domingo, 18 de marzo de 2012

EL ETILISMO EN LOS GATOS Y EN LAS MOSCAS DEL VINAGRE


Ray Milland fue un talentoso actor estadounidense, quien en el año 1945 obtuvo la estatuilla dorada del Oscar de la Academia, por su genial interpretación de un alcohólico crónico en la película “The Lost Weekend” (mejor conocida por su título en español: “Días sin Huella”). En ese filme ---dirigido por Billy Wilder--- Ray Milland da vida al personaje de Don Birman, un frustrado escritor víctima del alcoholismo. Aún recuerdo las espantosas imágenes de las pesadillas que padecía ese infeliz, cuando presentaba los angustiantes cuadros de delirium tremens, que lo aquejaban después de haber bebido grandes cantidades de whisky.

He recordado aquella extraordinaria interpretación fílmica en virtud de que, en forma repetida, en la prensa nacional aparecen diversos artículos en los cuales se da cuenta del preocupante incremento que viene teniendo el alcoholismo, especialmente entre la población joven de México. Esta dependencia crónica a las bebidas etílicas viene haciendo presa de mayor número de mexicanos, de edades cada vez menores, y afecta no solamente al individuo que ingiere, repetida y excesivamente, diversos tipos de bebidas etílicas, sino también a su entorno familiar, y para paliar sus gravísimas consecuencias han sido establecidas diversas acciones preventivas, a cargo de las autoridades sanitarias de nuestro país.

Por otro lado, y este es el motivo principal de este escrito, quiero referirme a un artículo escrito por el doctor Jaime Roig, publicado en la revista “Semana Médica de México” hace aproximadamente cuarenta años. Esta publicación ---de amplia circulación entre los profesionales de la medicina de México---, fundada y dirigida por el doctor Alfredo Márquez Campos, dio cabida a infinidad de colaboraciones no únicamente de carácter científico sino también humanístico. Y entre muchas otras apareció esta nota en torno al alcoholismo, titulada “Días sin huella para gatos”, de la cual haré una breve sinopsis, pues la considero en extremo interesante.

Así es que dejo la pluma al doctor Roig, quien escribió la siguiente historia, que ahora yo condenso, dada la extensión de ese ensayo médico.

En los laboratorios de fisiología hay muchedumbre de perros y ratones, pero el gato, siempre tan mañoso, ha escapado de esa experimentación, sin poner en juego sus siete vidas. Y aunque Pavlov escogió al perro en sus experimentos de acondicionamiento, ahora se busca en el gato la respuesta de muchos interrogantes a los problemas de adaptación, tanto a las condiciones exteriores como a los conflictos íntimos.

En una película científica, presentada por una gran firma de productos farmacéuticos, vi la manera cómo se expone la adaptación de un gato para resolver sus problemas de duda. Empieza la película con la formación del clásico reflejo condicionado. El gato destapa una caja y en ella encuentra un pastelito de pescado. Para abrir la tapa se apoya sobre una palanca. Luego aprende que una señal acústica le permite acercarse a la palanca. Se establece así una serie de señales: acústica-palanca-caja-pastel de pescado. El gato se siente feliz. En este momento se presenta al gato un plato de leche con una pequeña cantidad de alcohol. El animal rechaza enérgicamente esa mezcla. Si le son ofrecidos dos platos, uno con leche pura y el otro con leche y alcohol, nunca se equivoca en tomar el alimento puro. Incluso si se le distrae y son cambiados los platos de lugar, el gato olfatea el engaño y vuelve otra vez a tomar el alimento sin tóxico.

Establecidas así las cosas, se llega a experimento crítico. En el interior de la caja de donde hasta ese momento habían salido pastelillos de pescado, de cuando en cuando sale una corriente de aire frío, que da al gato una sensación no traumática pero sí desagradable. Y más que desagradable, desorientadora, pues en el mundo de los gatos las cosas deben ocupar su lugar adecuado; las cajas son para guardar alimentos y no para disparar huracanes en miniatura.

