miércoles, 24 de febrero de 2010

LOS VINOS DE LA DENOMINACION SOMONTANO, DE ESPAÑA


La Comunidad Autónoma de Aragón está ubicada en la parte septentrional de España, y se extiende desde la falda de los Pirineos hasta la Sierra de Javalambre. Limita con Navarra, La Rioja, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Valencia y Cataluña. Está integrada por las Provincias de Huesca, Teruel y Zaragoza, y en materia de vinos comprende cuatro Denominaciones de Origen: Calatayud, Campo de Borja, Cariñena, y Somontano, ésta última la que ha venido cobrando señalada importancia por la calidad de los vinos allí elaborados. Las bodegas productoras de los vinos de las tres primeras D.O. se localizan en la Provincia de Zaragoza, en tanto que los vinos de la D.O. Somontano se hallan en la Provincia de Huesca..
En el libro Atlas de los vinos de España, de José Peñín (Espasa Calpe, Madrid, 2000) leo que “No se puede hablar de las dos mil hectáreas de viñedos de hoy de esta Denominación de Origen, sin hacer referencia a dos nombres que rivaliza por mantener su prestigio, seguidos de cerca por un tercero, que son Viñas del Vero, Enate y Pirineos. En apenas diez años, el Somontano se ha inundado de variedades foraneas: Cabernet Sauvignon, Merlot, Chardonnay, Riesling, Pinot Noir, Sauvignon Banc, Chenin Blanc y Gewurztraminer....Somontano es la Denominación de Origen más atractiva de los últimos años en nuestro país, y de notable eco en el mercado internacional. Somontano es el mejor ejemplo de cómo luchar para mejorar la calidad de cualquier nueva Denominación de Origen que quiera estar en la Europa del nuevo siglo”. .
De esta Denominación de Origen encontré en internet la siguiente información: “ Fue creada en 1984, y desde entonces ha evolucionado de forma positiva a través del campo de acción de Consejo Regulador, la aparición de nuevas marcas de vinos, la instalación de nuevas bodegas y el trabajo profesionalizado de los viticultores. Todo ello ha potenciado la consolidación y prestigio de esta zona vitivinícola.
“Somontano es una D.O con carácter dinámico que ofrece a los amantes del vino un producto único y diferente. Hoy en día esta viviendo un momento histórico marcado por la llegada de nuevas bodegas, la inversión en capital, el crecimiento en producción y comercialización y el reconocimiento a la calidad de sus vinos por parte de las guías especializada más prestigiosas y de los consumidores. La Denominación de Origen Somontano cuenta con 13 variedades de uva, tanto locales como foráneas, procedentes de más de 4700 hectáreas de plantación. Ellas son la materia prima de la que nacen sus excelentes vinos: Tintas: Moristel Tempranillo, Parraleta, Cabernet-Sauvignon, Merlot, Syrah, Garnacha tinta y Pinot Noir. Blancas: Macabeo, Garnacha blanca, Alcañón, Chardonnay y Gerwürztraminer. El número de bodegas adcritas al Consejo Regulador asciende a treinta y dos”

En la página oficial de la empresa Viñas del Vero leí que “Viñas del Vero se establece en Somontano a finales de 1986 con la adquisición de 530 hectáreas de terreno en Barbastro y otras poblaciones cercanas. Fue adquirido por Gonzalez Byass en 2008. Debe a su nombre a un río de la comarca de Somontano, al pie de los Pirineos, famoso por sus barrancos, gargantas y cañones. Los primeros vinos de la bodega aparecen en el mercado en la primavera de 1990 y son elaborados en una bodega experimental de Salas Bajas. En 187 la empresa había adquirido la fina ‘San Marcos’ par la construcción de la nueva bodega que inauguraría en julio de 1993. En ella se desarrolla todo el proceso de elaboración, desde la selección de la vendimia hasta la crianza y el embotellado.

“Esta nueva bodega está equipada con la más moderna tecnología vinícola, que respeta el proceso natural de elaboración y asegura un perfecto control de las condiciones ambientales y de higiene. La característica más destacable es su disposición en vertical, con un desnivel de más de 12 metros. Las uvas vendimiadas llegan a la bodega por su parte más alta, donde se seleccionan. A partir de entonces, la fuerza de gravedad, el correcto seguimiento de cada momento del proceso y por qué no reconocerlo, la dos de ‘magia’ que siempre acompaña a la creación de los grandes vinos, son los principales aliados. Viñas del Vero no utiliza bombas ni otros procedimientos mecánicos que podrían resultar agresivos para el trasiego de uvas y mostos. Cuenta con doscientos cincuenta depósitos de acero inoxidable y con ocho mil barricas de roble americano y francés. Su producción es de seis millones de botellas al año”

Los vinos elaborados por la empresa Viñas del Vero están comprendidos en cuatro categorías: vinos jóvenes (Blanco, Rosado y Tinto), de Crianza (son varietales con reposo en barrica), de Colección (Gewürztraminer, Chardonnay, Merlot, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir y Syrah) y de Autor (Gran Vos Reserva y Clarión)
La cata “ciega” mensual número 185 del Grupo Enológico Mexicano, celebrada el martes 23 de febrero, se llevó a cabo en un salón privado del restaurante “Bistro 235”, la sede permanente de estas degustaciones analíticas. Para ella fueron seleccionados seis vinos de la marca Viñas del Vero, de la Denominación de Origen Somontano.
Las calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la calificación esté comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de “extraordinarios”.

