Acerca de esta variedad, de amplio cultivo por
doquier, me ocupé hace poco menos de dos años, en la crónica de una cata en
la cual los vinos eran de esta cepa. Considero conveniente transcribir
algunos de aquellos párrafos, y señalar que entonces mencioné que tiene infinidad de otros nombres. El más
frecuente es Syrah, pero igualmente hay una docena de denominaciones
diferentes de esta variedad de uvas, con la cual se obtienen vinos que se
caracterizan por su hermoso color rojo violeta ---otros aseveran que su color es rubí, rojo intenso,
con tonalidades muy vivas---, aromas a ciruelas, zarzamoras, frambuesas,
cerezas, grosellas,, así como notas florales y especiadas. A la boca son
vinos de muy buen cuerpo, carnosos, bien estructurados.
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Los ampelógrafos, nombre que reciben los
científicos quienes se encargan de identificar y clasificar las diversas
variedades de la vid (Vitis vinífera), han manifestado que existen más de
diez mil variedades ---igualmente denominadas cepas y vidueños--- en todo
el mundo. En el portal www.videsyvinos.com leo que “Durante la era terciaria, en el período
cretácico, aparecieron las plantas sobre la faz de la tierra y con ellas,
las vides. Estas plantas antiguas eran muy diferentes a la vid cultivada
que conocemos hoy. Su forma era la de verdaderas enredaderas que trepaban a
los árboles, dejando caer sus lianas. En la era cuaternaria, cuando el
hombre apareció sobre la tierra, se encontró con esta vid silvestre que lo
atrajo con la delicia de sus frutos. Y que cuando el hombre dejó de ser
nómada, para transformarse en sedentario, comenzó a domesticar
animales y plantas, y fue a partir de entonces que la vid inició su
evolución de Vitis silvestris (vid
silvestre) a Vitis viníferasativa (vid cultivada).”
Me parece prudente agregar que existen unas cincuenta
especies del género botánico denominado Vitis, y que en este mismo
género están comprendidas ---junto a la Vitis vinífera--- la Vitis
rupestris, la Vitis aestivalis. La Vitis riparia, y
la Vitis labrusca.Se tiene conocimiento que el cultivo de la vid, en
sus más remotos orígenes, comenzó en la zona llamada Transcaucasia, ubicada
entre el Mar Caspio y el Mar Negro, donde actualmente se hallan Georgia (en
el idioma de este país el vocablo que designa al producto de la
fermentación del jugo de la uva es Gvino) y Armenia. Desde estos lugares se
propagó ese cultivo hacia otras áreas de Occidente, donde prosperó y se
tornó intensivo. Y se considera que fue Sumeria, al sur de Babilonia, el
primer país donde el cultivo de la vid alcanzó un notable desarrollo.
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De ese
amplísimo número de variedades (algunos hacen que esa cifra se
incremente hasta veinte mil, pero conviene tener en cuenta que en este
crecido número seguramente están comprendidos los sinónimos de infinidad de
cepas, y por ello el número es muy grande) una de ellas entraña una
historia en verdad curiosa: la Syrah, también llamada Shiraz. Se trata de
una cepa tinta, la cual (según leo en el boletín de la Asociación
Dominicana de Sommeliers, publicado el 25 de septiembre de 2013) “tiene
otros nombres: Candive Noir, Entournerein, Hermitage, Hignin Noir, Petite
Syrah, Plan de la Biaune, Schiraz, Serine, Seräne, Shiraz, Sirac, Sirahy
Syra.
Es un
dato importante saber que el nombre de Syrah proviene de las zonas frías de
Francia y la denominación de Shiraz proviene de las zonas cálidas de
Australia. Hay muchas controversias con respecto al origen de esta uva. Hay
quien dice que es originaria de la ciudad persa de Shiraz, desde donde fue
llevada a Galia (antigua Francia). Otros piensan que es originaria de la
ciudad de Siracusa, en la isla italiana de Sicilia. Se encuentra una
plantación de esta uva en el centro y sur de Francia, lo que hace pensar
que su origen es el Ródano. Esta variedad fue llevada a Australia, donde es
llamada Shiraz. También se cultiva en Chile, EEUU, Argentina; Italia,
España, Venezuela, Perú, México, Sudáfrica, Brasil”. Hasta aquí esta cita..
