El vino regocija
el corazón del hombre, y
la alegría es la
madre de toda virtud.
JOHANN WOLFGANG
GOETHE (1749-1832)
Las principales áreas vitivinícolas en México están ubicadas en los
estados de Baja California, Coahuila, Querétaro, Aguascalientes, Zacatecas y
Guanajuato. Baja California, a mi parecer, viene a ser el equivalente al estado
de California ---en el vecino país del
norte---, pues en ambas entidades la producción es mayoritariamente crecida (en repetidas ocasiones se ha
mencionado que allá y acá asciende al 80% de la producción nacional). En Baja
California la zona más conocida es el Valle de Guadalupe, muy próximo a la
ciudad portuaria de Ensenada, pero también figuran, con creciente importancia,
los Valles de Santo Tomás, San Vicente,
San Antonio de las Minas y Ojos Negros.
De las áreas mencionadas líneas arriba el Estado de Querétaro viene
cobrando, al presente, señalada vigencia por el volumen y la calidad de los
vinos allí elaborados, a más de que las bodegas vitivinícolas que se han
asentado en esta entidad, tan próxima a la ciudad de México, han venido
realizando una encomiable tarea de difusión del vino, lo que se inscribe, con
mayúsculas, en lo que hoy en día es denominado Enoturismo.
En
algún artículo referente a la historia del vino en México escribí que los
colonizadores de la Nueva España encontraron en diferentes lugares vides
silvestres (Vitis rupestris, Vitis labrusca y Vitis berlandieri), diferentes de
la Vitis vinifera europea,
que es la especie más apropiada para elaborar vinos de calidad. Y que corresponde
a Hernán Cortés el mérito de haber sido el principal promotor del cultivo de la
Vitis vinifera en lo que hoy en día es México, el primer sitio del continente
americano donde comenzó a cultivarse regularmente la vid. El 20 de Marzo de
1524 Cortés firmó el decreto mediante el cual se ordenaba que cualquier vecino
que tuviese indígenas en repartimiento, quedaba obligado a sembrar mil
sarmientos por cada cien aborígenes a su cuidado.. Ya desde aquel tiempo se
comenzó a practicar la injertación de la Vitis vinifera en cepas autóctonas, lo
que entonces no se hacía en ningún otro
país del mundo.
Cabe
agregar que el viñedo de la Nueva España comenzó a extenderse a partir de la
ciudad de México, capital del virreinato más floreciente de la metrópoli
hispana, hacia las regiones septentrionales: Querétaro, Guanajuato y San Luis Potosí, alcanzando posteriormente un
gran desarrollo en el Valle de Parras, y
luego en Baja California, donde los misioneros jesuitas propagaron el cultivo
de la vid. De la Nueva España fueron llevadas las viñas a América del Sur,
alcanzando en Perú, Chile y Argentina formidable desenvolvimiento. También de
la Nueva España fue llevado el cultivo de la vid a lo que hoy es Estados Unidos
de América, ya que en 1769 Fray Junípero Serra llevó las vides desde Loreto, en
Baja California, a la entonces Alta California. La primera misión que fundó ese
monje franciscano fue la de San Diego de Alcalá (en torno a la cual creció la
actual ciudad de San Diego), y los viñedos por él sembrados constituyen el
antecedente directo de la pujante industria vitivinícola californiana.
Por
lo que respecta a la vitivinicultura contemporánea en el Estado de Querétaro,
diré que en la década de los años sesentas, del siglo pasado, Francisco
Domenech comenzó a sembrar vides en la
zona de San Juan del Rio, donde la altitud es de dos mil metros sobre el nivel
del mar. (He leído que esa región era llamada Valle del Río San Juan, por el
cauce fluvial que lo baña, y hoy en día es conocida como San Juan del Río).
Allí fue establecida la bodega vitivinícola Cavas de San Juan, que por muchos
años gozó de prestigio, por la calidad de sus vinos, de la marca “Hidalgo”.
Años
después, en las inmediaciones de la población de Tequisquiapan, en San José de
Buenavista, la empresa Martell de México estableció la bodega llamada Sofimar,
donde eran elaborados excelentes vinos de la marca “Clos San José”, blancos y
tintos, así como el excelente brandy “Cheverny”. Esta compañía duró pocos años
funcionando.
En
la década de los años ochentas, del siglo pasado, fue creada, en San Juan del
Río, bodega “La Madrileña”, de la familia Velasco, que por algunos años produjo
vinos de aceptable calidad.