La Mesa de Catadores estuvo integrada día por los siguientes enófilos: Patricia Amtmann, Alejandra Vergara, Mercedes Caño, Mauricio Romero, Luis Juan de Paz, Gustavo Riva Palacio, Roberto Quaas, Rafael Fernández, Darío Negrelos y Miguel Guzmán Peredo.

Los resultados fueron los siguientes:

Vinos blancos

1.- Viñas del Vero Gewurztraminer, cosecha 2004. 13.0% Alc. Vol. Monovarietal 100% Gewürztraminer. Denominación de Origen Somontano. Bodegas Viñas del Vero. Barbastro, Huesca, España, . Calificación: 86.13 puntos. Precio: $ 200.00

2.- Viñas del Vero Blanco, cosecha 2007. 12.5% Alc. Vol. Coupage de Macabeu y Chardonnay. Denominación de Origen Somontano. Bodegas Viñas del Vero. Barbastro, Huesca, España, . Calificación: 82.50 puntos. Precio: $ 190.00

3.- Viñas del Vero Clarión, cosecha 2004. 13.0% Alc. Vol. “Selección de nuestras mejores uvas blancas de nuestros mejores pagos”. Denominación de Origen Somontano. Bodegas Viñas del Vero. Barbastro, Huesca, España, . Calificación: 82.38 puntos. Precio: $ 251.00

Vinos tintos

1.- Viñas del Vero Gran Vos Reserva, cosecha 2003. 14.0% Alc. Vol. Coupage de Cabernet Sauvignon, Merlot y otras.. Crianza de dieciocho meses en barricas nuevas de roble francés (Allier). Denominación de Origen Somontano. Bodegas Viñas del Vero. Barbastro, Huesca, España, Calificación: 88.63 puntos. Precio: $ 360.00

2.- Viñas del Vero Crianza, cosecha 2004. 13.5% Alc. Vol. Coupage de 60% Tempranillo y 40% Cabernet Sauvignon. Crianza de ocho meses en barrica de roble americano. Denominación de Origen Somontano. Bodegas Viñas del Vero. Barbastro, Huesca, España, Calificación: 86.25 puntos. Precio: $ 158.00

3.- Viñas del Vero Ecológico, cosecha 2007. 13.5% Alc. Vol. Coupage de Garnacha y Syrah. Denominación de Origen Somontano. Bodegas Viñas del Vero. Barbastro, Huesca, España, Calificación: 84.50 puntos. Precio: $ 150.00

4.- Viñas del Vero Tinto, cosecha 2008. 13.0% Alc. Vol. Coupage de Cabernet Sauvignon y Merlot. Breve paso por barrica de roble americano. Denominación de Origen Somontano. Bodegas Viñas del Vero. Barbastro, Huesca, España, . Calificación: 82.63 puntos.
Precio: $ 106.00

Salta a la vista la magnífica relación calidad/precio de estos caldos, dos de los cuales superaron los 85 puntos, quedando, por ello, incluidos en la categoría de “muy buenos”, de acuerdo a los parámetros del Grupo Enológico Mexicano. Los cinco vinos restantes rebasaron los ochenta puntos, y quedaron ubocados en el renglón de “buenos” vinos.

Los catadores eligieron “Mejor etiqueta” la del vino Viñas del Vero Crianza, y “Mejor botella” la del vino Viñas del Vero Gewürztraminer.

Al concluir esta cata los integrantes de La Mesa de Catadores saborearon una exquisita cena, preparada por los dos chefs del “Bistro 235”, Mauricio Romero Gatica y Héctor Dongú. El menú consistió en las siguientes sabrosuras: como entrada una magnífica Ensalada Cesar con cogollos y pimientos del Piquillo, y costra de Parmesano, que armonizó muy bien con el vino blanco Viñas del V ero Clarión, cosecha 2004. El manjar principal fue Filete de res en salsa de mostaza al estragòn, con papitas y espárragos, cuyo maridaje fue con los vinos tintos Viñas del Vero Crianza, cosecha 2004 y con el excelente vino tinto Viñas del Vero Gran Vos, cosecha 2003. El melindre final fue Crème bruleè de cajeta, con frambuesas.









miércoles, 17 de febrero de 2010

CATA DE VINOS DE ESPAÑA


DE LAS ISLAS BALEARES, PAIS VASCO, MURCIA Y TORO

No hay mejor refrán que buen vino y buen pan.
Proverbio español.


