miércoles, 19 de junio de 2013

LOS VINOS DE ESPAÑA, DE LA MARCA "TORRES"



¿Por qué resulta tan especial el vino?
En parte porque casi toda su historia,
como la de la humanidad, ha sido la
única fuente de consuelo y coraje,
la única medicina y antiséptico, el
único recurso para renovar su espíritu
cansado y desterrar la tristeza.
El vino fue el primer lujo del hombre.

HUGH JOHNSON  (1939-----)

El cultivo de la vid en España tiene una antigüedad de por lo menos  cuatro mil años. David Schwarzwälder asienta en el libro El vino (Ediciones Könemann, Madrid, 2001) que “el origen de la vitivinicultura en España se remonta al segundo milenio antes de Cristo. De esta época son las primeras huellas de civilización fenicia, Posteriormente, con la colonización de los griegos, a partir del siglo VIII A.C., aparecieron los primeros datos concretos sobre el establecimiento sistemático del cultivo extensivo del viñedo”. Miguel A. Torres, por su parte, consigna en su libro Los vinos de España (Ediciones Castell, Barcelona, 1984) que “los iberos, primeros pobladores históricos de la península ibérica, conocieron y apreciaron la cualidades del vino. Ya después, tras la derrota de los cartaginenses (fenicios), los romanos se asentaron definitivamente en la península y perfeccionaron el cultivo sistemático de la vid”.

El nombre de íberos o iberos les fue dado por los escritores griegos de hace veinte centurias, a quienes habitaban la zona de Levante y el sur de la península ibérica. El geógrafo e historiador griego Estrabón (63 A.C.—24 D.C.) dio el nombre de Iberia al territorio de la actual Península ibérica. En el portal de Wikipedia leo que “El término Hispania es latino, el término Iberia es exclusivamente griego. Decir español por ibero por hispanus es cometer una falta de pertenencia, pues lleva consigo diferencias de época y de ambiente. En los textos que se conservan de los romanos éstos emplean siempre el nombre de Hispania (citada por primera vez hacia el 200 a. C. por el poeta Quinto Enio), mientras que en los textos conservados de los griegos éstos usan siempre el nombre de Iberia. De la palabra Hispania se derivó el vocablo España”.
En otro portal de internet leí que “Se atribuye a los fenicios la fundación de Cádiz hace poco más de tres mil años. Los primeros viñedos fueron sembrados en las inmediaciones de la ciudad de Xera, el nombre original de Jerez. Los romanos llamaron a este asentamiento Ceritium, y fue más conocido por el breve nombre de Ceret. Durante la dominación arábiga, que se prolongó del año 711 a 1492, su  nombre fue Scherisch, de donde derivó Sherry, designación dada por los comerciantes ingleses, que fueron los mayores propagandistas de los vinos de Jerez, desde el siglo XVI”.

El autor inglés John Radford escribió el libro The global enciclopedia of wine (Global Book Publishing, Australia, 2002) y allí asienta que “la historia del vino en España es la historia del vino en Europa occidental. Mucho antes de la fundación de Roma, que tuvo lugar en el año 753 A.C., los comerciantes fenicios exportaban vino desde la ciudades portuarias de Asia Menor, a través del Mediterráneo, y establecieron ciudades como Gadier (la actual Cádiz, aproximadamente en el año 1.100 A.C.,  y en el año 500 A.C. comenzó la vitivinicultura hispana”.   

Me parece sumamente interesante mencionar que George Rainbird consigna en su libro Sherry and Wines of Spain (publicado en Londres, en 1966) que se estimó en casi veinte millones el número de las ánforas conteniendo vino, que hace veinte centurias habían sido enviadas desde España hacia la ciudad de Roma. Este crecidísimo volumen es señal manifiesta del grado de comercialización foránea de esta báquica bebida hacia la capital del imperio romano. .