La bodega vitivinícola más
importante en el Estado de Querétaro, tanto por el volumen de producción como
por la encomiable calidad de sus vinos, es Freixenet de México. En el año 1978
la compañía catalana Grupo Freixenet adquirió los terrenos para establecer una bodega
vitivinícola en el Estado de Querétaro. Ese predio rústico llevaba el nombre de
Tabla del Coche, en el municipio de Ezequiel Montes, al norte de la ciudad de
Tequisquiapan. Cuatro años más tarde
comenzó la siembra de los viñedos y en 1984 tuvo lugar el embotellado de los
primeros vinos espumosos, siguiendo el
llamado “Método Tradicional”
(anteriormente denominado “Método Champañés, que en lengua francesa recibe
el nombre de “Methode Champenoise”), de
la marca Sala Vivé, en honor a la fundadora de la empresa. El día 10 de
noviembre de 1986 fue inaugurada la
planta Freixenet en México, en las goteras de la población de Ezequiel Montes,
en el kilómetro 40.5 de la carretera San Juan del Río a Cadereyta. Allí se localiza
esta hermosa finca, llamada Hacienda Doña Dolores.
Fue escogido ese sitio, a
una altitud de 2.031 metros sobre el nivel del mar, porque las tierras calcáreo-arcillosas son
apropiadas para sembrar diferentes variedades de uvas como Chardonnay, Ugni Blanc, Macabeu, Merlot, Cabernet
Sauvignon y Pinot Noir, entre otras. Las cavas subterráneas de esta empresa ocupan
una parte del predio rural de cincuenta hectáreas, y se ubican a una profundidad de veinticinco metros,
donde la temperatura es casi constante de doce grados centígrados durante todo
el año. Allí reposan aproximadamente cuatro millones de botellas. La producción
de los
vinos tranquilos representan el 5 % del total (75.000 litros), y el de vinos
espumosos (elaborados conforme al Método Tradicional) corresponde al 95%, cantidad
equivalente a 1.5 millones de litros. .. En estas hermosas edificaciones diariamente tienen lugar visitas de
personas deseosas de conocer las interioridades de una planta vinícola, y
durante todo el año son realizados infinidad
de festejos gastroenológicos, así como diversas exposiciones y conciertos, que
reúnen a miles de visitantes.
El
Grupo Enológico Mexicano ha realizado, desde enero de 1995 y hasta el día 13 de
agosto de 2013, doscientas treinta y
tres catas “ciegas” de vinos elaborados en veinte países. En ese crecido número de degustaciones,
tendientes a conocer las cualidades y características organolépticas de los
caldos evaluados, se han registrado numerosas repeticiones en la presencia de
las empresas participantes. Este es el caso de la bodega vitivinícola Freixenet
de México ---sita en el municipio de Ezequiel Montes, en el estado de
Querétaro---, cuyos vinos han sido evaluados previamente en seis ocasiones,
siendo la más reciente la correspondiente a la cata número 221, celebrada el
lunes 13 de agosto de 2012.
De
esas seis catas quiero destacar quizá como la más insólita la número 171, que
vino a ser la Primera Cata en México en Globo Aerostático, celebrada en la
población de Tequisquiapan, Querétaro. En las primeras horas de la mañana del
sábado 21 de marzo de 2009 ---a las seis
horas, cuando los vientos son propicios para que los globos se eleven hacia el
cielo--- los catadores del Grupo
Enológico Mexicano abordaron cuatro globos, para ascender a una altura de mil
metros sobre el nivel del suelo, y a bordo de esos vehículos aéreos efectuaron
la cata de tres vinos: un espumoso, un blanco y un tinto. Una degustación aérea
de este tipo nunca antes había sido realizada en México.
La cata “ciega” mensual
número 233 del Grupo Enológico Mexicano, correspondiente al
mes de agosto de 2013, tuvo lugar en el salón “Decanter”, del hotel St. Regis
México City. Ese día fueron degustados ocho vinos de Freixenet de México, bodega de
la cual es l enólogo el catalán Lluis Raventós Llopart. ..
La Mesa de
Catadores estuvo integrada esa tarde por los siguientes enófilos: Patricia
Amtmann, Joaquín López Negrete, Darío
Negrelos, Juan Ignacio Torreblanca, Salomón Cohen, Rafael Fernández Flores,
Carlos Ruíz González, Mauricio Romero y Miguel Guzmán Peredo.
En estas
degustaciones analíticas, en las cuales los catadores ignoran la marca y la
procedencia del vino que van a degustar ---motivo por el cual reciben el
nombre de “ciegas”---, los enófilos que participan en esas
degustaciones sensoriales califican las características visuales, olfativas y
gustativas de cada uno de los vinos, escribiendo junto con la puntuación
otorgada en cada uno de estos tres renglones, sus comentarios respecto al
color, al aroma o bouquet y al sabor de cada uno de los vinos sometidos al
examen organoléptico de los miembros de la Mesa de Catadores que en esa ocasión
participaron en dicha degustación. Una vez que los jueces analizaron esas
características sensoriales, y que se tiene inmediato conocimiento de cuál
fue la calificación alcanzada por cada vino (momento éste en el que son
descubiertas las botellas –las cuales se hallan dentro de bolsas de tela que
muestran el logo de este Grupo-- y se conoce de qué vino se trata en cada
caso), cada catador formula en voz alta sus propios comentarios, con la
finalidad de escuchar las opiniones de los restantes catadores,
enriqueciéndose, de esta manera, el imparcial juicio emitido por cada uno de
esos enófilos.
