De la tierra a la uva,
del vino a la fraternidad.
La fraternidad es el complemento del
La fraternidad es el complemento del
vino, y después del vino….. más vino.
SALOMON COHEN
En un artículo publicado a principios de 2010 escribí que
“en
torno a la ciudad portuaria de Ensenada se localizan varios valles de gran
vocación vitivinícola, de los cuales el más renombrado es el de Guadalupe (ubicado a 40 kilómetros al noroeste de Ensenada),
donde se hallan las principales empresas productoras de vino. Enlistadas por
orden alfabético las más importantes son las siguientes: Bodegas de Santo
Tomás, Casa Pedro Domecq, Monte Xanic y Vinícola L.A. Cetto, cuya producción
anual conjunta representa el noventa por ciento del volumen elaborado en el
estado de Baja California”.
Las otras áreas ---en aquella región
bajacaliforniana--- donde la vitivinicultura florece en forma magnífica, son
los valles de San Antonio de las Minas, San Vicente Ferrer, Valle de las
Palmas, Santo Tomás y Ojos Negros. Y agregué en ese escrito que “es interesante
consignar que al concluir el siglo XX, en diciembre del año 2000, había siete
bodegas en los valles aledaños a Ensenada, el epicentro de la vitivinicultura
estatal, y diez años más tarde funcionan cincuenta y siete, la mayoría de ellas
denominadas “bodegas boutique”, cuya producción vínica es el llamado vino
artesanal. Se estima que las mismas, también denominadas “bodegas garage”, o
“de autor”, alcanzan, cada una de ellas una
producción anual inferior a las
cinco mil cajas (sesenta mil botellas)”.
Es igualmente interesante señalar que en un reportaje
publicado en 2009, en la revista Expansión, leí un texto de Erick Falcón, en el
cual asienta que “los enólogos más optimistas creen que en menos de tres años
el Valle tendrá más de cien vinícolas pequeñas. Considerando que en siete años
el número de bodegas se sextuplicó, la predicción no es desatinada”.
Acerca de los pequeños productores de vino, asentados
en la zona aledaña a la ciudad de Ensenada, en los valles líneas arriba
enlistados, diré que el enólogo Álvaro Ptacnik, (creador de
la bodega Vinos Shimul, quien sido un
gran promotor ----mediante la realización de diversas presentaciones en la
ciudad de México, de esos vinos producidos por entusiastas enófilos--- de quienes
dedican sus mejores esfuerzos a elaborar vino en Baja California, digamos en
forma artesanal, o en forma incipientemente comercial, por su reducida cantidad,
me expresó lo siguiente: “El primer comentario es que tal vez debemos
referirnos a productores más que a bodegas, pues en este sector son muchos
quienes no tienen instalaciones propias, ni viñas donde vendimian las uvas para
la elaboración de sus vinos. Muchos utilizan instalaciones de terceros, o de prestadoras de servicios como la
Estación de Oficios del Porvenir. O bien adquieren las uvas de otros
viticultores. Al referirlos como Bodegas sólo se tendría que considerar a
quienes tiene "Bodega", y solamente haciendo en su caso la
especificación como pequeñas bodegas o pequeños productores, ya que hay algunos
que producen, anualmente, solamente doscientas cajas de vino”.
Y agregó que “Los
otros términos (aparte de pequeño productor) usados para esos vinos, como
Boutique, de Autor, Garage, Artesanal,
etc., en mi opinión son argumentos de venta. Yo no vería en su método de
elaboración, o en sus cualidades
gustativas, ninguna diferencia sustancial o técnica en los vinos, aun cuando cada acepción haga referencia a
algo específico”.
Atendiendo la solicitud que le hice, acerca del número de esas
pequeñas bodegas o pequeños productores, me proporcionó una extensa lista de
treinta y seis de esos negocios vinícolas o vitivinícolas asentados en aquellos
hermosos parajes de Baja California. En esta relación figuran bodegas que, al
paso de los años (quizá menos de una década), han adquirido importancia por la
calidad de los vinos que elaboran. Entre muchas otras puedo mencionar las
siguientes: Viña de Liceaga, Casa de Piedra, Vides y Vinos Californianos,
Bodegas San Rafael, Mogor Badan, La Llave Cru Garage, Adobe de Guadalupe,
Vinisterra, Barón Balché, Viñedos Lafarga, Viñas Pijoán y Montefiori.