En la página Web Vinos de España ICEX encontré la actualización más reciente de la información oficial concerniente a los vinos de esta nación europea. Allí queda registrado que la superficie vitícola de España es la mayor del mundo, En el año 2008 tenía una extensión de un millón 165 mil hectáreas. Al año siguiente había decrecido a un millón 113 mil hectáreas. Así continuó decreciendo en los tres años siguientes: En 2010: un millón 082 mil hectáreas. En 2011: un millón 032 mil hectáreas y, finalmente  ---de acuerdo a cifras oficiales de la Oficina Internacional de la Viña y el Vino (O.I.V.),--,  en 2012 un millón 018 mil hectáreas. Por el volumen de la producción de vino España ocupa el tercer lugar en el mundo, por atrás de Francia e Italia. Según la O.I.V. la producción global de vino en el mundo fue de 25 mil millones de litros. Francia produjo cuatro mil 220 millones de litros (el 16.8%). Italia: cuatro mil 10 millones de litros (16.0%), en tanto que España produjo dos mil 970 millones de litros (11.8%). Por la importancia de la cantidad de vino exportado España ocupó en 2012 el segundo lugar mundial. La comercialización exterior fue de casi dos mil millones de litros (1.950 millones). Italia exportó dos mil 120 millones de litros, y Francia mil quinientos millones. Los 10 países que encabezan la importación de vino español son los siguientes: Alemania, Reino Unido, Estados Unidos de América, Francia, Suiza, Bélgica, Italia, Países Bajos, China y Japón. En cuanto al consumo anual de vino  per capita en España es de veinte litros, lo que  permite ubicar a este país en el último entre los de Europa. Hace diez años, en 1993, ese consumo anual fue estimado en treinta y un litros.  

(Resulta sumamente interesante, al hacer referencia al consumo de vino en diversos países de Europa, recordar que el consumo anual de vino per capita en Francia, en el año 1926, considerado el de mayor nivel en la historia de la vitivinicultura en dicho país, fue de casi 136 litros. En 2006 descendió a casi cincuenta litros. La información anterior aparece en el libro Judgment of Paris, del investigador George M. Taber (Simon & Schuster, Inc. New York, 2006), al igual que la siguiente: “El número de personas en Francia que consumían vino diariamente, o casi diariamente, decreció de 46.9% en 1980, a 23.5%, en 2000”.) .

Siguiendo con la misma fuente de información párrafos arriba citada (Vinos de España ICEX),  señalaré que en España existen 85 zonas de producción de vinos de calidad con Denominación de Origen Protegida. Suman 67 las Denominaciones de Origen. 12 las Denominaciones Vinos de Pago. 2 son las Denominaciones de Origen Calificadas (Rioja y Priorato) y 6 las Denominaciones de Vinos de Calidad con Indicación Geográfica, todas ellas reconocidas por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. A este particular cabe agregar que el Estatuto de la Vid y el Vino fue establecido en 1932, con la finalidad de reglamentar la vitivinicultura española. Estuvo vigente hasta el año 1970, cuando fue creado el Estatuto de la Viña, del Vino y los Alcoholes. El Instituto Nacional de las Denominaciones de Origen (INDO) quedó formado ese mismo año. En España la superficie del viñedo se ubica en las 17 Comunidades Autónomas, en las cuales se producen vinos tintos, blancos, rosados, espumosos, licorosos o de aguja.

Como pormenor que, a mi parecer, entraña cierta curiosidad en lo concerniente a los utensilios que eran empleados en España, en épocas pasadas, para servir el vino a los parroquianos, en los restaurantes, tabernas y ventorros, trascribiré la siguiente información, que encontré en algún portal de internet. “Según el recipiente utilizado y la mayor o menor cantidad servida, se denominan vasos, copas, tazas, cañas, cortos, chatos o txikitos (esta última expresión propia del País Vasco -léase chiquitos-; hay una gran variedad de denominaciones locales). Antiguamente el vino se medía en la taberna, habitualmente en un cuartillo si se iba a consumir en el local, o en medidas mayores (azumbre de cuatro cuartillos) si se iba a compartir entre varios bebedores o se compraba para llevar a casa. El vino se conservaba en barricas, pellejos, botas, barriles o cántaras, presentes en la misma taberna. Desde la segunda mitad del siglo XX lo más común es servirlo directamente a la copa desde la botella que lo contiene. En Cataluña y otras zonas era habitual el uso del porrón.

