miércoles, 11 de julio de 2012

CATA "CIEGA" ALEATORIA DE LOS MISMOS VINOS MEXICANOS DE VINICOLA FRATERNIDAD


De la tierra a la uva, del vino a la fraternidad.
La fraternidad es el complemento del
vino,  y después del vino….. más vino.

SALOMON COHEN
En un artículo publicado a principios de 2010 escribí que “en torno a la ciudad portuaria de Ensenada se localizan varios valles de gran vocación vitivinícola, de los cuales el más renombrado es el de Guadalupe  (ubicado  a 40 kilómetros al noroeste de Ensenada), donde se hallan las principales empresas productoras de vino. Enlistadas por orden alfabético las más importantes son las siguientes: Bodegas de Santo Tomás, Casa Pedro Domecq, Monte Xanic y Vinícola L.A. Cetto, cuya producción anual conjunta representa el noventa por ciento del volumen elaborado en el estado de Baja California”. 

Las otras áreas ---en aquella región bajacaliforniana--- donde la vitivinicultura florece en forma magnífica, son los valles de San Antonio de las Minas, San Vicente Ferrer, Valle de las Palmas, Santo Tomás y Ojos Negros. Y agregué en ese escrito que “es interesante consignar que al concluir el siglo XX, en diciembre del año 2000, había siete bodegas en los valles aledaños a Ensenada, el epicentro de la vitivinicultura estatal, y diez años más tarde funcionan cincuenta y siete, la mayoría de ellas denominadas “bodegas boutique”, cuya producción vínica es el llamado vino artesanal. Se estima que las mismas, también denominadas “bodegas garage”, o “de autor”, alcanzan, cada una de ellas una  producción anual  inferior a las cinco mil cajas  (sesenta mil botellas)”. 

Es igualmente interesante señalar que en un reportaje publicado en 2009, en la revista Expansión, leí un texto de Erick Falcón, en el cual asienta que “los enólogos más optimistas creen que en menos de tres años el Valle tendrá más de cien vinícolas pequeñas. Considerando que en siete años el número de bodegas se sextuplicó, la predicción no es desatinada”.