Vizcaya es tan pequeña que no se ve en el mapa.
Pero bebiendo vino nos conoce hasta el Papa.
Canción popular vizcaína


El viñedo de España es el mayor del mundo, con una extensión superior a un millón de hectáreas (exactamente 1.200.000, al año 2009) dedicadas al cultivo de la uva. Por su producción de vino ocupa el tercer lugar, ya que fueron producidos ---en el año señalado--- tres mil ochocientos litros de vino, por atrás de Francia e Italia. El número de Denominaciones de Origen, sin contar la categoría Vinos de la Tierra, asciende a ochenta, enlistadas por orden alfabético desde las de Abona y Alella hasta las de Ycoden-Daute-Isora y Yecla.
Los vinos más renombrados de España son, sin lugar a duda, los de las Denominaciones de Origen Rioja, Ribera del Duero y Jerez, a los cuales se suman aquellos elaborados en Cataluña y Galicia. A más de las cinco anteriores vienen cobrandpo renombre los vinos de las D.O. Rueda, Toro y Bierzo. Pero es prudente señalar que, entre muchas otras regiones vienen cobrando notoria importancia los vinos de las Islas Baleares, del País Vasco y los de Toro, a los cuales dedico ahora esta breve crónica.
El archipiélago de las Islas Baleares está formado por cinco islas: Mallorca, Menorca, Ibiza, Formentera y Cabrera. La producción más cuantiosa es la de Mallorca, donde se ubican las únicas dos denominaciones de origen de este archipiélago, Binissalem-Mallorca y Pla i Llevant.
En la documentada obra Los vinos de España (Ediciones Castell, Madrid, 1984), del cual es autor Miguel A. Torres (propietario de la prestigiada Bodega Miguel Torres, de Cataluña, y uno de los grandes impulsores de la vitivinicultura en España), queda consignado que “ Si bien la viticultura ha conocido cierta regresión en las Baleares, todavía 4.500 hectáreas se hallan dedicadas a la explotación vinícola, y en años normales se obtienen unos 163 mil hectolitros de promedio. Existen tres zonas principales: Felanitx, Binisalem y la zona oeste, siendo la primera la más importante. En el resto del archipiélago hay algunos viñedos diseminados en las islas de Ibiza, Formentera y Menorca. Los vinos son tintos, en su gran mayoría, y proceden de las cepas Fogoneu, Callet y Manto Negro, principalmente. Los blancos se elaboran a partir de las variedades Prensal Blanco (Moll), Pepita de Oro, Calop Blanco, Moscatel, Agamusa, Quigat, Vinater y Xarel-lo”
Otro libro ---editado hace dos décadas--- que hace referencia a los vinos mallorquinos es Viajes por los vinos de España (Plaza & Janes Editores; Sirven Grafic, S.A., Barcelona, 1989), de los autores Andreu Parra y Miquel Sen. Allí se menciona, en el capítulo titulado “Mallorca: los escasos vinos del Paraíso”, que “Las tres islas baleares son productoras de vino. Sin embargo, tanto en Menorca como en Ibiza, la producción es mínima, y se destina casi en tu totalidad al consumo doméstico de los propios agricultores. En Ibiza se elabora un vi de pagés y, aunque los propios agricultores están orgullosos de él, es preciso reconocer que está, desgraciadamente, lejos de alcanzar las mínimas cotas de calidad. Sólo en Mallorca puede hablarse de una aceptable producción vinícola, destinada por completo al consumo interno. La vid llegó a Mallorca durante la dominación romana. Cayo Plinio Segundo, en su Naturalis Historia, ya habla de los vinos baleares, e incluso llegó a compararlos con los mejores caldos de Italia”
En otro libro, de publicación más reciente ( El pequeño Larousse de los vinos, Ediciones Larousse, S.A. de C.V.; México, D.F., 2007), queda asentado que “El vino más septentrional de España es elaborado en la región autónoma del País Vasco, compuesto por tres provincias: Vizcaya y Guipúzcoa, en el norte, y Álava, en el sur. Dos de las tres D.O. vascas se ubican en las provincias del norte; Bizkaiko Txakolina y Getariako Txakolina. Sobre el Golfo de Vizcaya el clima es marítimo, y las viñas están plantadas a los pies de las colinas, en suelos aluviales. Se elabora un vino blanco, seco, fresco y afrutado (90% de la producción), y a veces criado sobre lías, y un tinto ligero con las cepas locales: Hondarribi Zuri (blanca) y Hondarribi Beltza (tinta), ambos en estilo joven. El vino blanco se bebe como aperitivo, y acompaña en general a la cocina vasca, a base de pescados y mariscos. La pequeña D.O. Arabako Txakolina nació en 2002 en la provincia de Álava.”
De los vinos de las islas Baleares no hay mención en el libro mencionado..