Para la cata mensual  número 231  del Grupo Enológico Mexicano ---numeración que tiene vigencia desde enero de 1995---, correspondiente al mes de junio de 2013,  celebrada ayer en el salón “Decanter”, del hotel St. Regis México City, fueron seleccionados ocho vinos de España, de la marca “Torres”, de las siguientes seis Denominaciones de Origen: Penedès, Conca de Barberà, Catalunya, Rioja, Ribera del Duero y Priorato.  Son de hecho “Vinos de Pago”, pues se  trata de zonas geográficas de características especiales, que cuentan con microclimas específicos y terrenos altamente diferenciados. Por demás está señalar que las características organolépticas de estos vinos son extraordinarias. No resulta ocioso señalar que la mayoría de los ocho vinos evaluados en la cata más reciente han sido  galardonados con centenares (esa es la palabra precisa) de premios, en infinidad de concursos en diversos países, en todo el mundo.

Acerca de esta empresa catalana  cabe recordar que en el año 1870 Jaime Torres Vendrell fundó una pequeña bodega vinícola en la población de Vilafranca del Penedés, en Cataluña, si bien los ancestros de los actuales propietarios desde hace tres siglos dedicaban sus mejores esfuerzos a la vitivinicultura. Bodegas Torres cuenta con más de 1.800 hectáreas de viñedos, lo que hace de esta empresa “la bodega familiar con mayor extensión de viñedos en la Denominación de Origen Penedés”. A más de esa zona geográfica, en España  cuenta con viñedos en otras Denominaciones de Origen, como Cataluña, Conca de Barberá, Ribera del Duero, Toro, Jumilla, Priorato y Rioja. Cuenta, así mismo, con bodegas en  Penedés, Priorato, Ribera del Duero, Rioja y Rueda. Fuera de España, en Chile y en Estados Unidos de América, desde hace ya varios años, funcionan otras bodegas vitivinícolas subsidiarias. Es el caso de Miguel Torres Chile, en Curicó, y Marimar Estate, en California. En otra fuente de información leí que “ La bodega posee 2 mil hectáreas de viñedo en España, 400 en Chile y 32 en California”

 No quiero omitir que Bodegas Torres forma parte del selecto grupo Primum Familiae Vini (First Family of Wine) fundada en 1993, que reúne única y exclusivamente a doce familias propietarias y conductoras de una empresa dedicada a la elaboración de vinos.

Mucha tinta ha corrido en torno a Miguel A. Torres ---con referencias en extremo encomiables hacia su persona y a su encomiable tarea vitivinícola, quien ha alcanzado, en varias ocasiones reconocimientos por doquier, como el “Premio a una Vida”, que le fue concedido en ocasión del International Wine Challenge, celebrado en Londres, en 2010.

 Entre numerosas otras distinciones otorgadas a Bodegas Torres mencionaré que la revista británica Drinks Bussiness la nombró, en 2009,  “Bodega número 1”, en la Green List, por su “contribución y compromiso con la preservación del medio ambiente”.  Y la revista estadounidense Wine Enthusiast le concedió, en 2006,  el galardón de “Mejor Bodega Europea del Año” 

Ahora bien, en los primeros días de febrero de 2013 apareció la noticia, en el portal Diario del Vino, de que Miguel A. Torres había sido galardonado por la prestigiada revista estadounidense Wine Enthusiast, con el premio Lifetime Achievement Award  (distinción que puede ser denominada en lengua castellana como galardonado por el trabajo de toda una vida) en reconocimiento a sus más de cinco décadas de carrera profesional, su visión internacional y su preocupación por seguir unas prácticas sostenibles y ecológicas. Esa publicación destacó el papel de Miguel A. Torres como pionero en la utilización de técnicas modernas para la producción del vino, como líder en la globalización del vino –enfatizando  la presencia de los vinos de la marca “Torres” en más de 160 países–, como visionario y como incansable embajador internacional de los vinos españoles.