El experimento se repite en la misma secuencia, y en ocasiones sale el pescado y otras el aire frío. El gato empieza a mirar la caja con desconfianza. A veces, en la secuencia condicionada: acústica-palanca-caja-pastel de pescado, el gato comete errores. A la tercera ocasión que se ve chasqueado se aleja de la caja y se va a un rincón, desde donde dirige miradas de temor al aparato.

Nuestro gato pierde el apetito, no tan sólo del alimento que viene de la caja, sino de cualquier otro origen. Si se le da leche con alcohol, el animal la bebe sin vacilar. El tóxico determina un efecto notable. Mientras dura su excitación, vuelve el gato a probar la secuencia condicionada. Ya no tiene recelo, e incluso recibe el aire frío en la cara con una cierta impavidez, y ya se pasea por el recinto sin importarle nada la caja de las sorpresas.

El efecto, como es natural, se disipa. Entonces el gato vuelve a sentirse apocado y confuso. En este momento se le ofrecen al felino cinco platos de leche, pura en cuatro y con una dosis de alcohol en el plato restante. El gato, sin vacilar un instante, consume éste hasta el fin. Si el experimento continúa bastante tiempo el animal se alcoholiza y no puede dejar de tomar su tóxico, aún cuando las circunstancias exteriores se hayan normalizado.

Para que ese gato vuelva a ser el gato que vimos al principio debe procederse a un tratamiento psiquiátrico, que haga renacer su confianza. Poco a poco el animal olvidará su vicio y llegará a aborrecer la leche alcoholizada. El fenómeno es reversible, en tanto no haya motivos de frustración exteriores. Cuando en el universo gatuno las cosas ocurren como dicta su ley natural, el gato no necesita alcohol. De no necesitarlo, en pocos días llegará a odiarlo. Hasta aquí la referencia al escrito del doctor Roig.

El tratamiento del alcoholismo en los seres humanos no es tan fácil y tan rápido como en el gato motivo del anterior experimento. Las motivaciones implícitas en el ánimo de una persona que presenta acentuada proclividad hacia las bebidas etílicas, son muy complejas. Puede hablarse de frustraciones, temores, pesares, sentimientos de angustia, congojas y aflicciones, como causa predisponente, o determinante, del alcoholismo. Y para abolir, o por lo menos frenar, estos factores se requiere la intervención de un psicólogo o de un psiquiatra, para poner las cosas en su lugar. Hasta aquí la trascripción de aquel escrito médico.

En un reportaje publicado ---el 15 de marzo de 2012, hace tres días--- en el periódico "El País", de España, Alicia Rivera hace referencia al "experimento que han hecho unos investigadores estadounidenses, y que ellos mismos reconocen que empezó como una idea realmente loca, parece una historia sacada de la vida misma o de una película. Ella me dijo no, me doy a la bebida, sería el título. Los científicos lo han hecho con moscas del vinagre (Drosophila melanogaster) y lo que han encontrado es un mecanismo molecular directamente implicado en la reacción del cerebro a la gratificación o su ausencia. Los machos del ensayo de laboratorio, cuando son rechazados por las hembras, se dan al alcohol, mientras que los sexualmente satisfechos, se abstienen.

“La cosa empezó en un laboratorio de la Universidad de California en San Francisco, recuerda Galit Shohat-Orphir. Los investigadores sospechaban que podría haber algún mecanismo cerebral que relacionase las experiencias como el rechazo sexual con estados psicológicos como la depresión del sistema cerebral que responde a la gratificación. Decidieron probar. Ahora presentan los resultados del trabajo en la revista Science.