Información más reciente acerca de estas Denominaciones es la que leí en un portal de internet, donde da a conocer que “La D.O. Binissalem-Mallorca se extiende al norte-este de la de la ciudad de Palma. La uva autóctona tinta Manto Negro es la más difundida. En cuanto a variedades blancas, la también local Moll es mayoritaria. Los vinos que actualmente se hacen poseen una marcada personalidad y notable calidad gracias al empleo de variedades de uvas nativas, aunque los caldos más modernos se están elaborando a partir de la mezcla con variedades extranjeras (francesas o peninsulares). Eso sí, estas variedades foráneas (Cabernet Sauvignon y Syrah, en mayor medida) quedan como complemento y, si fuera necesario, refuerzo de las autóctonas (Manto Negro y Callet principalmente), que son las que están demostrando un tremendo potencial para la crianza, lo que sugiere que esta zona podrá producir excelentes vinos en el futuro. Las bodegas más innovadoras aplican el criterio de Château en sus explotaciones vinícolas : viña y bodega en una misma propiedad. Elaboran vinos tintos (jóvenes o crianzas), rosados, blancos y espumosos.”La D.O. Plà i Llevant se sitúa en Centro y en el E de la Isla de Mallorca. Aunque en los últimos tiempos se han introducido variedades tintas procedentes de la península (Tempranillo o Monastrell) y de otros países (Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah), son las uvas autóctonas, como Callet, Fogoneu y Manto Negro, las que marcan el carácter de estos vinos, elaborados con buena y adecuada tecnología. Son vinos tintos que se caracterizan por su intensidad de color y aromas complejos de frutas. En la boca los taninos son suaves y con una acidez equilibrada, que dan en su conjunto una sensación de frescor. En cuanto a los vinos blancos, destacan los de uva Chardonnay, especialmente los fermentados en barricas de madera, con aromas muy marcados de frutas tropicales, así como aromas lácticos y a vainilla. También se hacen moscateles secos, que ofrecen aromas florales. Los vinos blancos procedentes de variedades Prensal Blanc, Parellada y Macabeo, presentan aromas de frutas ácidas. Cuando los vinos son fruto de combinaciones de estas variedades el resultado es un complejo conjunto de aromas muy frescos al paladar”. Otra información acerca de estos vinos de la Denominación de Origen de Binissalem-Mallorca y de la Denominación de Origen Vi del Pla i Llevant., y de las uvas aborígenes con las cuales están elaborados, permite saber “Se trata de las variedades llamadas Callet, Manto Negro y Prensal Blanco (igualmente tiene el nombre de Moll). Más concretamente, en el caso de los vinos de la Denominación de Origen Binissalem, estos son elaborados principalmente con uvas de las variedades autóctonas Manto Negro y Moll, mientras que en el caso de los vinos de la Denominación Pla y Llevant, intervienen más variedades negras: Callet, Fogoneu, Ull de Llebre, Manto Negro, Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah, a más de las variedades blancas: Chardonnay, Moll, Macabeo, Parellada y Moscatell. Sin embargo, ninguna de las variedades antes mencionadas (Callet, Manto Negro y Prensal Blanco) había sido hasta ahora suficientemente caracterizada. No se había analizado su variabilidad genética y no se habían seleccionado los genotipos que podrían dar mejor resultados de cara a la cosecha; es decir, nadie había hasta ahora realizada una selección clonal”.
En Wikipedia consignan que “la cepa Callet es una cepa de uva tinta (Vitis vinifera) originaria de la isla de Mallorca, en España. Es una planta rústica y poco vigorosa, pero de alto rendimiento (sobrevivió a la "crisis" de la filoxera posiblemente por su alta producción). Tiene racimos de tamaño medio y compactos. Las bayas son de tamaño grande y forma redonda. Produce vinos de baja graduación, teniendo problemas para superar los 12'5º de alcohol probable y baja coloración, salvo en casos excepcionales en que las practicas culturales, terreno y clima (terroir) permiten obtener vinos de alta expresión. En cualquier caso presenta un aroma peculiar muy interesante a nivel enológico”.
Por lo que concierne a los vinos del País Vasco diré que existen tres Denominaciones de Origen, que llevan los siguientes nombres: de Álava-Arabako Txakolina, de Vizcaya-Bizkaiko Txakolina y de Getaroa-Geriako Txakolina. El vino llamado Txakoli es un vino blanco, de graduación alcohólica reducida –oscila entre los 10 y lois 12---, de características organolépticas definidas en cuanto a su aroma afrutado, de discreta acidez y sabor agradable. “Es un vino muy característico y diferenciado con personalidad propia, por lo que se encuentra entre los productos más tradicionales de Euskal Herria.. Cabe destacar que es fundamentalmente blanco, aunque también se producen en menor cantidad tintos y rosados conocidos también bajo el nombre "ojo de gallo".