Es
prudente señalar que en el blog que lleva por título Por el placer
del Vino apareció publicado, el 30 de mayo de 2013, un breve texto
acerca de esta variedad de Vitis vinífera, el cual asienta lo siguiente: “A
lo largo de la historia de la uva y el vino, se han generado muchos mitos
que debido a que se repiten mucho o se dicen con mucha seguridad, se
termina considerándolos como realidades. Uno de estos mitos es
el origen de la uva Syrah. Me ha tocado asistir a pláticas por
enólogos, sommeliers y apasionados del vino en donde se maneja que el
origen de esta uva es Shiraz, Persia (hoy Irán), Siracusa, Sicilia, Italia,
o la Isla de Saria, Grecia. Además de la similitud del nombre de
estos lugares con el nombre de la uva Syrah, no existen evidencias
históricas documentales o ampelográficas (características morfológicas de
la uva y la vid) sobre la presencia de esta uva en estas localidades.
Por otro lado, se tienen documentos que describen la presencia de la
uva Syrah desde hace varios siglos en Francia. Hasta antes de 1950,
la uva Syrah era utilizada en general para producir vinos locales con poca
exposición en los mercados internacionales. En 1958 solo había 3,000
hectáreas de esta uva en Francia, pero debido a su reciente popularidad,
ahora se han plantado cerca de 100,000 hectáreas”.
En otra
fuente de información (el boletín Vinamigos, del 2 de marzo de 2014
) apareció un texto de Natalia López Mota, donde señala que “Las dos formas
más comunes en las que conocemos esta variedad son Syrah y Shiraz. Syrah
mayoritariamente usado en Francia, resto de Europa, Argentina, Chile y
Estados Unidos. Shiraz mayoritariamente usado en Australia y Nueva Zelanda.
Otros nombres menos comunes con los que se le puede encontrar pueden ser
Schiras, Sirac, Syra, Syrac, Serine, Sereine, Antourenein Noir, Balsamina,
Candive, Entournerein, Hignin Noir, Marsanne Noir y Hermitage. Este último,
nombre de una denominación de origen protegida muy renombrada de
Francia, ubicada en la zona de la que proviene esta variedad. Este nombre
lo usó Australia como nombre de la variedad hasta los años ochenta, cuando
el nominarla de esta forma comenzó a causar problemas al querer exportar.
Por muchos años se pensó que la uva era originaria de Persia (ahora Irán)
de una ciudad llamada Shiraz. A partir de varios estudios ahora se sabe que
esta variedad es originaria de Francia,, del Valle de Ródano
(Côtes-du-Rhône), y a partir de pruebas de DNA sabemos que sus padres son
la variedad tinta Dureza y la variedad blanca Mondeuse Blanche”.
Los
catadores participantes fueron: Carlos Ruíz González, Juan Ignacio
Torreblanca, Juan Carlos Chávez, Gustavo Riva Palacio, Mauricio Romero,
Darío Negrelos, y Miguel Guzmán
Peredo.
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En estas
degustaciones analíticas, en las cuales los catadores ignoran la marca y la
procedencia de los vinos que van a degustar los enófilos que
participan en esas degustaciones sensoriales califican las características
visuales, olfativas y gustativas de cada uno de los vinos, escribiendo
junto con la puntuación otorgada en cada uno de estos tres renglones, sus
comentarios respecto al color, al aroma o bouquet y al sabor de cada uno de
los vinos sometidos al examen organoléptico de los miembros de la Mesa de
Catadores que en esa ocasión participaron en dicha degustación.
Una vez
fueron analizadas esas características sensoriales, y que se tiene
inmediato conocimiento de cuál fue la calificación alcanzada por cada vino
(momento éste en el que son descubiertas las botellas y se conoce de qué
vino se trata en cada caso), cada catador formula en voz alta sus
propios comentarios, con la finalidad de escuchar las opiniones de los
restantes catadores, enriqueciéndose, de esta manera, el imparcial juicio
emitido por cada uno de esos enófilos.
Las
calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo
Enológico Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y
los 59 puntos son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se
halla comprendida entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”.