En su discurso de aceptación del premio, Miguel A. Torres manifestó: “Es para mí un enorme orgullo y un honor, y me gustaría darle las gracias a Adam Strum, a su familia y a todo el equipo de WineEnthusiast por este premio. Pero también me gustaría destacar la importancia y dedicación del equipo internacional de Torres, incluido nuestro importador Dreyfus & Ashby, pero sobre todo el extraordinario trabajo y esfuerzo de mi propia familia: mi esposa Waltraud, que me ayudó a crear la empresa y a criar a nuestros tres hijos, Anna, Mireia y Miguel, y, por supuesto, a mis hermanos Marimar y Juan María”.

“Miguel Torres ha transformado el mundo del vino, no solo siendo un ejemplo para la modernización de la industria del vino en España, sino a escala mundial”, dijo Adam Strum, director y redactor de Wine Enthusiast. “Ha ayudado a difundir el consumo de vino en China en su papel como principal importador y minorista, y ahora se está moviendo a India y más allá. Encantador y carismático, Torres es respetado en todo el mundo por su innovación, diligencia y liderazgo en el mundo del vino”.

Estos prestigiosos premios se conceden anualmente basándose en los votos de los redactores, críticos y periodistas relacionados con la revista Wine Enthusiast, una publicación líder en información sobre el vino con más de 700.000 lectores en todo el mundo. Desde 1999, los Wine Star Awards de Wine Enthusiast distinguen a las personas, organizaciones y empresas cuyo trabajo en el sector del vino destaca en cuanto a calidad y proyección internacional. La gala de entrega de premios se celebró el 28 de enero en la Biblioteca Pública de Nueva York y reunió a la flor y nata de la sociedad neoyorquina y a destacadas personalidades del mundo del vino y de la alta cocina.

En el mes de Mayo de 2013 Miguel A. Torres fue objeto de otro merecido reconocimiento oficial, que le fue otorgado por el gobierno del Reino de España. El  Ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, le hizo entrega de la Placa de Oro de la Orden del Mérito Agrario, Pesquero y Alimentario, Sección Mérito Alimentario, por la gran calidad de los vinos elaborados por la Bodega Torres, reconocida internacionalmente.

La empresa vitivinícola Torres facturó alrededor de 215 millones de euros en 2011,  y se estima que posee 2.272 hectáreas de viñedos, de las cuales 1.800 están en España, 440 en Chile y 32 en California, y tiene más de 1.300 empleados. Las fincas más prestigiosas son Mas La Plana, Grans Muralles, Reserva Real, Perpetual, Fransola, Milmanda, Manso de Velasco (Chile), los viñedos Don Miguel y Doña Margarita (California), y la bodega Jean Leon, dirigida por Mireia Torres-Maczassek, quien también se encarga de la bodega del Priorato.

La mayoría de los vinos de finca españoles envejecen en la nueva Bodega Waltraud, así llamada en honor de la esposa de Miguel A. Torres -–Waltraud Maczassek, de nacionalidad alemana –, quien inició y dirigió las exportaciones a Alemania, hoy uno de sus mercados más importantes. En la actualidad, Waltraud Maczassek es presidenta de la Fundación Miguel Torres, que promueve proyectos de colaboración social para fomentar la conservación del medio ambiente y la protección de la infancia construyendo escuelas y hogares.