De los vinos del País Vasco leí que son “Dos variedades autóctonas, la Hondarrabi Zuri y la Hondarrabi Beltza, las cepas que cultivadas en emparrados y en espaldera producen las uvas con las que se elabora el Txakoli. La denominación de origen Bizkaiko Txakolina incluye además en su reglamento la variedad Folle Blanche.
“Unas cuidadas vendimias a comienzos de otoño, buscando el equilibrio de azúcares y acidez, junto a una esmerada elaboración en virgen, con las más modernas tecnologías de prensado y de fermentación producen el Txakolí.
“El consumo de Txakoli ha aumentado considerablemente estos últimos años, debido a que se adecua perfectamente a las tendencias actuales de beber vinos ligeros, frescos y afrutados. Es el perfecto acompañante para todo tipo de mariscos, entrantes y pescados. Cabe destacar que al ser un vino que no pasa más de 30-40 días en la barrica, se debe beber a lo largo de la campaña.
“En lo que a las diferencias entre las denominaciones respecta, destaca el txakoli de Getaria que contiene más carbono y por lo tanto es algo más espumoso. Las denominaciones de Bizkaia y Araba son algo más tardías y mientras el clima de la primera es algo más oceánico por el impacto del mar, la denominación alavesa se produce en un clima más seco”.
De los vinos de la Denominación de Origen Toro, encontré esta información en la pagina oficial del Consejo Regulador de esa Denominación: “Desde tiempos remotos Toro está ligado al cultivo de las viñas y a la elaboración de vino. Su origen es anterior a los romanos, pues son numerosos los documentos que atestiguan el cultivo de la vid y su importancia económica en la ciudad y en su entorno. Durante la Edad Media fue muy apreciado y se le concedieron privilegios reales para su comercialización, como por ejemplo en la ciudad de Sevilla donde otros vinos estaban prohibidos por decisión real y el de Toro estaba permitido comercializarlo. . La artesanía y el comercio se benefició de la explotación comercial de los famosos viñedos. A partir del siglo XII la ciudad de Toro tuvo un gran auge constructivo, sobre todo entre los años 1730 y 1570. Es donde más huellas de edificaciones dejaron. Mucha influencia de todo lo que ocurría en la ciudad lo tuvo la comercialización del vino en América. Por las características que tenía el vino era el ideal para soportar la gran travesía del océano Atlántico. Con este vino se bautizó el Nuevo Mundo americano. Incluso se dice que el nombre de una de las carabelas de Colón, la llamada “la Pinta” se debe a un dicho de Toro de “vamos a tomar una pinta de vino”. También era un vino muy apreciado entre los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. A mediados de los años 70 del pasado siglo XX se empezó la remontada de este sector económico tan importante para Toro y su zona, culminando en el año 1987 con la creación de la Denominación de Origen “Toro”. Hoy es una de las Denominaciones de Origen españolas que más crece y sus vinos vuelven a ser como antaño: muy apreciados. Numerosas empresas vitivinícolas de otras zonas de España se han instalado en su Zona de Producción, comercializando el vino de Toro en España y en el extranjero”.
Por lo que concierne a los vinos de la Denominación de Origen Bullas diré que “la zona de producción está constituida por los viñedos ubicados en los municipios de Bullas, Cehegín, Mula, Pliego y Ricote y, en parte de los de Calasparra, Caravaca, Moratalla y Lorca, situados en la zona del Noroeste de la Región de Murcia”. Y la Bodega Cooperativa Nuestra Señora del Rosario fue fundada en 1950 y desde el año siguiente ha venido produciendo vinos procedentes de los viñedos de sus socios. Es la bodega más importante de la Denominación de Origen Bullas, la cual elabora el 85% del total de vinos de esta zona..
La cata “ciega” mensual número 184 del Grupo Enológico Mexicano, correspondiente a febrero de 2010, se llevó a cabo en un salón privado del restaurante “Bistro 235”, la sede permanente de estas degustaciones analíticas. Para ella fueron seleccionados siete vinos elaborados en España, y comercializados en México por la empresa Cepages & Terroirs du Monde.
Las calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la calificación esté comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de “extraordinarios”.