Una calificación entre los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como
“buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados
“muy buenos”. En el caso de que la calificación esté comprendida entre los
95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de “extraordinarios”.
Me
parece interesante enfatizar en el siguiente hecho: seis de los siete vinos
evaluados en esta cata “ciega” (aportador por los catadores que en dicho análisis
organoléptico participaron) fueron vinos monovarietales ---es decir, elaborados con una sola cepa
de uva: Shiraz, igualmente denominada Syrah---, en tanto que el séptimo, el
cual quedo en el lugar postrero, fue el resultado de un coupage de seis variedades
diferentes de uvas (entre las cuales figuraba el vidueño Syrah) , lo cual,
a mi parecer, dificulta bastante la buena estructura de un vino.
Los
resultados fueron los siguientes:
Primer lugar: Casa
Grande Parras Estate Shiraz Reserva Especial. Cosecha 2001.
Monovarietal 100% Shiraz. 13.90 % Alc. Vol. Crianza de 24 a 26 meses en
barricas nuevas de roble estadounidense. Casa Madero. Parras, Coahuila.
Calificación: 90.85
puntos Precio: No existen a la venta, en la ciudad de México, botellas de la añada 2001 de este vino. (Aportación
de Miguel Guzmán Peredo)
Segundo lugar: Casa
Grande Gran Reserva Shiraz, cosecha 2011. Monovarietal Shiraz 100%. 13.5% Alc, Vol. Crianza de 26 meses en barrica de roble
estadounidense. Valle de Parras, Coahuila. Casa Madero, Parras, Coahuila. Calificación:
89.57 puntos Precio: $ 500.00
(Aportación de Juan Ignacio Torreblanca.
Tercer lugar: Santo Tomas Syrah, cosecha 2011. Monovarietal Syrah 100%. 14.0
% Alc. Vol. Crianza de doce meses en barrica de roble francés y reposo en
botella de 48 meses. Bodegas de Santo Tomás, S.A. de C.V. Ensenada, Baja
California. Calificación: 85.71 puntos Precio: $ 285.00
(Aportación de Carlos Ruiz González)
Cuarto lugar: Tierra Adentro. Cosecha 2011. Monovarietal 100% Syrah. 13.5°
Alc. Vol. Crianza de 12 meses en
barrica nueva de roble estadounidense.
Campo Real Vinícola S. P. R. de R. L de C. V. Trancoso, Zacatecas. Calificación:
84.57 puntos Precio: $
451.00 (Aportación de Darío Negrelos)
Quinto lugar: Altotinto Syrah, cosecha 2012. Monovarietal 100% Shiraz. 14.0 %
Alc. Vol. Crianza de 15 meses en barrica de roble estadounidense, tostado
medio de primer y segundo uso, y reposo en botella de 12 meses. . Bodega
Altotinto. Valle de la Grulla. Ensenada, Baja California. Calificación: 84.42 puntos Precio: $ 350.00 (Aportación de Juan Carlos Chávez)
Sexto lugar: Anxelín, cosecha 2014. Monovarietal 100% Shiraz. 13.5% Alc. Vol. Crianza de 15
meses en barrica de roble francés, y posterior guarda en botella durante
seis meses. Valle de Encinillas, Chihuahua. Viñedos y Bodegas Encinillas,
S.A. Calificación: 83.42 puntos Precio: $ 270.00 (Aportación de Gustavo Riva Palacio)
Séptimo lugar: Maríatinto Syrah, cosecha 2012. Coupage de Tempranillo, Syrah, Grenache,
Petite Syrah, Cabernet Franc y Nebbiolo.
13.5° Alc. Vol. Crianza de 12
meses en barrica de roble francés.
Denominación de Origen Controlada, S.A. de C.V. Valle de Guadalupe,
Ensenada, Baja California, Calificación: 81.14
puntos Precio: $ 475.00 (Aportación de Rafael
Fernández)
De
acuerdo a las calificaciones, cinco de estos siete vinos ---elaborados en
México--- fueron calificados con una puntuación que oscila entre los 84 y
los 95 puntos, lo que (de acuerdo a los parámetros del Grupo Enológico
Mexicano) permite evaluarlos como “muy buenos”
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