“En el experimento se forman dos grupos moscas macho para ser sometidas a dos experiencias sexuales distintas, explican los científicos. Unos machos pasan sesiones de una hora de duración de rechazo por parte de hembras que ya se han apareado, tres veces al día durante cuatro días. “Esto suprime el comportamiento de cortejo de los machos incluso ante hembras receptivas”, escriben Shohat-Ophir y sus colegas en su artículo. Los del otro grupo “experimentan sesiones de seis horas de apareamiento con múltiples hembras vírgenes receptivas, en una proporción de uno a cinco, durante cuatro días”. En el siguiente paso, los machos no satisfechos sexualmente se ponen en un nuevo recipiente en el que pueden elegir entre alimento normal y alimento al que se ha añadido un 15% de alcohol, y esas moscas que no se han podido aparear eligen preferentemente el segundo, mientras que los machos satisfechos, ante la misma elección, rechazan el alimento con etanol.

“Los machos sexualmente satisfechos se abstienen de consumir etanol

“La diferencia de comportamiento responde a lo que pasa en el cerebro de unos y de otros, explican los científicos. Según han descubierto, una pequeña molécula (denominada neuropéptido F) en el cerebro de las moscas, o más bien el nivel de esas moléculas, gobierna las diferentes conductas. El neuropéptido en cuestión es un regulador de la búsqueda de gratificación. Así, los machos que logran aparearse con éxito tienen gran cantidad de esa molécula en el cerebro, mientras que los rechazados tienen niveles inferiores y buscan una gratificación alternativa consumiendo alcohol hasta la intoxicación.

“Los investigadores han verificado este hallazgo haciendo también experimentos con moscas transgénicas. Mediante ingeniería genética pueden hacer manipulaciones del nivel del neuropéptido F. Cuando aumenta la producción de esa molécula en el cerebro de machos que no se han apareado, actúan como si estuvieran satisfechos sexualmente y rechazan voluntariamente el alcohol. Sin embargo, cuando el nivel del neuropéptido es bajo, los machos, aunque estén satisfechos sexualmente, actúan como si hubieran sido rechazados por las hembras y se dan a la bebida.

“Una molécula similar en humanos, el neuropéptido Y, puede igualmente disparar los comportamientos como el consumo excesivo de alcohol, y los investigadores se plantean que tal vez sea una pista para, en el futuro, poder tratar mediante este mecanismo los problemas de las adicciones. De hecho, recuerdan los científicos, los niveles del neuropéptido Y en el cerebro humano se reducen en personas que sufren depresión y problemas postraumáticos, lo que puede predisponerlas al alcohol. Pero se tardará tiempo en poder abordar este hallazgo en moscas como nuevo enfoque terapéutico en humanos, advierten los expertos. La molécula en cuestión está implicada, además, en la alimentación, la ansiedad y el sueño”.

Es de esperarse que estas investigaciones prosigan, para que de estos alentadores resultados se puedan derivan terapias específicas para controlar el inmoderado consumo de bebidas etílicas, y que este lacerante problema social pueda tener una terapia realmente efectiva.

miércoles, 14 de marzo de 2012

LOS VINOS DE ESPAÑA


Fecundi calices quem non fecere disertum

¿A quién no hicieron elocuente las copas generosas?

PUBLIO TERENCIO (185--159 AC

España es el país que cuenta con mayor extensión de su viñedo, un poco superior a un millón cien mil hectáreas, lo que significa el quince por ciento del total mundial. Su producción de vino, de aproximadamente cuatro mil quinientos millones de litros, lo coloca en el tercer lugar en el mundo, por atrás de Francia e Italia. Las regiones vitivinícolas hispanas están distribuidas en Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Comunidad de Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Islas Baleares, Islas Canarias, La Rioja, Madrid, Murcia, Navarra y el País Vasco. El número de las Denominaciones de Origen registradas para sus vinos suma sesenta y nueve, desde Abona hasta Yecla.