La Mesa de Catadores estuvo integrada día por los siguientes enófilos: Patricia Amtmann, Alejandra Vergara, Berangere Contreau, José Del Valle Rivas, Mauricio Romero, Luis Juan de Paz, Gabriel Iguíniz, Philippe Seguin, Roberto Quaas Weppen, Darío Negrelos y Miguel Guzmán Peredo.

Los resultados fueron los siguientes:

Vinos blancos

1.- Quivia, cosecha 2008. 12.0% Alc. Vol. Coupage de 60% Prensal Blanco y 40% Callet.. Fermentación y crianza sobre las lías. Vi de la Terra de Mallorca. Denominación de Origen Benisalem Bodega Anima Negra.. Calificación: 83.44 puntos. Precio: $ 190.00

2.- Txacoli Itsasmendi, cosecha 2008. 13.5% Alc. Vol. Monovarietal 100% cepa Hondarribi Zuri. Denominación de Origen Biskaiko Txakolina. Bodega Itsasmendi. Gernika, Vizcaya, Pais Vasco, España. Calificación: 83.33 puntos. Precio: $ 280.00

Vinos tintos

1.- An, cosecha 2005. 14.0% Alc. Vol. Coupage de 85% Callet, 10% Fogoneu y 5% Manto Negro. Denominación de Origen Islas Baleares. Crianza en barrica nueva francesa durante diecisiete meses. Bodega Ánima Negra. Felanitx, Islas Baleares, España. Calificación: 89.44 puntos. precio: $ 649.00.

2.- An/2, cosecha 2005. 13-5% Alc. Vol. Coupage de 65% Callet, 25% Fogoneu y Manto Negro, 10% Syrah. Denominación de Origen Boinisalem-Mallorca. Crianza en barrica durante dos meses (el 30% en barricas nuevas americanas y el 70% en barricas americanas de segundo uso y en barricas francesas de tercer año de uso. Bodega Ánima Negra. Felñanitx, Islas Baleares, España. Calificación: 85.22 puntos. Precio: $ 305.00

3.- Las Reñas Dulce, cosecha 2008- 12.0% Alc. Vol. Monovarietal 100% Monastrell. Denominación de Origen Bullas. Cooperativa Bodega de Nuestra Señora del Rosario. Murcia, España. Calificación: 84.00 puntos. Precio: $ 182 (botella de 500 ml)

4.- Virat, cosecha 2008. 13.5 % Alc.Vol. Coupage de 60% Callet y 40% Cabernet Sauvignon. Denominación de Origen. Islas Baleares.. Bodega Vinos de la Tribu (Tribal Wines). Calificación: 81.00 puntos. Precio: $ 175.00

5.- Auroch, cosecha 2008. 13.5% Alc. Vol. Monovarietal 100% Tinta de Toro. Denominación de Origen Toro. Vinos de la Tribu. . Morales de Toro, Zamora, España. Calificación: 80.78 puntos. Precio: $ 154.00

Los catadores eligieron “Mejor etiqueta” en el caso de los vinos blancos, la del vino Quivia, y de los vinos tintos la del vino Auroch..

Al concluir esta cata los integrantes de La Mesa de Catadores saborearon una exquisita cena, preparada por los dos chefs del “Bistro 235”, Mauricio Romero Gatica y Héctor Dongú. El menú consistió en las siguientes delicias. Ensalada de verduras parrilladas y queso brie, que armonizamos con e vino Txakoli Itsasmendi. Y luego Robàlo Koskera( salsa de ajo, perejil,con esparragos blancos, almejas y huevo cocido), que maridamos con dos vinos tintos: Auroch, cosecha 2006 y An 2005, lo que significó una excelente combinación al paladar. El postre consistió en Chesee cake con brownie, y al final una taza de expresso doble.






miércoles, 10 de febrero de 2010

LA COCINA REGIONAL DE FRANCIA


Gourmand es aquel que se deleita con las comidas
o bebidas buenas. Gourmet es el que conoce y
prefiere los vinos más selectos. Pero aquel que
es prudente e inteligente como un filósofo, discreto,
entendido y refinado en ambas disciplinas,
debe ser llamado Gastrósofo.

Harry Schraemli

En la historia de la gastronomía francesa ocupa un lugar relevante Maurice-Edmond Sailland, mejor conocido por su seudónimo de Curnosnky, a quien sus contemporáneos, en el siglo diecinueve, honraron dándole el título de “Príncipe de los Gastrónomos”. En el libro Delicias del buen comer (Editorial Everest; León, España; 1974) --- en el cual no figura ninguna persona como autor---, leo que Curnonsky clasificó la cocina francesa en cuatro categorías: “la gran cocina, culta, de sabores variados, refinados, exquisitos, la de los palacios y las embajadas; la cocina burguesa, triunfo indiscutible de los buenos chefs y virtuosas cocineras de Francia; la cocina regional, que resume y sintetiza los gustos de cada una de las regiones de Francia: Alsacia, Borgoña, Bresse, Languedoc, Perigord, Anjou, Turena, etc.; y la cocina campesina, hecha con los recursos del medio rural y con los productos de la huerta. Es una cocina sencilla, sana y sabrosa”.