Álvaro Ptacnik concluyó
su comentario señalando lo siguiente: “Considero que el futuro inmediato, lo
mismo que a largo plazo, será favorable, con la observación de que del universo
de bodegas y/o productores, seguramente habrá un tamizado. Unas dejaran de
existir y participar, y otras
continuarán. Pienso que las más consistentes y cuidadosas, y en términos
generales aquellas que no han sobrepuesto al interés de la actividad, el
interés de negocio o económico”.
Hasta aquí los comentarios, de hace unos cuantos años,
referentes a los pequeños productores de
vinos en Baja California.
Para quienes nos alegra
saber que día a día se incrementa notoriamente el número de bodegas
vitivinícolas, o simplemente vinícolas, en los valles próximos a Baja
California, y por ende la producción global de vino ---en esa la zona, la más
importante en México, en esta materia--- diré que a finales de 2010 se llevó a
cabo la presentación de los vinos de una nueva bodega elaboradora de vinos, la
cual lleva por nombre Vinícola Fraternidad.
Salomón
Cohen, uno de los ocho socios en este proyecto, señaló ese día que “Es
un sueño iniciado, entre amigos, hace cuatro años, que ahora estamos
realizando. Surge del gusto de compartir el placer de la charla y la
convivencia en torno al vino y la buena comida. Después de probar distintas
variedades y estilos, un día también nos planteamos la oportunidad de
hacer nuestros propios vinos”.
Deseoso
ese grupo de amigos de materializar sus inquietudes, tendientes a comenzar a
elaborar vinos de encomiable calidad, tuvieron el acierto de contar con la experiencia
del enólogo José Luis Durand, quien los asesora en la producción de caldos
vínicos, y del arquitecto Ricardo
Legorreta, autor del proyecto que contempla no sólo las instalaciones de una
moderna vinícola --cuyo diseño
arquitectónico está cabalmente integrado al paisaje del Valle de Guadalupe---,
sino también de un hotel boutique y un restaurante. Las etiquetas de los cuatro
vinos: Nuva, Ímpetu, Boceto y Trazo muestran bocetos de lo que será esta
construcción.
Salomón
Cohen ha dicho que la producción anual estimada será de mil 600 cajas de vinos, elaborados con uvas
compradas a Camillo Magoni, enólogo de la bodega L.A. Cetto.
Me
parece conveniente mencionar que José Luis Durand es un enólogo chileno, quien
vino a México en el año 2000, y laboró para la Casa Domecq, en el llamado Valle
de Calafia, dentro del Valle de Guadalupe. Después formó su propia bodega,
Sinergi, y creó sus vinos, principalmente el de la marca Ícaro. Por otro lado
diré que el hecho de que la Vinícola Fraternidad adquiera uvas a Camillo Magoni
(quien con su experiencia y creatividad ha hecho que los vinos de la Vinícola
L. A. Cetto hayan sido galardonados con el mayor número de medallas, en
certámenes internacionales, otorgadas a una bodega mexicana), es un factor
sobresaliente para que José Luis Durand pueda lograr con tan magnífica materia
prima excelentes vinos.
Cabe
agregar que los días 23 y 24 de septiembre de 2011 se llevó a cabo la Décima Cata
de Vinos Mexicanos, organizada por Martha Robles (editora, a la sazón, de la
revista Día Siete). Un panel de veinte jueces, del cual yo formaba parte, evaluó cien vinos mexicanos ---de todas las regiones vitivinícolas de
nuestro país---, calificando sus características organolépticas. Treinta de
esos vinos fueron designados “los mejores vinos en México”. En esta selecta
lista figuró el vino Trazo, cosecha 2009, al cual, en esa cata “ciega”, yo
había otorgado 91 + puntos, lo que, de
acuerdo a mi personal parámetro de calificación, significaba que podría
alcanzar uno o dos puntos más en la puntuación final.