Por varios años España ocupó el segundo sitio como productor de vino, pero cabe decir que en el portal Vitisphere.com del 21 de febrero de 2012 aparece información reciente en torno a la producción de vino en Francia, Italia y España. Allí leo: “ De acuerdo a las cifras más recientes del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), en 2011 Italia no se significó como el segundo productor mundial de vino por su volumen. España superó a Italia por corto margen. La vendimia de 2011 representó una producción de 40.3 millones de hectolitros (cuatro mil trescientos millones de litros), mientras que Italia elaboró 40.20 millones de hectolitros (cuatro mil doscientos millones de litros). Francia continúa en primer lugar, con una producción de 50.3 millones de hectolitros (cinco mil trescientos millones de litros) de vino. En lugares descendentes se encuentra Estados Unidos de América, cuya producción fue de 1.870 millones de litros. Argentina, que produjo 1.460 millones. Australia, con 1.050 millones. Chile, con un producción similar, y en seguida China, con una producción total de vino de 1.040 millones de litros”. Hasta aquí esa cita.

El día 22 de febrero de 2012 el documentado boletín Diario del Vino recogió la información vertida por ICEX (Instituto de Comercio Exterior de España), donde queda señalado que El consumo de vino en México continúa en una etapa de desarrollo, aunque la cantidad per capita no supera los 500 ml. En la participación de las bodegas, las vitivinícolas locales sólo tienen de un 30 a un 35 por ciento del mercado. El resto es provisto por empresas extranjeras. El total de etiquetas en oferta hoy superan las dos mil.

“En este sentido, podemos considerar el mercado del vino en México como un mercado totalmente en crecimiento, donde cada año aumenta tanto la producción de vino nacional e importaciones de vino extranjero, como el consumo de vino. Por otro lado, cabe resaltar que en México actualmente se encuentra una cantidad importante de marcas (más de 2.000 etiquetas, 1200 de las cuales son españolas) para el nivel de consumo del país. Este hecho provoca que exista una situación de saturación de mercado para nuevas marcas, si bien es cierto que siguen existiendo nichos de mercado para determinados vinos.

“España es el principal proveedor de vino en México en términos de valor, con una cuota de mercado del 31,12% del total de importaciones en 2010. Sin embargo, desde el año 2007, Chile lidera el ranking en importaciones en términos de volumen (litros). Aun así, el vino español goza de una percepción y prestigio excelentes, en especial, las D.O. Ribera del Duero y Rioja, las más conocidas entre los consumidores”. Hasta aquí esa trascripción.

Otra interesante información es la que leí en el boletín on-line Día a día del Vino, del jueves 23 de febrero de 2012. Allí se consigna que España comercializó en los mercados de exportación dos mil doscientos treinta y un millones de litros de vino. Según la información proporcionada por el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), las exportaciones españolas de este producto crecieron en volumen, en 2011, un 26,3%, hasta alcanzar los 2.230,9 millones de litros, frente a los 1.766,3 millones obtenidos en 2010.

Por otro lado, en los mismos días de haber sido publicadas las noticias anteriores, apareció en la prensa (periódico Milenio, del 23 de febrero) la noticia de que, en ocasión de la Sexta Muestra de Vinos de España, en la ciudad de México, Francisco Garzón ---de la Oficina Económica y Comercial, de la Embajada de España en nuestro país--- había declarado que “Las importaciones de vino español (en México) ascendieron a cincuenta y dos millones de dólares, entre enero y noviembre de 2011, lapso en el cual España exportó a nuestro país trece millones de litros de vino” Y agregó: “En el mercado nacional se consumen al año aproximadamente sesenta y cinco millones de litros de vino, de los cuales 70 por ciento son de exportación. Del universo de vinos foráneos 25 por ciento provienen de España”.

La cata “ciega” mensual número 216, del Grupo Enológico Mexicano, correspondiente a Marzo de 2012, se llevó a cabo, en un salón privado del restaurante “Piazza Navona”. Para esta degustación analítica fueron seleccionados ocho vinos españoles, de cuatro Denominaciones de Origen: Rías Baixas, Ribera del Duero, Rioja, y Rueda, los cuales son comercializados en México por la empresa Enopremium.

La Mesa de Catadores estuvo integrada esa tarde por los siguientes enófilos: Patricia Amtmann, Alejandra Vergara, Roberto Quaas Weppen, Rafael Fernández Flores, Carlos Ruíz, Gustavo Riva Palacio, José Del Valle Rivas, Raymundo López Castro, Philippe Seguin, Joaquín López Negrete, Luigi Vecchio y Miguel Guzmán Peredo.