Es indudable que la cocina francesa debe mucho de su preeminencia a la de Italia, pues conviene recordar que cuando Catalina de Médici (hija de Lorenzo II de esa dinastía, y de la francesa Madeleine de la Tour Auvergne) viajó, en 1533, a Francia, para contraer nupcias con el delfín Enrique II, hijo del rey Francisco I, lo hizo acompañada de un nutrido séquito de cocineros, quienes habrían de influenciar, con las exquisiteces de la gastronomía florentina, el arte coquinario del país que los recibía.

Pasados los siglos, después de la Revolución Francesa, habría de surgir la “gran cocina francesa”, con personajes como Marie.Antoine Careme, célebre cocinero parisiense, y Jean-Anthelme Brillat Savarin, un afamado gastrónomo autor del libro Fisiología del Gusto; Meditaciones de gastronomía trascendente, considerado de manera unánime “la Biblia de los gastrónomos”

En una página de internet alusiva a la cocina francesa, leí que “La gastronomía de Francia es considerada como una de las más importantes del mundo. Está caracterizada por su variedad, fruto de la diversidad regional, tanto cultural como de materias primas, pero también por su refinamiento.. Su influencia se deja sentir en casi todas las cocinas del mundo occidental, que han ido incorporando a sus bases conocimientos técnicos de la cocina francesa. Varios chefs franceses tienen una gran reputación internacional, como es el caso de Taillevent, La Varenne, Carême, Escoffier, Ducasse o Bocuse”..
Ahora bien, de la misma manera como acontece con la gastronomía de México, en la cual la cocina de una región geográfica ---o de una ciudad--- es diferente a la de otra zona del país, así ocurre con Francia, justamente renombrada a nivel mundial por las excelencias culinarias que secularmente la caracterizan. Y cuando hago mención a las especialidades culinarias regionales en México no dejo de pensar que lo mismo acontece ---entre varios otros países--- con la cocina de España, que en sus diferentes áreas geográficas encierra un cúmulo de platillos tradicionales de señalada exquisitez. Esas diferencias, basadas principalmente en la utilización de los productos e ingredientes alimenticios propios de una determinada área geográfica, son las que otorgan a una cocina regional la peculiaridad que la hace atractiva y apetitosa para los paladares de quienes allí habitan, lo mismo que para los visitantes..

Una vez establecida esta premisa, y para entrar en materia en el tema que ahora me ocupa: la Cocina Regional de Francia, mencionaré que el libro El sabor de Francia (Editorial Limusa, México, 1994) es un precioso documento fotográfico ---con 375 ilustraciones a todo color--- hecho por Robert Freson, a más de contener la pormenorizada descripción, hecha por nueve escritores gastronómicos, de lo más sobresaliente de la cocina regional francesa. En la Introducción señala Robert Freson lo siguiente: En Francia la comida es considerada uno de los principales placeres de la vida, y cualquiera que haya pasado algún tiempo allá percibe el cuidado y la atención, las tradiciones y ceremonias que rodean los cultivos y su venta, así como la preparación de los alimentos. Una parte del principal atractivo de la cocina francesa es la enorme variedad regional que la caracteriza. La personalidad culinaria distintiva de cada región la determinaron en gran parte el clima el suelo, las influencias extranjeras y los gustos locales. Ya se trate de la cocina paysanne, bourgeoise u haute cuisine, la piedra de toque de la cocina francesa es su abundancia en recursos culinarios”..

Esta obra, un hermoso testimonio de la extraordinaria riqueza gastronómica que distingue a Francia, contiene “una descripción de los hábitos gastronómicos de las catorce grandes regiones de interés para el gourmet”, las cuales, enlistadas por orden alfabético son las siguientes: Alsacia, Anjou, Borgoña, Burdeos, Bretaña, Isla de Francia, Languedoc, Lyonnais, Normandia, País Vasco, Périgord, Provenza, Sologne y Turena.

En la dificultad de consignar, por lo menos una de las principales especialidades de cada una de esas catorce regiones, lo que tornaría en extremo prolija esta relación, haré mención únicamente a unas cuantas, que hacen las delicias de quienes practican el gastronomadismo (recuérdese que fue Curnonsky, líneas arriba mencionado, quien acuñó este neologismo, para aludir a los viajeros que gustan probar los guisos tradicionales de cada región que visitan). Esos platillos regionales son, entre muchas otras especialidades locales, la Choucroute, de Alsacia; el Coq au vin, de Borgoña; l’Homard a la armoricaine, de Bretaña; las Tripes a la mode de Caen, de Normandía; el Cassoulet, propio de Carcassone, Toulouse y Castelnaudary, en Languedoc; la Bouillabaisse, de Provenza; la Piperade a la basquaise, del País Vasco; la Truffe en croute, del Perigord, y la Lamproie a la bordelaise, de Burdeos.