La cata
“ciega” mensual número 220 del Grupo Enológico Mexicano, correspondiente al
mes de julio de 2012, tuvo lugar en el salón “Decanter”, del hotel St. Regis México
City. Ese día fueron degustados, de manera aleatoria, ocho vinos de la bodega
bajacaliforniana Vinícola Fraternidad,
ubicada en el Valle de Guadalupe. Menciono la palabra aleatoria, porque cada uno
de los cuatro vinos elaborados por esa bodega fueron degustados en dos
ocasiones, en cosechas diferentes, sin que los diez de los doce catadores
tuvieran conocimiento de ello.
La Mesa de
Catadores estuvo integrada esa tarde por los siguientes enófilos: Patricia
Amtmann, José del Valle Rivas, Joaquín
López Negrete, Darío Negrelos, Philippe Seguin, Salomón Cohen, Javier Pérez
Rubio, Juan Ignacio Torreblanca, Rafael Fernández Flores, Roberto Quaas Weppen y Miguel Guzmán Peredo.
Las
calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico
Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos
son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida
entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre
los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila
entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la
calificación esté comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan
la categoría de “extraordinarios”.
Los
resultados fueron los siguientes:
Vinos
blancos:
1.- Nuva,
cosecha 2011. Coupage de Chardonnay,
Sauvignon Blanc y Moscato de Canelli.
13.2 % Alc. Vol. Crianza del
Chardonnay en barrica durante cuatro meses. Calificación: 82.73 puntos. Precio: $ 349.00
2.- Nuva,
cosecha 2010. Coupage de Chardonnay, Sauvignon
Blanc y Moscato de Canelli. 13.2 % Alc.
Vol. Crianza del Chardonnay en barrica durante cuatro meses. Calificación: 82,55 puntos. Precio: $ 349.00
Vinos
rosados:
1.- Ímpetu,
cosecha 2011. Coupage de Grenache, Syrah y
Chardonnay. 13.0 % Alc. Vol.
Calificación: 82.45 puntos.
Precio: $ 285.00
2.- Ímpetu,
cosecha 2009. Coupage de Cabernet Franc y Tempranillo. 13.0 % Alc. Vol.
Calificación: 79.18 puntos.
Precio: $ 285.00
Vinos
tintos:
1.- Trazo, cosecha 2009. Coupage de
Cabernet Sauvignon, Nebbiolo y Petit Verdot. 13.0 % Alc. Vol.
Crianza en barrica de roble francés y estadounidense durante doce meses,
y doce meses de reposo en botella. Calificación: 86.45 puntos. Precio: $ 785.00
2.- Boceto,
cosecha 2009 Coupage de Tempranillo,
Cabernet Sauvignon y Nebbiolo. 13.5 % Alc.Vol.
Crianza en barrica de roble francés y estadounidense durante seis meses.
Calificación: 85.45 puntos. Precio: $
439.00
3.- Boceto,
cosecha 2010 Coupage de Tempranillo,
Cabernet Sauvignon y Nebbiolo. 13.5
% Alc.Vol. Crianza en barrica de roble francés y
estadounidense durante seis meses. Calificación: 83.45 puntos. Precio: $ 439.00
4.- Trazo,
cosecha 2008 Coupage de Cabernet Sauvignon, Nebbiolo y Petit Verdot. 13.0
% Alc. Vol. Crianza en barrica de roble
francés y estadounidense durante doce meses, y doce meses de reposo en botella.
Calificación: 82.09 puntos. Precio: $
785.00
Los
catadores eligieron la del vino Trazo como
“mejor etiqueta”.
Al concluir
esta degustación organoléptica fue servida una exquisita cena, diseñada por Guy
Santoro, Chef de Cuisine del hotel St.
Regis México City. El primer tiempo: Ceviche de mariscos, con cilantro y frutas
exóticas, guacamole y aceite de oliva. Después vino una Sopa de tomate fría,
con arlequín de verduras y camarones salteados con cilantro. El tercer tiempo:
Lomo de robalo rostizado con aceite de oliva y salsa verde, sobre una cama de
espárragos y brotes de verdolagas. En seguida: Abanico de res en salsa de vino,
echalotes confitados, papa rostizada y puré de chícharo. El postre fue una
Tablilla de chocolate con helado de vainilla y salsa de café. Para terminar,
una taza de café express. Con estas sabrositudes degustamos los vinos Nuva,
cosecha 2011. Boceto, cosecha 2009, y Trazo 2009.
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