Para conservar la salud, y recobrarla
si se
pierde, conviene alargar en todo y en
todas maneras el uso del beber vino,
por ser, con moderación, el mejor vehículo
del alimento y la más eficaz medicina.
FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS (1580-1645)
Los especialistas en viticultura afirman que en el periodo
terciario, hace de ello unos sesenta y seis millones de años, apareció la vid,
planta que se extendió por Asia, Asia Menor y Europa. Gracias a la información
proporcionada por la paleobotánica (la rama de la ciencia que estudia las
plantas fósiles) tenemos conocimiento de la existencia de hojas de vid y de
racimos fósiles, que se remontan a los tiempos del pleistoceno, un millón de
años antes de nuestra era. Durante la Edad del Bronce, hace aproximadamente
unos cuatro mil o cinco mil años, la viticultura era practicada extensamente en
el Medio Oriente.
El género botánico Vitis incluye dos subgrupos: la euvitis o
vid verdadera, y la muscadenia. Existen unas sesenta especies conocidas de
vitis, una de las cuales, la de mayor importancia para la elaboración del vino,
es la Vitis vinífera, de la cual se cuentan más de ocho mil variedades
diferentes. Las palabras variedades, cepas o vidueños, tratándose de la
Vitis vinífera, son sinónimas, y se les utiliza
indistintamente. Las cepas blancas más ampliamente empleadas en todo el mundo
son las siguientes: Chardonnay, Sauvignon Blanc, Semillon, Gewurztraminer,
Rieling, Albariño, Silvaner, Trebbiano y Malvasía. Las variedades de uvas
tintas que son más extensamente utilizadas por los enólogos, para elaborar
vino, son las que a continuación enlisto: Cabernet Sauvignon, Tempranillo,
Merlot, Malbec, Sangiovese, Pinot Noir, Garnacha, Nebbiolo, Cabernet Franc,
Cariñena, Syrah, Barbera y Pinot Meunier. Cabe agregar, para dar una idea más
amplia de lo relacionado con las uvas, que existen cuatro grupos: para
mesa ---para ser comidas como fruta, y
de las cuales hay unas veinte variedades diferentes---, para producir jugo, para pasificar y para
elaborar vino.
Una de las cepas, variedades o vidueños de uvas que está
motivando un gran interés en el mundo del vino es la Carménere, de Chile, la
cual se suponía había desaparecido por
completo de los viñedos del planeta, ya que, inclusive, su nombre quedó
prácticamente olvidado, cuando a raíz de la epidemia de filoxera, que asoló las
viñas de Europa a mediados del siglo XIX, quedaron arrasadas miles y miles de
hectáreas en varios países europeos.
Pero aconteció que hacia 1850 los viticultores chilenos
comenzaron a importar las primeras cepas consideradas finas, para mejorar la
calidad de sus vinos, que hasta entonces estaban siendo elaborados con uvas
País o Misión. En aquellos años no era frecuente que en los viñedos de Burdeos,
los más renombrados de Francia, se hiciese una plena identificación de las
cepas, por lo que coexistían diversas variedades en una misma viña, como
asienta Gérard Aubin, en su libro Bordeaux,
vignoble millenaire. Es casi seguro que cuando fueron llevadas
diversas cepas a Chile, llegaran vidueños de Carménere (también conocida con
los nombres de Grand Vidure y Grand Carmenet) entre las plantas de Cabernet
Sauvignon, Cabernet Franc y Merlot, las más preciadas por los viticultores, “algunos años antes de que aquella cepa
desapareciera por completo de su Burdeos natal, debido al mencionado ataque de
filoxera”.
Considero conveniente mencionar que he leído, acerca de esta
cepa Carménere, que en el siglo XVIII los productores de Burdeos elaboraban
vinos “excepcionalmente buenos”, que eran resultado de un coupage de Carménere
con Cabernet Franc, pero que gradualmente se fue abandonando el empleo de esa
variedad (la Carménere) a causa de su susceptibilidad a una enfermedad vitícola
llamada “Coulure”. Este es una palabra del idioma francés que describe el daño
ocasionado en los viñedos sembrados con esa variedad, ya que después de haber
florecido las pequeñas bayas, éstas se caen, afectando severamente la
productividad de las viñas. Algunos especialistas traducen este vocablo como Corrimiento,
el cual “es un riesgo potencial vitícola, que es el resultado de las reacciones
metabólicas a las condiciones climáticas que provoca un fallo de la uva para
elaborar después de la floración”.