Las calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la calificación esté comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de “extraordinarios”.

Los resultados fueron los siguientes:

Vinos blancos:

1.- Mar de Envero Albariño, cosecha 2009. Monovarietal 100% Albariño. 12.5% Alc. Vol. Denominación de Origen Rías Baixas. Elaborado sobre lías. (elaborado para Mar de Envero, S.L.) Santiago de Compostela, Galicia, España. Calificación: 87.00 puntos. Precio:$ 330.00

2.- Reina de Castilla Verdejo, cosecha 2008. Monovarietal 100% Verdejo. 13.0% Alc. Vol. Denominación de Origen Rueda. S.C. Bodega Reina de Castilla. La Seca, Valladolid, España. Calificación: 85.80 puntos. Precio: $ 270.00

3.- Viña Vilano Verdejo, cosecha 2008. Monovarietal 100% Verdejo. 12.5% Alc. Vol. Denominación de Origen Rueda. Bodega Viña Vilano Sociedad Cooperativa. Pedrosa de Duero, Burgos, España. Calificación: 83.00 puntos. Precio: $ 270.00

4.- Conde de Valdemar Blanco Viura, cosecha 2009. Monovarietal 100% Viura. 13.0% Alc.Vol. Denominación de Origen Calificada Rioja. Bodegas Valdemar, S.A Oyón, Rioja Alavesa, La Rioja, España.. Calificación: 82.90 puntos. Precio: $ 146.00

Vinos Tintos

1.- Acón, crianza, cosecha 2006. Monovarietal 100% Tempranillo (Tinta Fina) . 13.5% Alc Vol. Denominación de Origen Calificada Rioja. Abadía de Acón, S.L. Castrillo de la Vega, Burgos, España. Calificación: 86.80 puntos. Precio: $ 449.00

2.- Viña Vilano, crianza, cosecha 2006. Assamblage de 90% Tempranillo y 10% Mazuelo. 13.5% Alc. Vol. Denominación de Origen Ribera del Duero. Bodega Viña Vilano Sociedad Cooperativa. Pedrosa de Duero, Burgos, España. Crianza de 14 meses en barricas de roble francés y estadounidense y posterior reposo en botella durante 6 meses. Calificación: 85.00 puntos. Precio: $ 315.00

3- Altún, crianza, cosecha 2005. Monovarietal 100% Tempranillo. 13.5% Alc Vol. Denominación de Origen Calificada Rioja. Bodegas Altún, S.L.. Baños de Ebro. Rioja Alavesa. La Rioja, España. Calificación: 84.40 puntos. Precio: $ 368.00

4.- Conde de Valdemar, crianza, cosecha 2005. Monovarietal 100% Tempranillo. 13.5% Alc. Vol. Denominación de Origen Calificada Rioja. Bodegas Valdemar, S.A. Oyón, Rioja Alavesa, La Rioja, España. Calificación: 83.50 puntos. Precio: $ 274.00

La Mesa de Catadores eligió como “mejor botella” y “mejor etiqueta”, en el caso de los vinos blancos, la del vino Mar de Envero Albariño. En el caso de los vinos tintos degustados, la “mejor botella” y “mejor etiqueta”, fue la del vino Viña Vilano.