Acerca de los pequeños productores de vino, asentados en la zona aledaña a la ciudad de Ensenada, en los valles líneas arriba enlistados, diré que el enólogo Álvaro Ptacnik,  (creador de la bodega Vinos  Shimul, quien sido un gran promotor ----mediante la realización de diversas presentaciones en la ciudad de México, de esos vinos producidos por entusiastas enófilos--- de quienes dedican sus mejores esfuerzos a elaborar vino en Baja California, digamos en forma artesanal, o en forma incipientemente comercial, por su reducida cantidad, me expresó lo siguiente: “El primer comentario es que tal vez debemos referirnos a productores más que a bodegas, pues en este sector son muchos quienes no tienen instalaciones propias, ni viñas donde vendimian las uvas para la elaboración de sus vinos. Muchos utilizan instalaciones de terceros,  o de prestadoras de servicios como la Estación de Oficios del Porvenir. O bien adquieren las uvas de otros viticultores. Al referirlos como Bodegas sólo se tendría que considerar a quienes tiene "Bodega", y solamente haciendo en su caso la especificación como pequeñas bodegas o pequeños productores, ya que hay algunos que producen, anualmente, solamente doscientas cajas de vino”.
Y agregó que “Los otros términos (aparte de pequeño productor) usados para esos vinos, como Boutique, de Autor,  Garage, Artesanal, etc., en mi opinión son argumentos de venta. Yo no vería en su método de elaboración,  o en sus cualidades gustativas, ninguna diferencia sustancial o técnica en los vinos,  aun cuando cada acepción haga referencia a algo específico”.
Atendiendo la solicitud que le hice, acerca del número de esas pequeñas bodegas o pequeños productores, me proporcionó una extensa lista de treinta y seis de esos negocios vinícolas o vitivinícolas asentados en aquellos hermosos parajes de Baja California. En esta relación figuran bodegas que, al paso de los años (quizá menos de una década), han adquirido importancia por la calidad de los vinos que elaboran. Entre muchas otras puedo mencionar las siguientes: Viña de Liceaga, Casa de Piedra, Vides y Vinos Californianos, Bodegas San Rafael, Mogor Badan, La Llave Cru Garage, Adobe de Guadalupe, Vinisterra, Barón Balché, Viñedos Lafarga, Viñas Pijoán y Montefiori.
Álvaro Ptacnik concluyó su comentario señalando lo siguiente: “Considero que el futuro inmediato, lo mismo que a largo plazo, será favorable, con la observación de que del universo de bodegas y/o productores, seguramente habrá un tamizado. Unas dejaran de existir y participar,  y otras continuarán. Pienso que las más consistentes y cuidadosas, y en términos generales aquellas que no han sobrepuesto al interés de la actividad, el interés de negocio o económico”.
Hasta aquí los comentarios, de hace unos cuantos años, referentes  a los pequeños productores de vinos en Baja California.
Para quienes nos alegra saber que día a día se incrementa notoriamente el número de bodegas vitivinícolas, o simplemente vinícolas, en los valles próximos a Baja California, y por ende la producción global de vino ---en esa la zona, la más importante en México, en esta materia--- diré que a finales de 2010 se llevó a cabo la presentación de los vinos de una nueva bodega elaboradora de vinos, la cual lleva por nombre Vinícola Fraternidad.
Salomón Cohen, uno de los ocho socios en este proyecto, señaló ese día que “Es un sueño iniciado, entre amigos, hace cuatro años, que ahora estamos realizando. Surge del gusto de compartir el placer de la charla y la convivencia en torno al vino y la buena comida. Después de probar distintas variedades y estilos, un día también  nos planteamos la oportunidad de hacer nuestros propios vinos”.
Deseoso ese grupo de amigos de materializar sus inquietudes, tendientes a comenzar a elaborar vinos de encomiable calidad, tuvieron el acierto de contar con la experiencia del enólogo José Luis Durand, quien los asesora en la producción de caldos vínicos,  y del arquitecto Ricardo Legorreta, autor del proyecto que contempla no sólo las instalaciones de una moderna vinícola  --cuyo diseño arquitectónico está cabalmente integrado al paisaje del Valle de Guadalupe---, sino también de un hotel boutique y un restaurante. Las etiquetas de los cuatro vinos: Nuva, Ímpetu, Boceto y Trazo muestran bocetos de lo que será esta construcción.

Salomón Cohen ha dicho que la producción anual estimada será de  mil 600 cajas de vinos, elaborados con uvas compradas a Camillo Magoni, enólogo de la bodega L.A. Cetto.
Me parece conveniente mencionar que José Luis Durand es un enólogo chileno, quien vino a México en el año 2000, y laboró para la Casa Domecq, en el llamado Valle de Calafia, dentro del Valle de Guadalupe. Después formó su propia bodega, Sinergi, y creó sus vinos, principalmente el de la marca Ícaro. Por otro lado diré que el hecho de que la Vinícola Fraternidad adquiera uvas a Camillo Magoni (quien con su experiencia y creatividad ha hecho que los vinos de la Vinícola L. A. Cetto hayan sido galardonados con el mayor número de medallas, en certámenes internacionales, otorgadas a una bodega mexicana), es un factor sobresaliente para que José Luis Durand pueda lograr con tan magnífica materia prima excelentes vinos.
Cabe agregar que los días 23 y 24 de septiembre de 2011 se llevó a cabo la Décima Cata de Vinos Mexicanos, organizada por Martha Robles (editora, a la sazón, de la revista Día Siete). Un panel de veinte jueces, del cual yo formaba parte,  evaluó cien vinos mexicanos  ---de todas las regiones vitivinícolas de nuestro país---, calificando sus características organolépticas. Treinta de esos vinos fueron designados “los mejores vinos en México”. En esta selecta lista figuró el vino Trazo, cosecha 2009, al cual, en esa cata “ciega”, yo había otorgado 91 + puntos, lo que, de acuerdo a mi personal parámetro de calificación, significaba que podría alcanzar uno o dos puntos más en la puntuación final.    