Las calificaciones están
basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico Mexicano. Aquellos
vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos son considerados
“no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida entre los 60 y los 74
puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre los 75 y los 84 puntos
permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94
puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la calificación esté
comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de
“extraordinarios”.
Los resultados fueron los siguientes:
Vinos espumosos:
1.- Viña Doña
Dolores Brut Nature Gran Reserva, sin añada.
Coupage de 40% Saint Emilion, 40%
Macabeo, 15% Chenin Blanc y 5% Pinot Noir. 12.0% Alc. Vol. Crianza
mínima de 24 meses en botella, sobre las
lías, después de la segunda fermentación.. Calificación: 81.77 puntos. Precio: $ 194.00
2.- Viña Doña
Dolores Dulce, sin añada. Coupage de 40% Saint Emilion, 40% Macabeo, 15% Chenin Blanc y 5% Pinot Noir.
12. 0% Alc. Vol. Crianza mínima de 18 meses en botella, sobre las lías, después de la segunda fermentación.
Calificación: 81.66 puntos. Precio: $
138.00
3.- Viña Doña
Dolores Rosé Brut Nature, sin añada. Coupage de 90% Pinot Noir y 10% Macabeo.
12.0% Alc. Vol. Crianza mínima de 18
meses en botella, sobre las lías, después de la segunda fermentación. Calificación: 80.33 puntos. Precio: $ 153.00
4.- Viña Doña
Dolores Chardonnay Brut Nature, sin añada. Monovarietal 100% Chardonnay. 12.5% Alc. Vol. Crianza mínima de 12 meses en
botella, sobre las lías, después de la segunda fermentación. Calificación: 80.00 puntos. Precio: $ 242.00
Vino Rosado:
Viña Doña Dolores Merlot, cosecha 2012. Varietal 100% Merlot. 12.5% Alc. Vol. Calificación: 79.75 puntos. Precio: $ 119.00
Vinos Tintos:
1.- Viña Doña
Dolores Crianza, cosecha 2011 Coupage de
60% Cabernet Sauvignon y 40% Malbec.
12.5% Alc. Vol. Crianza de 8 meses en barrica estadounidense y posterior reposo
en botella durante 8 meses. Calificación.85.00 Puntos. Precio: $ 193.00
2.- Viña Doña
Dolores 4 Regiones, cosecha
2009. Coupage de Cabernet
Sauvignon, Cabernet Franc, Malbec, Tempranillo, Merlot y Syrah (uvas
procedentes de Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y Zacatecas). 12.5% Alc.
Vol. Crianza de 4 meses en barrica nueva francesa y estadounidense. Calificación: 83.66 puntos. Precio: $ 312.00
3.- Viña Doña
Dolores Merlot Gran Crianza, cosecha 2010.
Varietal 100% Merlot. Uvas procedentes de Querétaro y Aguascalientes.
12.5% Alc. Vol. Crianza de 10 meses en
barrica de roble estadounidense y posterior reposo en botella durante 6 meses.
Calificación: 83.33 puntos. Precio: $ 298.00
Los catadores
eligieron mejor etiqueta la del vino tinto 4 Regiones.
Al
finalizar la cata evaluativa los catadores disfrutaron de una exquisita cena, diseñada
por Guy Santoro, Chef de Cuisine del hotel St. Regis México City, y preparada
por Luis Rodríguez, Sous chef del mismo establecimiento. El deleite culinario
comenzó con el Amuse-bouche, que consistió en una mini tartaleta de foie-gras. El
primer platillo fue un Rosetón de Langostino de Rio
Princesa (Parfait de Crustáceos Marguerite d’Ecrevisses Princesse). En seguida sirvieron Crema de
Calabaza de Castilla con Trufas Negras, Hongos Silvestres y Avellana Tostada (Crème de Potiron
aux Truffes Noires, Champignons Sauvages et Noisette Grillée). El guiso
principal fue Medallones de Cordero con Romero, Tian de Berenjena y Jitomate
al Pesto (Noisettes d’Agneau au Romarin, Tian d’Aubergines et
Tomates au Pistou). El postre fue Fondant de Avellana con Helado de Vainilla
(Fondant au Noisette Glace Vanille).
Los vinos espumosos
para acompañar estos guisos fueron los siguientes: Viña Doña Dolores Brut Nature Gran Reserva,
sin añada y Viña Doña Dolores Chardonnay
Brut Nature. Y los vinos tintos Viña Doña Dolores 4 Regiones,
cosecha 2011 y Viña Doña Dolores Merlot
Gran Crianza, cosecha 2010,
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