Al concluir esta cata “ciega” de vinos españoles, presentes en el mercado enológico mexicano merced a la comercialización que de ellos hace la empresa Enopremium, disfrutamos de una exquisita cena, preparada por Carmine Giuliani, chef propietario de ese excelente restaurante, con los siguientes manjares: Asparagi al Vapore con Salsa Salpicón (Espárragos Tibios con Salsa Salpicón, Jitomate, Pepino, Apio y Aceite Extra Virgen), como entrada. Luego sirvieron Petto di Pollo Ripieno con Funghi Selvatici (Pechuga de Pollo Rellena con Hongos Mixtos). El postre consistió en Sfogliatina Croccante con Crema e Fragole in Coppa (Copa de Mil Hojas Crujiente con Crema y Fresas). El agasajo palatal concluyó con una taza de aromático café. Acompañamos los guisos con dos vinos blancos, Conde de Valdemar Viura y Mar de Envero Albariño, y con dos tintos: Altún, crianza, y Acón, crianza.

viernes, 9 de marzo de 2012

LOS LIBROS QUE SE OCUPAN DEL VINO

La publicación de una extraordinaria obra literaria cuyo título es El cáliz de letras. Historia del vino en la literatura, escrita por el filólogo Miguel Ángel Muro Munilla (volumen que incluye mil seiscientas citas relacionadas con el vino, de cuatrocientos escritores, desde los clásicos griegos hasta los literatos más recientes), editada por la Fundación Dinastía Vivanco para la Investigación y Divulgación de la Cultura e Historia del Vino me hizo pensar en la conveniencia de redactar un artículo en el cual hiciera referencia a los libros que, siendo posible encontrarlos en el mercado editorial de México, se ocupan de los diferentes aspectos de esta deleitable materia.

Para entrar en materia al ocuparme de los libros que versan en torno al vino, comenzaré por decir que hoy en día (a diferencia de hace algunos años) es frecuente encontrar en las principales librerías del Distrito Federal un crecido número de obras que hacen referencia a los plurales aspectos del vino. El primer libro que yo recomiendo, para quienes desean empezar a conocer lo que es el vino, cómo está elaborado, cuáles son los principales países productores en el mundo, y cuáles son los vinos más prestigiados de todos, lleva por título Vino para dummies. Fue escrito por Ed McCarthy y Mary Ewing-Mulligan, y lo publicó en Bogotá, Colombia, el Grupo Editorial Norma, en 1996. Es un magnífico volumen, ideal para los principiantes en este fascinante tema.

Una obra mucho más compleja —pero en nada reñida con la amenidad y la claridad en los conceptos—, porque hace cabal referencia a la forma cómo se degustan los vinos, mediante los órganos de los sentidos (vista, olfato, gusto, tacto y oído) es El gusto del vino. El gran libro de la degustación, escrito por un notable enólogo francés, Emile Peynaud, una de las personalidades más brillantes en el mundo del vino. Ediciones Mundi Prensa, de Madrid, España, publicó este libro en 1987. En este hermoso libro el lector conocerá a fondo la manera de evaluar analíticamente los vinos, por medio de la percepción de sus características organolépticas: aspectos visuales, olfativos y gustativos, principalmente.

Considero necesario incluir un libro más en esta breve relación de obras concernientes al vino. Escrita por André Dominé, la obra titulada escuetamente El vino (cuya versión original en lengua alemana fue vertida al castellano en una edición publicada en Barcelona, España, por la editorial Könemann, en el año 2001) es un enciclopédico tratado de 928 páginas, bellamente ilustrado con centenares de fotografías a colores. Su amplísimo contenido hace mención a los orígenes del vino, a las centenares de variedades de uvas que se emplean para elaborar este báquico elíxir, la manera de degustar los vinos, y después pasa revista a los vinos producidos en todos los países con tradición vitivinícola.

Un libro de lectura obligada para quienes desean tener un conocimiento preciso acerca de los principales países productores de vino en el orbe, es el que lleva por título El Vino: Atlas mundial de vinos y licores, escrito por Hugh Johnson, una de las personalidades más renombradas, a nivel mundial, en esta deleitable materia. Publicado en Barcelona por la Editorial Blume, la tercera edición de esta obra ---1986--- es un valioso volumen que se ocupa de pasar revista a una amplia gama de asuntos estrechamente relacionados con la elaboración del vino, para luego ocuparse de los vinos de Francia, Alemania, Suiza, Austria, España, Portugal, Hungría, Italia, Checoslovaquia (cuando apareció este libro no se había dividido este país en dos naciones: Eslovaquia y la República Checa), Yugoslavia, Rumania, Bulgaria, África, Grecia y Chipre. En el capítulo dedicado a los vinos del Nuevo Mundo (designación ésta de los vinos producidos fuera de los países tradicionalmente productores de vinos, como los arriba enlistados) incluye a Chile, Argentina, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Estados Unidos de América, México e Inglaterra.

