El gusto de un buen vino es recordado
mucho tiempo después de que el precio
ha sido olvidado.
HUBRECHT DUIJKER (1942)
Una primera clasificación de los vinos permite ubicarlos en
las siguientes cuatro grandes categorías: tranquilos o naturales (que comprende
los vinos blancos, rosados y tintos); espumosos (de los cuales el Champagne y
el Cava son los dos principales exponentes); generosos o fortificados (también
llamados “encabezados”, cuya potencia etílica se halla comprendida entre los
dieciocho y los veinticuatro grados), como el Oporto y el Madeira, de Portugal; el Jerez, el Málaga y
el Montilla-Moriles, de España; y el
Marsala, de Italia); y aromáticos, como el Vermouth.
Los vinos aromáticos son el resultado de combinar un vino
tranquilo, blanco o tinto (cuyo grado etílico oscila entre los diez y los
catorce), con hierbas, flores o frutos. Y los licores son producto de la mezcla
de un destilado con hierbas, flores y frutos, teniendo un grado alcohólico
entre los veintiocho y los cuarenta o cuarenta y cinco grados. Los llamados
vinos licorosos son aquellos en los que
el porcentaje de alcohol es mayor, sin haber sido mezclados con ninguna otra
sustancia, ni aromática ni etílica.
En la clasificación señalada líneas arriba, dentro de la
categoría de vinos tranquilos o naturales,
pueden ser incluidos los vinos llamados “licorosos” (que pueden ser
blancos o tintos), cuyo grado de azúcar residual es como mínimo de 50
gramos/litro. Estos vinos son llamados, igualmente, Vinos de Postre: dessert
wines, pudding wines, dessertwein, cosecha tardía y late harvest.
En el mundo del vino existen, en el capítulo de los vinos
blancos dulces, varias ambrosías etílicas, entre las cuales figuran los vinos
de Sauternes y de Barzac, de la región de Burdeos, en Francia, y el Tokaj
Aszú, del área denominada Tokaj, en Hungría. Otros de estos vinos llevan por
nombre Vin de Paille (Vino de Paja) y el Vin Jaune (Vino Amarillo), propios de
la región del Jura, en Francia. El vino llamado Eiswein (Vino de Hielo) lo es
de Franconia y Rheinhessen, en Alemania, y
de las regiones de Neusiedlersee y de Burgenland, en Austria, mientras que el Icewine (Vino de Hielo) lo es
de Columbia Británica y de Ontario, en Canadá. Esta clase de vino es llamado en Francia Vin
de Glace, y en Italia Vino di Ghiaccio. En fecha reciente en España (en
Valladolid y en el Penedés) se ha comenzado a producir un vino de esta clase,
que lleva el nombre de Vino de Hielo.. Estas ambrosías son ideales para
acompañar el foie gras, los quesos azules y ciertos postres, constituyendo uno
de los maridajes entre guisos y vinos más sorprendente que existe en la gastronomía.
Entre los vinos de Sauternes el más famoso es el Chateau
D’Yquem, mítico vino de postre de fama mundial, cuyo precio estratosférico y
extraordinaria calidad son distintivos de este néctar, el único vino blanco que
en la clasificación de Burdeos, de 1855, figuró como Premiur Cru al lado de tres vinos tintos, hoy en día
clasificados entre los mejores del orbe por su excepcional calidad.
Pero, ¿qué hace tan especial al vino Chateau D’Yquem, que se
cotiza regularmente a precios sorprendentemente altos?. La respuesta bien puede
ser la siguiente: las uvas con las que están elaborados esos vinos tienen alta
concentración de azúcar, y el vino resultante se caracteriza por poseer delicados
aromas y espléndidos sabores, en verdad únicos, producto de esa sobremaduración. Un hongo, llamado Botrytis cinerea, es el causante de
la llamada “podredumbre noble”. El vino del área denominada Sauternes, en la
región de Burdeos, es el resultado del clima húmedo propio de algunos
otoños, y entonces se demoran las
cosechas, con la finalidad de permitir el desarrollo del hongo (que se instala
en la piel de las uvas, deseca el grano
y concentra la cantidad de azúcares, aportándole un sabor exquisito e
inconfundible). Es muy compleja la función de la Botrytis cinerea, ya que “
sólo en ciertos años prospera magníficamente en climas con cierta humedad, propia de la influencia marítima”.