La cata “ciega” mensual número 220  del  Grupo Enológico Mexicano, correspondiente al mes de julio de 2012, tuvo lugar en el salón “Decanter”, del hotel St. Regis México City. Ese día fueron degustados, de manera aleatoria, ocho vinos de la bodega bajacaliforniana Vinícola Fraternidad,  ubicada en el Valle de Guadalupe.  Menciono la palabra aleatoria, porque cada uno de los cuatro vinos elaborados por esa bodega fueron degustados en dos ocasiones, en cosechas diferentes, sin que los diez de los doce catadores tuvieran conocimiento de ello.

La Mesa de Catadores estuvo integrada esa tarde por los siguientes enófilos: Patricia Amtmann,  José del Valle Rivas, Joaquín López Negrete, Darío Negrelos, Philippe Seguin, Salomón Cohen, Javier Pérez Rubio, Juan Ignacio Torreblanca, Rafael Fernández Flores, Roberto Quaas Weppen y  Miguel Guzmán Peredo.

Las calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la calificación esté comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de “extraordinarios”.

Los resultados fueron los siguientes:

Vinos blancos:

1.- Nuva, cosecha 2011.   Coupage de Chardonnay, Sauvignon Blanc y Moscato de Canelli.  13.2 %  Alc. Vol. Crianza del Chardonnay en barrica durante cuatro meses. Calificación: 82.73   puntos. Precio: $ 349.00

2.- Nuva, cosecha 2010.  Coupage de Chardonnay, Sauvignon Blanc y Moscato de Canelli. 13.2 %  Alc. Vol. Crianza del Chardonnay en barrica durante cuatro meses. Calificación: 82,55   puntos. Precio: $ 349.00

Vinos rosados:

1.- Ímpetu, cosecha  2011.  Coupage de Grenache, Syrah y Chardonnay. 13.0 %  Alc. Vol.  Calificación: 82.45  puntos. Precio: $ 285.00

2.- Ímpetu, cosecha 2009. Coupage de Cabernet Franc y Tempranillo. 13.0 %   Alc. Vol.  Calificación: 79.18  puntos. Precio: $ 285.00

Vinos tintos:

1.- Trazo, cosecha 2009.   Coupage de  Cabernet Sauvignon, Nebbiolo y Petit Verdot. 13.0 %   Alc. Vol.  Crianza en barrica de roble francés y estadounidense durante doce meses, y doce meses de reposo en botella. Calificación: 86.45   puntos. Precio: $ 785.00








2.- Boceto, cosecha 2009   Coupage de Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Nebbiolo.  13.5 %    Alc.Vol.  Crianza en barrica de roble francés y estadounidense durante seis meses. Calificación: 85.45  puntos. Precio: $ 439.00

3.- Boceto, cosecha 2010   Coupage de Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Nebbiolo.  13.5 %  Alc.Vol.  Crianza en barrica de roble francés y estadounidense  durante seis meses.  Calificación: 83.45  puntos. Precio: $ 439.00









4.- Trazo, cosecha 2008   Coupage de  Cabernet Sauvignon, Nebbiolo y Petit Verdot. 13.0 %   Alc. Vol. Crianza en barrica de roble francés y estadounidense durante doce meses, y doce meses de reposo en botella. Calificación: 82.09   puntos. Precio: $ 785.00

Los catadores eligieron la del vino  Trazo como “mejor etiqueta”.

Al concluir esta degustación organoléptica fue servida una exquisita cena, diseñada por Guy Santoro,  Chef de Cuisine del hotel St. Regis México City. El primer tiempo: Ceviche de mariscos, con cilantro y frutas exóticas, guacamole y aceite de oliva. Después vino una Sopa de tomate fría, con arlequín de verduras y camarones salteados con cilantro. El tercer tiempo: Lomo de robalo rostizado con aceite de oliva y salsa verde, sobre una cama de espárragos y brotes de verdolagas. En seguida: Abanico de res en salsa de vino, echalotes confitados, papa rostizada y puré de chícharo. El postre fue una Tablilla de chocolate con helado de vainilla y salsa de café. Para terminar, una taza de café express. Con estas sabrositudes degustamos los vinos Nuva, cosecha 2011. Boceto, cosecha 2009, y Trazo 2009.