Cono Sur, escribí un reportaje alusivo a ese viaje. De mi visita a esas instalaciones, escribí los siguientes párrafos: “”Es una empresa con un estilo propio, con gente apasionada y entusiasta, y una distintiva pasión por los vinos que produce”. La visita a los viñedos, en el Valle de Colchagua, estuvo guiada por Adolfo Hurtado (un joven enólogo, poseedor de una sorprendente creatividad) y José Luis Lavín, el director de esta empresa. Esta compañía vitivinícola posee viñedos en los Valles de Casablanca, Maipo, Rapel y Bío Bío, cuyas selectas uvas en las manos de Adolfo Hurtado se convierten en vinos de notable expresividad. Ese día catamos nueve vinos (habiendo sido dirigida la cata por Adolfo Hurtado) de las líneas 20 Barricas, Visión, y Ocio, de los siguientes vidueños: Pinot Noir, Merlot, Cabernet Sauvignon, Shiraz, Chardonnay, Riesling, Viognier y Gewurztraminer. De acuerdo a las notas de esa degustación, los dos vinos de la categoría 20 Barricas , el Chardonnay y el Pinot Noir, fueron, a mi parecer, espléndidos caldos de notoria calidad y sabor””.

Hoy en día la Viña Cono Sur tiene varias líneas de vinos, desde la premium, de la marca Ocio, considerado el primer Pinot Noir ultrapremium de Chile, a la de los espumosos, pasando por las siguientes categorías: Vision, Reserva, Organico y Bicicleta. La extensión de sus viñedos asciende a 14 mil hectáreas, que comprenden cien fundos vitícolas diferentes. Cabe agregar que en mayo de 2011 Adolfo Hurtado recibió el honroso nombramiento de “Personaje internacional del vino en el año 2010”. Y también en mayo de 2011 fue declarada “empresa sustentable del año”

La cata “ciega” mensual número 214, del Grupo Enológico Mexicano, correspondiente a enero de 2012, se llevó a cabo, como ya señalé líneas arriba, en un salón privado del restaurante “Piazza Navona”.

La Mesa de Catadores estuvo integrada esa tarde por los siguientes enófilos: Alejandra Vergara, Roberto Quaas Weppen, Carlos Ruíz, Gustavo Riva Palacio, José Del Valle Rivas, Philippe Seguin, Joaquín López Negrete, Rafael de Orellana y Miguel Guzmán Peredo.

Las calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la calificación esté comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de “extraordinarios”.

Los resultados fueron los siguientes:

Vinos blancos:

1.. Cono Sur Orgánico Chardonnay, sin añada. Monovarietal 100% Chardonnay. 13.5% Alc.Vol. Crianza de 4 a 10 meses en tanques de acero inoxidable. Viña Cono Sur. Valle de Colchagua. Chile. Precio: $ 160.00 Calificación: 87.00 puntos.

2.- Callia Reserva Torrontés, cosecha 2010. Monovarietal 100% Torrontés. 13.5% Alc. Vol. Crianza de dos meses en barrica sobre borras finas. Bodegas Callia. Valle de Tulum. San Juan, Argentina. Precio: $ 174. 00 Calificación: 84.62 puntos.

Vinos tintos:

1.- Luigi Bosca de Sangre, cosecha 2008. Coupage de 70% Cabernet Sauvignon, 15% Syrah y 15% Merlot. 14.5% Alc.Vol. Crianza de 14 meses en barricas de roble francés y americano. Bodegas Luigi Bosca. Luján de Cuyo, Mendoza, Argentina. Precio: $ 444.00 Calificación: 88.25 puntos

2.- Callia Reserva Malbec, cosecha 2008. Monovarietal 100% Malbec. 14.0% Alc. Vol. Crianza de 6 meses en barricas de roble francés y americano. Bodegas Callia. Valle de Zonda y Pedernal. San Juan, Argentina. Precio: $ 174.00 Calificación: 86.75 puntos.

3.- Finca La Linda Corte Reservado , cosecha 2008. Coupage de 40% Malbec, 40% Syrah y 20% Merlot. 14.3% Alc. Vol. Crianza de seis meses de barrica de roble francés. Bodegas Leoncio Arizu, Luján de Cuyo y Maipú, Mendoza, Argentina. Precio: $ 225.00 Calificación: 86.38 puntos.

Este vino fue evaluado en dos ocasiones, de manera aleatoria, para calibrar la percepción organoléptica de los catadores. En una segunda degustación fue calificado con 85.63 puntos, lo que significa que la diferencia entre ambas puntuaciones fue inferior a un punto porcentual (65 centésimas). En ambos casos superó los 85 puntos, límite que establece, de acuerdo a los parámetros del Grupo Enológico Mexicano, la categoría de un “buen vino” .

4.- Callia Reserva Shiraz, cosecha 2009. Monovarietal 100% Shiraz. 14.2% Alc. Vol. Crianza de 6 meses en barricas de roble francés y americano. Bodegas Callia. Valle de Tulum, San Juan, Argentina. Precio: $ 174.00 Calificación: 84.50 puntos.

5.- Cono Sur Orgánico Pinot Noir, sin añada. Monovarietal 100% Pinot Noir. 14.0% Alc. Vol. Crianza de 4 a 10 meses en barrica de roble francés. Viña Cono Sur. Valle de Colchagua, Chile. Precio: $ 160.00 Calificación: 80.50 puntos.

La Mesa de Catadores eligió como “mejor botella” y “mejor etiqueta”, en el caso de los vinos blancos, la del vino Callia Reserva Torrontés. En el caso de los vinos tintos degustados, la “mejor botella” y “mejor etiqueta”, a juicio de los catadores allí presentes, fue la del vino Luigi Bosca de Sangre.

Al finalizar la evaluación de estos vinos saboreamos una deliciosa cena, confeccionada por Carmine Giuliani, chef propietario de ese excelente restaurante. El menú consistió en los siguientes manjares. Como entrada, una Finísima di tonno con cipolloti rosi, capperi e olive nere ( Carpaccio de atún fresco con cebolla morada, alcaparras y aceitunas negras). En seguida, Tortelonni di caprino e ricota al pomodoro fresco e timo (Tortelloni relleno de queso de cabra y queso ricota, con jitomate al tomillo). El postre fue Spumone a la grapa, salsa de agrumi (Semi freddo a la grapa, con salsa de cítricos). Finalmente un aromático café. Acompañamos los guisos con los siguientes vinos, previamente analizados: Callia Reserva Torrontés, cosecha 2010. Cono Sur Pinot Noir Orgánico, y Luigi Bosca de Sangre, cosecha 2008. El maridaje fue magnífico.