Se tiene conocimiento que Claude Valat, ampelógrafo francés,
fue el primero en señalar que la variedad que algunos consideraban Merlot, era, en realidad, Carménere. Después
de Valat algunos viticultores pensaron que esa cepa plantada en Chile era un
clon de Merlot o de Cabernet Franc. Y agrego que, de acuerdo a la noticia
publicada en la revista América Economía (número 207, correspondiente al 3 de mayo de
2001), en el año 1994, en ocasión del 6º. Congreso Latinoamericano de
Floricultores y Enólogos, celebrado en Chile, el enólogo francés Jean Michel
Boursiquot, ampelógrafo de Montpellier, estableció que gran parte de los
viñedos chilenos considerados de la cepa Merlot eran, en realidad, de la
variedad Carménere, un vidueño casi totalmente desaparecido de Francia. La
declaración de este enólogo galo despertó marcada controversia entre los
productores chilenos, ya que éstos consideraban que después de haber conseguido
que sus vinos varietales elaborados con la cepa Merlot, fuesen reconocidos por
su finura y calidad, podría suceder que, comercialmente hablando, se
registrasen efectos negativos, tanto en el mercado interno como en el de
exportación.
Pero ocurrió prácticamente lo contrario, ya que, de acuerdo
a la nota periodística aludida en el párrafo anterior, “el número de hectáreas
sembradas con la variedad Carménere, en Chile, ha crecido de manera
exponencial: en 1993 tres bodegas contaban con viñas sembradas de esta
variedad, y había 300 hectáreas. Para 1997 ya
sumaban 330 hectáreas; en 1998, el número se había incrementado a 1.167.
Para 1999 el total ascendía a 2.306, porque mucho de lo que antes se
consideraba Merlot ha sido reclasificado como Carménere, según afirma el
enólogo Philippe Pszczolkowski, catedrático de la Universidad Católica de
Chile”.
En abril del año 2000
quince empresas estaban elaborando en
Chile vinos monovarietales Carménere en este país sudamericano. Hoy en día, de
acuerdo a Wikipedia, “La mayor
concentración territorial dedicada al cultivo de esta cepa, se encuentra en los
valles centrales de Chile,
especialmente en las regiones de O'Higgins, del Maule y de Santiago. Según el
Catastro Viticola Nacional (2006) elaborado por el Servicio Agrícola y
Ganadero, existen 7.182,7 hectáreas plantadas en el país. Es la cuarta en
importancia entre los cepajes tintos, después del Cabernet Sauvignon (40.788,6
hectáreas), el País (14.955 hectáreas) y el Merlot (13.367,7 hectáreas). La
investigación genética reciente ha comprobado que la variedad puede estar
lejanamente emparentada con el Merlot”.
Abundando
en este tema mencionaré que en el boletín francés Vitisphere, del 12 de diciembre de 2005, apareció la noticia
referente al Primer Concurso Internacional de la cepa Carmenere, cuya
denominación oficial fue “Carmenere al Mundo”, organizado por la Asociación de
Ingenieros Agrónomos-Enólogos de Chile, y con el apoyo de la OIV, UIOE, Viñas
de Chile, Chilevid, CCV, CORFO, y ProChile. Este primer concurso se llevó a
cabo en el Hotel Plaza Santa Cruz, en el valle de Colchagua, en el mes de
noviembre de 2006, y fue presidido por el enólogo Alejandro Hernández, ex
presidente de la OIV. .En la nota de Vitisphere
asientan que dicho certamen enológico tiene la finalidad de poner de manifiesto
la importancia de la variedad Carmenere en el viñedo chileno. “Originaria del
Medoc, (leo en esa nota publicada), esta
cepa, como todas las otras propias de Burdeos, fue diezmada en ocasión de la
plaga de la filoxera, a fines del siglo XIX, y no ha sido replantada en
Francia, En Chile, uno de los pocos países que no fueron afectados por la
filoxera, las viñas de Carmenere pudieron conservarse sin daño alguno. Casi
todas las bodegas de Chile producen vino elaborados con este vidueño, el cual
necesita una prolongada maduración, lo que es posible por su excelente
adaptación a las condiciones climáticas que privan en este país andino”
Cabe agregar que apenas transcurridas menos de tres lustros
de haber sido identificada cabalmente en Chile la cepa Carménere, existen
viñedos sembrados con esta variedad en Francia, Italia, Estados Unidos de
América, Chipre, Australia, Nueva Zelandia y China.