La producción de Bodegas Torres, principalmente de grandes vinos, exportados a más de ciento cincuenta países, tienen como común denominador su indudable excelencia enológica, y está complementada con la línea de brandies, que comprenden “Torres 5”, “Torres 10”, “Torres 20 Hors d’Age (ganador en dos ocasiones del título “el mejor brandy del mundo) , “Jaime I” y  “Honorable”.. Miguel Agustín Torres Riera, el motor fundamental de la expansión comercial de esta bodega, de la cuarta generación del apellido Torres, es el actual Presidente y Consejero.

La Mesa de Catadores estuvo integrada, en la cata número 230, por los siguientes enófilos: Patricia Amtmann, Alejandra Vergara, Areli Curiel, Rafael Fernández, Mauricio Romero,  Roberto Quaas Weppen, Philippe Seguin, Darío Negrelos y Miguel Guzmán Peredo.

En estas degustaciones analíticas, en las cuales los catadores ignoran la marca y la procedencia del vino que van a degustar  ---motivo por el cual reciben el nombre de  “ciegas”---,  los enófilos que participan en esas degustaciones sensoriales califican las características visuales, olfativas y gustativas de cada uno de los vinos, escribiendo junto con la puntuación otorgada en cada uno de estos tres renglones, sus comentarios respecto al color, al aroma o bouquet y al sabor de cada uno de los vinos sometidos al examen organoléptico de los miembros de la Mesa de Catadores que en esa ocasión participaron en dicha degustación. Una vez que los jueces analizaron esas características sensoriales, y  que se tiene inmediato conocimiento de cuál fue la calificación alcanzada por cada vino (momento éste en el que son descubiertas las botellas y se conoce de qué vino se trata en cada caso), cada catador  formula en voz alta sus propios comentarios, con la finalidad de escuchar las opiniones de los restantes catadores, enriqueciéndose, de esta manera, el imparcial juicio emitido por cada uno de esos enófilos.

Las calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la calificación esté comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de “extraordinarios”.

Los resultados fueron los siguientes:

Vinos blancos:

1.- Milmanda, cosecha 2008. Varietal 100%  Chardonnay  13.0% Alc. Vol. Crianza de 12 meses en barrica de roble francés, con sus propias lías. Denominación de Origen Conca de Barberá.  Calificación: 86.89  puntos. Precio: $ 600.00

2.- Fransola, cosecha 2011. Varietal 100%  Sauvignon Blanc.  13.0% Alc. Vol.  Fermentado y criado en barricas nuevas de roble estadounidense. Denominación de Origen Penedés. Calificación: 86.22  puntos. Precio: $ 350.00

Vino rosado:

1.- De  Casta, cosecha 2011. Coupage de Garnacha Tinta y Mazuelo. 13.5%   Alc. Vol.
 Denominación de Origen Catalunya.  Calificación: 81.78  puntos. Precio: $  140.00  

Vinos tintos:

1.- Grands Muralles, cosecha 2006. Coupage de cinco variedades: dos autóctonas de Catalunya: Garró y Samsó (nombre en Cataluña de la cepa Cinsault), y otras tres cepas: Garnacha Tinta, Mazuelo y Monastrell.  14.5 % Alc, Vol. Denominación de Origen Conca de Barberá.    Crianza durante 18 meses en barricas nuevas de roble francés (Nevers y Alliers)   Calificación: 87.89   puntos. Precio: $  1.300.00

2.- Mas La Plana, cosecha 2008. Varietal 100% Cabernet Sauvignon.  14.5 % Alc. Vol. Crianza durante 18 meses en barrica nueva de roble francés (Troncais y Nevers). Denominación de Origen Penedés.  Calificación: 87.78   puntos. Precio: $  600.00  

3.- Salmos, cosecha 2010. Coupage de Garnacha Tinta, Syrah, Cabernet Sauvignon y Cariñena. Crianza de 9 meses en barrica nueva francesa. 14.5% Alc. Vol. Denominación de Origen Calificada .Priorato.  Calificación: 87.11 puntos.. Precio: $ 480.00