Para conocer lo más sobresaliente de los vinos y destilados elaborados en Francia nada mejor que leer el libro Vinos y Espirituosos de Francia (editado en Paris, en 1989, por Sopexa, un organismo oficial del gobierno francés, encargado de promover los productos agroalimentarios de ese país europeo). Allí queda asentado que “Desde la creación, en 1935, del Instituto Nacional de las Denominaciones de Origen (INAO, por sus siglas en francés: Institute National des Appellations d’Origine) el código de las AOC o Appelations d’Origine Controlée rige la existencia de los grandes vinos franceses”. Cabe agregar que en Francia existen trece grandes zonas vitivinícolas, que a continuación enlisto por orden alfabético: Alsacia, Beaujolais, Borgoña, Burdeos, Córcega, Champagne, Jura, Languedoc-Rousillon, Loira, Provenza, Saboya, Sud-Ouest y Valle del Ródano. Se estima que hay poco más de ciento cincuenta Denominaciones de Origen Controladas, para clasificar a los vinos del país galo, que están dentro de 4 grandes categorías: la más alta es aquella que ostenta en la etiqueta la frase Appellation d’Origine Controlée (AOC), la segunda es aquella cuyas siglas son AO-VDQS (Appellation d’Origine Vin de Qualité Superieure). La siguiente en escala descendente es la de Vin de Pays (vino de país, como sinónimo de región determinada); en tanto que la inferior es la correspondiente a los Vins de Table (vinos de mesa).

Por lo que concierne a los libros cuyo contenido es el vino de México, mencionaré dos hermosos libros. Uno lleva por titulado El vino mexicano. Raíz, sarmiento y frutos. En los créditos aparecen como autoras Carla Faesler y Rocío Cerón, y como fotógrafo Michael Calderwood. Esta obra fue publicada en la ciudad de México por la empresa Revimundo México, en 2003. En ella se hace detenida alusión a la mayor parte de las bodegas vitivinícolas de nuestro país. El otro es Arraigo y florecimiento. Historia de una familia. Fue editado, igualmente en la ciudad de México, por la empresa Vinícola L. A. Cetto, también en el año 2003, para conmemorar el aniversario número 75 de esa importante compañía nacional productora de vinos. Allí queda consignada la historia de una familia consagrada a la elaboración de excelentes vinos. Comienza esta relación con la llegada a México del italiano Angelo Cetto, en 1924, cuyos descendientes han continuado con laencomiable tradición de hacer florecer una prestigiada bodega vitivinícola. El texto fue escrito por Graciela de la Vega, y las fotografías fueron captadas por Michael Calderwood.

Aquellas personas interesadas en conocer los pormenores de las cualidades salutíferas de la bebida que tuvo sus orígenes hace más de seis mil años, encontrarán en el libro ¡A tu salud!, cuyo subtítulo si bien largo es muy claro por su contenido: Los sorprendentes efectos preventivos y terapéuticos del vino (escrito por David O’ Gorman y publicado en Málaga, España, por la Editorial Sirio, en 2003., información valiosa acerca de estos asuntos. El autor hace mención al desenvolvimiento histórico del vino como deliciosa bebida, cuyo consumo (sin pasar por alto su empleo externo como sustancia desinfectante utilizada en los vendajes, para cubrir las heridas en la piel), cotidiano y moderado, es del todo recomendable, ya que permite que el organismo humano reciba numerosas sustancias químicas, como los polifenoles, resveratroles, antocianos, flavonoides, etc, cuya acción benéfica es innegable. Esta obra es una documentada relación desde el punto de vista médico, del favorable efecto del vino sobre el organismo humano.