La cepa Carménere es la variedad distintiva de Chile, y
actualmente es tan emblemática como la Pinotage, de Sudáfrica; la Malbec, de
Argentina; la Syrah, de Australia; o la Zinfandel, de California.
El nombre Carménere
bien puede derivar del término carmine,
cuyo significado es carmíneo. El carmín es una sustancia colorante, de color
rojo carmesí, usada en pastelería y cosmética. Es extraída de la hembra del coccus
cacti, una especie de cochinilla,
ya que los vinos elaborados con esa variedad son de color rojo intenso,
acerezado.
La
cata “ciega” número 247 del Grupo Enológico Mexicano se llevó a cabo el jueves
29 de enero de 2015, y en esa degustación fueron analizados sensorialmente cinco
vinos elaborados en Chile con la variedad
Carmenere, los cuales fueron aportados por los catadores participantes
en esta evaluación sensorial.
La
Mesa de Catadores estuvo integrada por
los siguientes enófilos: Patricia Amtmann, Juan Ignacio Torreblanca, Juan
Carlos Chávez, Carlos Ruíz González, y Miguel Guzmán Peredo.
En
estas degustaciones analíticas, en las cuales los catadores ignoran la marca y
la procedencia de los vinos que van a degustar
los enófilos que participan en esas degustaciones sensoriales califican
las características visuales, olfativas y gustativas de cada uno de los vinos,
escribiendo junto con la puntuación otorgada en cada uno de estos tres
renglones, sus comentarios respecto al color, al aroma o bouquet y al sabor de
cada uno de los vinos sometidos al examen organoléptico de los miembros de la Mesa
de Catadores que en esa ocasión participaron en dicha degustación. Una vez fueron
analizadas esas características sensoriales, y que se tiene inmediato
conocimiento de cuál fue la calificación alcanzada por cada vino (momento éste
en el que son descubiertas las botellas y se conoce de qué vino se trata en
cada caso), cada catador formula en voz alta sus propios comentarios, con
la finalidad de escuchar las opiniones de los restantes catadores,
enriqueciéndose, de esta manera, el imparcial juicio emitido por cada uno de
esos enófilos.
Las calificaciones están
basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico Mexicano. Aquellos
vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos son considerados
“no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida entre los 60 y los 74
puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre los 75 y los 84 puntos
permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94
puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la calificación esté
comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de
“extraordinarios”.
Los
resultados fueron los siguientes:
1.- Carmenere Espíritu de Chile, Reserva, cosecha 2008.
Monovarietal 100% Carmenere. 13.5% Alc.Vol. Viña Espíritu de Chile. Valle
Central, Chile. Calificación: 86.60
puntos. Precio: $ ????
2.-Carmenere Sibaris, Reserva Especial, cosecha 2012. Monovarietal 100% Carmenere. 14.5% Alc. Vol.
Denominacion de Valle de Colchagua, Crianza de 8 meses en barricas de Roble francés y estadounidense.
Viña Undurraga, Valle de Colchagua, Chile. Calificación: 83.60 puntos. Precio:: $ 300.00
3.- Terrunyo Carmenere Concha y Toro, cosecha 2011. Coupage
de 85% Carmenere y 15% Cabernet Sauvignon.
14.5 % Alc. Vol. Denominación de Origen Viñedo Peumo. Crianza de 19
meses en barrica francesa (70% nueva y 30%
de un año de uso. Viña Concha y Toro. Chile. Calificación: 84.40 puntos. Precio: $ 799.00
4.- Carmenere Quirón, cosecha 2011. Monovarietal 100%
Carmenere. 14.0 % Alc. Vol. Crianza en
barrica de roble francés durante 12 meses. Bodega La Ronciere. Valle de Colchahua, Chile.
Calificación: 80.60 puntos. Precio: $
540.00
5.- Carmenere 35 Sur Reserva, cosecha 2012. Monovarietal
100% Carmenere. 14.5% Alc.Vol. Denominación Valle Central. Crianza en
barrica Viña San Pedro, Chile.
Calificación: 80.40 puntos. Precio: $ 160.00
Los catadores eligieron “mejor etiqueta” la del vino Carmenere Espíritu de Chile, Reserva, cosecha 2008.
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