Al ocuparme brevemente de estos manjares regionales, cuya sapidez nadie pone en tela de juicio, vienen a mi mente dos platillos más de la renombrada cocina regional de Francia, descritos jocosamente por Julio Camba (.autor, gastrónomo, viajero y humorista, pero ante todo un epicúreo, un bon vivant en la cabal acepción de la palabra), en su libro La Casa de Lúculo o El Arte de Comer (Espasa Calpe Argentina, 1937), donde refiere que ”El primer hombre que comió un caracol no era, ciertamente, un epicúreo sino un hambriento. Sólo el hambre, en efecto, pudo hacerle llevarse a la boca ese gasterópodo de aspecto inmundo, y hoy los caracoles de Borgoña tienen en la cocina francesa un tratamiento de excelencia. Y quien habla del gasterópodo habla del batracio. Las ranas no le ofrecían al hombre una apariencia mucho más apetitosa que los caracoles, pero algún músculo debían de tener cuando daban unos saltos tan largos”.

En fecha reciente se llevó a cabo la vigésimo segunda comida de la serie “Tertulias Gastronómicas” ---una realización conjunta del Grupo Enológico Mexicano y el Colegio Superior de Gastronomía. En el restaurante “Monte Cervino”, de esa prestigiada institución académica (Campus Lomas Verdes), se reunieron quince gastrónomos para disfrutar de una comida titulada “La cocina regional de Francia”. Para esta ocasión Gabriel Iguiniz, chef ejecutivo de esa academia gastronómica, comisionó al chef Rubén Mora para confeccionar los platillos que dieron forma a tan exquisita manducatoria. Es prudente mencionar que este chef estuvo algún tiempo trabajando en las cocinas del afamado restaurante “Maison Laperouse”, fundado en 1850, en Paris, que a la fecha se encuentra en funcionamiento en el barrio de Saint-Germain des Prés.

Una vez que los comensales pasaron a la mesa Berangere Contreau, directora general de la empresa Cepages & Terroirs du Monde, comentó que la firma comercial Kupal Wines es un proyecto en el cual están involucrados varios inversionistas mexicanos, quienes producen vinos chilenos de la marca Tacora. Ésta es una palabra derivada de la lengua aymará, que significa “pasto invernal”, y es el nombre de un volcán de 5.980 metros de altura, el más septentrional de Chile, próximo a la frontera con Perú.

Los Miembros del Grupo Enológico Mexicano allí presentes describieron las características organolépticas de los dos vinos degustados: Tacora Banco y Tacotra Tointol El primero, de la cosecha 2009, es un monovarietal 100% Sauvignon Blanc, elaborado con uvas del Valle de San Antonio, en Chile. El vino tinto, de la cosecha 2008, es un coupage de Cabernet Sauvignon y Carmenere, elaborado con uvas cosechadas en Peralillo, en el Valle de Colchagua, en Chile.

Del vino Tacora Blanco los comentarios giraron en torno a su color amarillo paja, brillante, con destellos verdosos. Su nariz, muy expresiva, mostraba aromas frutales y florales. De los primeros se distinguían los olores de los cítricos, membrillo, durazno, mientras que de los egungos se apreciaba aroma de azahar. A la boca su ataque resultó muy agradable, por su magnífica acidez, bien estructurada, con un leve dejo de amargor, no ingrato al paladar.

Por lo que respecta al Tacora Tinto mencionaré que se dijo que era de color rojo granate, ligeramente apagado, de aromas herbáceos, barrica fina, tabaco, especiado y de buen ataque a la boca.

En seguida dio comienzo el yantar, y el chef Rubén Mora describió cada uno de los platillos (que resultaron de señalada exquisitez), enfatizando que para diseñar el menú se había inspirado en la carta del restaurante “Maison Laperouse”, donde incrementó sus conocimientos como chef. El primer guiso fue Peras en reducción de vino tinto con Foie Gras salteado. Luego sirvieron Crema de espárragos, perfumada con trufa negra. Con estos dos manjares el maridaje fue con el vino Tacora Blanco. Luego llegó a la mesa el platillo principal: rack de cordero perfumado al romero, con ensañada de habas y papas salteadas al ajo, que armonizó muy bien con el vino Tacora Tinto.

A continuación degustamos tres delicias más: Créme Brulée al estragón, platón de quesos franceses surtidos y Trufas de chocolate semi amargo al Cointreau.

A manera de colofón recordaré un pensamiento de la escritora inglesa Virginia Woolf:
“No se puede pensar bien, amar bien, dormir bien sino se ha comido bien”.