Chateau D’Yquem es el nombre de un vino licoroso (incomparable cuando es degustado acompañando
foie gras o queso roquefort), considerado por Edmund Penning Rowsell, uno de
los más respetados escritores acerca de vinos y autor del libro Los Vinos de Burdeos, “el más grande de
la zona de Sauternes, y de acuerdo a la famosa clasificación de 1855, de hace
casi ciento cincuenta años, de toda la región de Burdeos. Es dulce, dorado y
aparentemente casi inmortal”.
El vino Chateau D’Yquem está elaborado en la
propiedad agrícola donde hay un castillo, cuyas partes más antiguas se remontan
al siglo XV. La extensión del viñedo es de sólo sesenta hectáreas, sembradas en
un ochenta por ciento con uvas de la variedad Semillon, y en el restante veinte
por ciento con la cepa Sauvignon Blanc. La producción es de únicamente sesenta
y seis mil botellas, cantidad prácticamente muy pequeña, tomando en cuenta la
gran demanda que hay de este extraordinario vino. Cuando es el tiempo de la vendimia,
los operarios recogen únicamente las uvas afectadas por la Botrytis cinerea,
realizando normalmente seis “pasadas” por el viñedo (esta operación de
recolección de las uvas más apropiadas
es muy minuciosa, lenta y, por ende, costosa). Una vez llevadas las uvas al lagar, allí son prensadas tres veces,
y luego de haber tenido lugar la fermentación del mosto se deja reposar el vino
durante tres años en barricas nuevas de roble.
Esta es la explicación por la cual el vino blanco Chateau
D’Yquem, preciada gema enológica, es tan costoso. Saborear unas gotas, o un
sorbo, de este delicioso néctar es una experiencia gustativa realmente única. Para fundamentar la opinión
de que esta ambrosia báquica es el vino de postre más caro del orbe
transcribiré la nota publicada en el blog Deli.Cat, que recogió la información
de que, en fecha más o menos reciente, había sido vendida en Londres, una
botella de Château d’Yquem, cosecha 1811,
en 75 mil libras (84 mil 700 Euros: equivalente ---aproximadamente--- a 144 mil
dólares) al coleccionista francés Christian Vanneque, propietario de un
restaurante en Bali (Indonesia). Se hace así con el récord mundial de la botella de vino blanco más cara vendida
comercialmente. En aras de la exactitud hay que matizar que este Château
d’Yquem ha establecido el récord para las botellas de vino blanco de tamaño
estándar, disponibles comercialmente en vez de subastadas”.
El vino de Tokaj
Una de las regiones vinícolas más renombradas de
Hungría es Tokaj (se pronuncia Tokai),
la sede del celebérrimo vino Tokaj Aszú (calificado por el monarca francés Luis
XIV “le vin des rois; le roi des vins”: el vino de los reyes; el rey de los
vinos), un vino licoroso de excepcional finura y exquisito sabor. La ciudad de
Tokaj es el eje neurálgico de esa región, en la cual las tribus magyares,
encontraron, hace muchos siglos, una floreciente vitivinicultura. A esa
preciosa urbe, ubicada en la parte noreste del país, no lejos de la frontera
con Eslovaquia y con Ucrania, la UNESCO le otorgó el 28 de Junio de 2002 el preciado nombramiento de “Patrimonio de la
Humanidad”.