4.- Celeste, cosecha 2009  Varietal 100% Tempranillo (Tinto Fino). 14.0%  Alc. Vol.  Crianza en barrica de roble estadounidense y francés durante 12 meses. Denominación de Origen Ribera del Duero. . Calificación: 85.44  puntos. Precio: $ 300.00

5.-Ibéricos Crianza, cosecha  2009. Varietal 100% Tempranillo (Ull de Llebre = Ojo de Liebre). 14.0% Alc. Vol.  Crianza durante 12 meses en barrica de roble estadounidense y francés (parte de la barrica nueva). Denominación de Origen Calificada Rioja. Calificación:         85.00 puntos. Precio: $ 140.00

Me parece conveniente enfatizar en el hecho siguiente: de los ocho vinos evaluados en esta cata “ciega” siete vinos alcanzaron una calificación de 85 ( o más de 85)  puntos, lo que permitió ubicarlos en la categoría de “muy buenos”, de acuerdo a los parámetros que rigen las catas del Grupo Enológico Mexicano. Por este hecho, habrán de aparecer en la selecta lista de “Los mejores vinos en México en 2013”, que será publicada en el mes de noviembre de este año. 

Los integrantes de la Mesa de Catadores eligieron “mejor etiqueta”, en el caso de los vinos blancos, la del vino Fransola. De los tintos, la del vino  Mas La Plana. La “mejor botella” fue la del vino Salmos..

Una vez concluida la evaluación organoléptica saboreamos una exquisita cena, diseñada por Guy Santoro, Chef de Cuisine del hotel St. Regis México City. El menú incluyó las sabrositudes siguientes : Como entrada  Carpaccio de Atún con Alcaparras, Aceitunas Kalamata, Citroneta de Limón.(Carpaccio de Thon Huile d’Olive Ciron, Câpres et Kalamata). Luego sirvieron Sopa Minestrone al Pesto verde (Soupe Minestrone au Pistou). El platillo principal fue  Filete Miñón de Res, Papa Rellena de Queso Reblochón, Salsa a la Pimenta. (Filet de Bœuf Roti, Pomme de Terre au Reblochon, Sauce aux Poivre). El postre : Borrachito con Frutos Exóticos al Mezcal. (Savarin aux Fruits Exotiques et  Mezcal)

La armonización resultó excelente con dos de las delicias etílicas de Bodegas Torres, de Cataluña: el vino blanco Fransola, cosecha 2011,  y con el excelente vino tinto Mas La Plana, cosecha 2008. .

A manera de colofón transcribiré dos bellas citas acerca del vino:
Si los amantes del vino y del amor se van al infierno, vacío debe estar el paraíso. OMAR KHAYYAM  (1048-1131)
 El vino hace la vida más fácil y llevadera, con menos tensiones y más tolerancia. BENJAMIN FRANKLIN  (1706-1790) 

martes, 4 de junio de 2013

¿ POR QUÉ SON CAROS LOS VINOS MEXICANOS, EN MEXICO ?




El pasado viernes 31 de mayo de 2013 Pablo Hiriart, Director del periódico La Razón, publicó un interesante artículo en ese medio de comunicación, en el cual comentó el hecho, lamentable por cierto, del elevado precio con que son comercializados los vinos elaborados en nuestro país.
Por la importancia que entraña ese comentario periodístico ahora lo voy a transcribir –entrecomillándolo, para enfatizar en el hecho de que es de su autoría-- , seguido del análisis que Juan Ignacio Torreblanca Sentíes (Director General de la empresa Club del Gourmet y Miembro de Número del Grupo Enológico Mexicano) hace de la lamentable situación que priva en lo referente a los impuestos a diversos productos elaborados en México.  Ambos textos aparecen entrecomillados, para enfatizar en el hecho de que la autoría de esos dos documentos pertenece a las personas líneas arriba mencionadas.

Pablo Hiriart escribió lo siguiente:

“A veces los legisladores no tienen idea de dónde están parados. Y para desgracia de ellos y de nosotros los gobernados, todavía no se inventa el GPS que les diga a dónde quieren ir.
Los refrescos de cola, que son veneno para la salud por ser de los principales causantes de la diabetes, pagan un 16 por ciento de impuestos, y lo pueden recuperar gracias al régimen de consolidación fiscal. Y en contraparte, los pujantes vitivinicultores del norte del país, no pueden ser competitivos frente a los vinos del resto del mundo porque deben pagar al fisco un impuesto del 52 por ciento.
La creciente industria del vino que se desarrolla en estados como Baja California y Coahuila, está en riesgo de desaparecer por el monto absurdo de gravamen que deben pagar al fisco.
¿Por qué una Coca-Cola sólo 16 por ciento de IVA, está libre de IEPS, y una botella de vino de Ensenada debe pagar 52 por ciento?
Porque los legisladores no conocen el país ni los efectos que tienen los refrescos y el vino en la salud.
Todo exceso es malo, hasta de carnitas o de huevo, pero una copa de vino es buena para la salud y una Coca-Cola hace daño. ¿Entonces? ¿Cuál es la lógica? No hay lógica, sino ocurrencias. Los legisladores que deben “cuadrar” el presupuesto, no tienen una idea mejor que subirle el impuesto al vino, sin conocer siquiera de qué se trata esa industria.
Recorrer los viñedos de Baja California es una enseñanza de cómo hacen jóvenes profesionistas mexicanos para ganarle terreno al desierto y producir vinos de buena calidad. Sin embargo esos vinos no pueden competir con los californianos, o los franceses o españoles, porque los nuestros son muy caros y les dejan poca ganancia a los productores para reinvertir.
Los jugos que vemos en los anaqueles de los centros comerciales, fabricados por las compañías refresqueras, contienen un equivalente a 26 cucharadas de azúcar por litro. Esos jugos, que causan diabetes y obesidad, no pagan IVA. Al contrario, el fisco le debe devolver impuestos a las compañías refresqueras, cada año, por seis mil 723 millones de pesos.
Es un atraco a la inteligencia y un insulto a la lógica que los jugos envasados estén libres de impuestos, el fisco les haga devolución de IVA por procesos intermedios, mientras que a nuestros productores de vino se les cargue un 52 por ciento de impuestos. Las ocurrencias de los legisladores no se quedan en el aire. Son dañinas para la salud y para la capacidad de competencia de la industria nacional”. Hasta aquí la transcripción del texto de Pablo Hiriart. 