Es conveniente señalar que la expresión Tokay de Alsacia (en
Francia), y Tokai de Friuli (en Italia) no tiene ninguna relación con el Tokaj
de Hungría. Por esta razón los productores de los dos primeros vinos han sido
advertidos, con toda seriedad ---por el
organismo que controla la propiedad industrial y las Denominaciones de Origen,
en materia de vinos---, que no pueden utilizar el nombre Tokay en las etiquetas
de esos caldos báquicos.
Existen documentos que permiten aseverar que desde el siglo
XIII se ponderaba la calidad y sabor de los vinos de Tokaj, que a la sazón no
poseían las características enológicas que ahora los distinguen, especialmente
el que lleva junto al nombre Tokaj la palabra
Aszú, que designa a un vino altamente licorosos, ideal para acompañar los
postres, lo mismo que el foie gras y los quesos “azules”. Este exquisito néctar
etílico es el resultado de la cuidadosa elaboración de un vino hecho con mostos
de diferentes cepas: Furmint, Harslevelúi y Muscat de Lunel. Una vez que han
sido machacadas las uvas se obtiene una pasta llamada Aszú, que luego es
agregada al mosto fresco contenido en una barrica cuya capacidad es de 136
litros. Si son agregadas tres canastas de Aszú a ese mosto, entonces se obtiene
un vino denominado Tokaj Aszú de tres
putonyos (putonyo es el nombre de dicha canasta). Si son cuatro los
putonyos adicionados a 136 litros de mosto, entonces se habla de un Tokaj de 4
putonyos. Igualmente si son cinco o seis, y entonces se habla de un Tokaj Aszú
de cinco o seis putonyos, que es el nivel más alto de este vinco licoroso.
La enóloga británica
Serena Sutcliffe menciona, en su libro Manual
de los Vinos,
que “mucha gente considera a los vinos dulces entre los
grandes lujos del mundo...son la esencia de lo que la uva puede dar cuando se
la recoge en su máximo nivel de madurez. Uno de los problemas de estos vinos,
debido a sus niveles de azúcar, es que son tan deliciosos cuando jóvenes que
mucha gente sucumbe a la tentación de beberlos demasiado pronto. Los grandes
vinos blancos de postre casi siempre se vuelven más finos cuando se les deja
algún tiempo en la botella. La “podredumbre noble” es lo que diferencia a estos
vinos de los simplemente dulces. En alemán se le llama “edelfäule”, y en
francés “poirriture noble”. Es causada por un hongo, Botrytis cinerea, que
ataca la piel de las uvas en otoño, cuando se combinan calor y algo de humedad.
Al penetrar el hollejo de las uvas sanas hace que el agua se evapore y que
aumente el contenido y la concentración de azúcar”.
Jozsef Kosarka, quien
fungiera, durante varios años, como Embajador de Hungría en México (y dejara en nuestro país un imborrable
recuerdo de cálida amistad), escribió las siguientes frases acerca del
Tokaj-Aszú: ”El célebre Tokaj-Aszú es
dulce; en su color y sabor se reconoce, ante todo, la uva pasa y, al mismo
tiempo, la miel, el pan, la almendra y las flores regionales. Se toma, por lo general, con todo tipo de
postres, o se puede hacer un buen
maridaje del vino con el Foie Gras y con quesos maduros. Pero su degustación sola también puede
revelar delicadas sensaciones. Los
diferentes vinos producidos durante siglos tienen una calidad muy equilibrada,
y pueden ser conservados durante muchas décadas. Este es el caso de uno de los mayores éxitos
recientes de un Tokaj-Aszú (el de 6 puttonyos, cosecha 1972, embotellado en
1994), que recibió el reconocimiento Platinum Medal Dessert Wine World
Champion. Se dice que todavía sigue
madurando, y puede conservarse durante más de cien años”.
Para concluir mencionaré que en el Himno Nacional de Hungría
se hace alusión a este vino, “agradeciendo a Dios que de la vid de Tokaj se ha
destilado la esencia más pura”.
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