Juan Ignacio Torreblanca Sentíes analizó esta triste circunstancia de la siguiente manera:
“En efecto, muchas personas llegan a cuestionar el por qué los vinos mexicanos son caros.  Los vinos, como otros productos y servicios, son base para el IMPUESTO ESPECIAL SOBRE PRODUCCIÓN Y SERVICIOS. El IEPS se calcula sobre el precio fijado por los productores y por quienes hacen su comercialización. Son dos tasas para los vinos de mesa:
 1.- Los que tienen una graduación de alcohol hasta del 14% vol, cuya tasa es del 25%
 2.- Los vinos de mesa con mayor proporción de alcohol, más del 14% vol. cuya tasa es del 30% sobre el precio de venta establecido.
Tanto los vinos importados como los nacionales son afectos a este impuesto.
El precio para el consumidor, además del IEPS, sobre el precio de venta más el IEPS se fija la base para aplicar el 16% de IVA.
Es decir, aquellos vinos con graduación alcohólica hasta de 14% pagarán un módico 45% sobre el precio de venta (Este % es la suma del IEPS y del IVA), Pero, aquellos vinos, nacionales e importados, con graduación mayor a los 14% vol. pagan en total un 51%
En pocas palabras, si un vino tiene un precio de venta de $ 100.00, más el 25% del IEPS (cuando la graduación de alcohol es hasta de 14%); suma $125.00, sobre los que se calcula el 16% de IVA $ 20.00, lo que da un total de $ 145.00
Y los vinos con mayor graduación a los 14%; sobre 100% , $ 100.00 más el 30% del IEPS, un subtotal de $ 130.00 que aplicándole el 16% de IVA $ 20.80, da un total de $ 151.00
Lo que bien es cierto es que los vinos procedentes de países con los que tenemos tratados de libre comercio NO PAGAN el IGI (Impuesto General de Importación - 20% sobre valor aduana), en tanto que los de origen de países con los que no tenemos tratado, pagarán dicho impuesto que se convierte en una carga adicional para el consumidor.
El caso es peor cuando hablamos de bebidas destiladas (Ron, wisky, vodka, tequila, etc.) ya que el IEPS es hasta del 53%´. Por lo que en el caso que un tequila que tuviera un precio de venta de $ 100.00, éste causaría un IEPS de $ 53.00, que sumados son $ 153.00 base a la cual se le calcula el 16% de IVA $ 24.48, lo que da un total a pagar al consumidor de $ 178.00; es decir, tan solo se paga de impuestos 78%
Pero, cuando disfrutemos de un buen vino o un buen wisky, es mejor olvidarse de este PEQUEÑO DETALLE, pues de lo contrario no los disfrutaríamos por completo.
Y, para acabar, quiero expresar que no es tan solo el vino y otras bebidas, sino LUZ, TELÉFONO, TV., CIGARROS Y TABACOS, GASOLINA entre otros conceptos más, que son gravados con distintas tasas del IMPUESTO ESPECIAL DE PRODUCCIÓN Y SERV ICIOS, que acaba por pagarlos el usuario o el consumidor.
 Los vinos mexicanos son caros puesto que toda la tecnología, equipo, botellas, cápsulas, etiquetas, barricas, corchos y tecnología, son conceptos que se integran al costo de elaboración del vino. Las parcelas nacionales no son tan nobles como en muchas de las regiones vitivinícolas de otros países, y el nivel de producción es limitado, lo que conduce a que el costo de los vinos, amén de la prisa de los elaboradores de recuperar de una manera más ágil el monto de sus inversiones, provocan en conjunto precios elevados.
Ojalá esta información sirva para un conocimiento más amplio, y que no se concluya que los vinos mexicanos son caros porque pagan más impuestos. No,  todos, los de origen extranjero y mexicanos pagan exactamente los mismos % de IEPS e IVA”. Hasta aquí la opinión de Juan Ignacio Torreblanca Sentíes.
A manera de colofón diré que el precio de los vinos (tanto nacionales como importados) alcanza en México un costo muy elevado en el caso de ser servidos en un restaurante, ya que allí su precio suele  ser cotizado tres y cuatro veces por arriba del que tiene en un establecimiento de autoservicio.  En infinidad de ocasiones he advertido que un vino que ---por poner un ejemplo--- cuesta en un comercio $300.00 o $ 400.00, en la Carta de Vinos de un restaurante aparece a $900.00 o $ 1.200.00, lo que se convierte en un elemento disuasivo para ordenar una botella, para acompañar una buena comida. A este particular recuerdo que, dentro de la serie de  veintiún conferencias de “La Cultura del Vino en México” (que el Grupo Enológico Mexicano llevó a cabo entre junio de 1994 y abril de 2002) el día 3 de diciembre de 2001 coordiné una Mesa Redonda titulada El precio del vino en los restaurantes”, en la cual nueve productores e importadores analizaron lo que entonces era  ---y así continúa siéndolo--- lo mismo en México que en otros países, un poderoso motivo para que un comensal no ordene vino para acompañar sus platillos, al hallarse en un establecimiento de restauración.