jueves, 28 de abril de 2011

UNA COMIDA CON EL CHEF RICARDO MUÑOZ ZURITA


Ya en anterior ocasión hice mención a Ricardo Muñoz Zurita, dilecto amigo desde hace muchos años y un ameritado chef, ampliamente reconocido, tanto en México como en el extranjero. Entre las numerosas ---y prestigiadas--- distinciones de que ha sido objeto quiero mencionar la de “Chef del Año 2010”, otorgada por el Club Vatel de México; el Reconocimiento como Veracruzano Distinguido, discernido por el Gobierno del Estado; el diploma Five Star Diamond Award 2007, y el Homenaje Nacional Fusión México 2010.

Considero conveniente enfatizar en la importancia de este renombrado artífice de la cocina mexicana ---quien ha publicado nueve libros acerca de la cocina mexicana--- diciendo que en alguna página de internet encontré una semblanza de este chef, nacido en Tabasco pero criado en Veracruz, el cual, por la precisión de los conceptos, me parece digna de ser transcrita en este espacio: “En el ambiente culinario de México Ricardo Muñoz Zurita es referencia en todo tipo de investigaciones gastronómicas y obras literarias que le han valido calificativos como, el antropólogo de la cocina mexicana, el chef viajero de la cocina mexicana, enciclopedia viviente y el dueño de la historia contemporánea de la cocina mexicana. Debido a sus innumerables artículos libros, participaciones en revistas, festivales gastronómicos, radio, televisión y docencia y por ser un incansable investigador y difusor de la cultura de la cocina mexicana, ha sido invitado a diferentes lugares del mundo como conferencista , jurado y embajador de cocina, las paredes de sus restaurantes café azul y oro están plagadas de reportajes de el y de su cocina, en su casa existen muchas medallas y estatuillas que han sido premios y reconocimientos por una labor de hace mas de 25 años, que se ha basado en llevar la cocina tradicional mexicana a grandes restaurantes en el mundo . Es también considerado como una nueva máxima autoridad de cocina mexicana, por sus libros, sus investigaciones y por sus exitosos restaurantes”.

Ahora nuevamente hago alusión a su encomiable quehacer profesional, en virtud de haber disfrutado, hace unos días, el pasado “Sábado de Gloria”, de una placentera comida en su compañía, en el restaurante “Azul Condesa”, que forma parte de la tríada de sus establecimientos de restauración (los otros dos están ubicados en la Ciudad Universitaria, y llevan los nombres de Azul y Oro, uno en el Centro Cultural Universitario y el otro en la Torre de Ingeniería). Este restaurante, “Azul Condesa”, está ubicado en Nuevo León 68, y para hacer mención a la reciente inauguración de este hermoso salón comedor, transcribiré un par de párrafos de un texto escrito por Jorge Toledo, prestigiado crítico gastronómico, quien en su columna periodística de El Economista escribió ---en enero de 2011--- lo siguiente: “El encuentro y subsecuente asociación eran inevitables... Por un lado, Ricardo Muñoz Zurita, célebre chef propietario del sabroso Café Azul y Oro localizado en los terrenos del Centro Cultural Universitario, cuya carta y festivales de cocina mexicana son ya famosos, y por el otro lado, la chef Salomé Álvarez y Gonzalo Serrano, restauradores reconocidos de la ciudad de México, fundadores del restaurante Ligaya desde hace 14 años, con una clientela de habituales muy sólida.

“Hace apenas unos meses se conocieron y el flechazo fue instantáneo, pues Ricardo acariciaba la idea desde hacía un tiempo, de tener un restaurante en otro lado de la ciudad, para tener la oportunidad de maridar sus platillos con vinos y licores, cosa que no podía lograr dentro del área de Ciudad Universitaria. Salomé y Gonzalo pensaron que era el momento de ofrecer a su clientela una carta diferente. Así nació el restaurante Azul Condesa (ubicado en Nuevo León 68, Colonia Condesa, teléfonos 5286-6268, 5286-6380), que ofrece lo mejor de las amplias experiencias de sus tres socios. Antes de abrirlo, rediseñaron y ampliaron el área de la cocina, cambiaron sillas, vajilla, manteles y servilletas y en la planta alta colocaron un piso de cantera, conservando el aforo total de 120 lugares” . Hasta aquí esa cita.

Una cálida tarde de abril nos instalamos Ricardo y yo en el hermoso balcón del restaurante “Azul Condesa”, para dar comienzo a una prolongada y deliciosa manducatoria. Mientras degustábamos Champagne Moët & Chandon Rosé fueron traídos diversos platillos ---se trataba de un menú degustación de algunas de las especialidades de este restaurante---, en un desfile de suculencias, diseñadas por este gran creador del arte gastronómico nacional. A manera de botana saboreamos el Pïco de gallo de mango (consistente en chile, jitomate, con cubos de mango y totopitos de maíz), y luego continuamos con Ceviche de pescado marinado con limón y pequeños trozos de aguacate y mango. También nos gratificamos con un tamalito de acelga, estilo Tabasco, y con un exquisito salpícón de venado (importado de Nueva Zelanda)

Como platillos principales probamos Cochinita pibil con salsa X-ni pek, frijoles negros y tortillas, para comer el guiso en tacos. En seguida Posta de robalo al mojo de ajo, acompañado de arroz blanco y plátano macho frito. Con estas apetitosidades bebimos varias copas del vino tinto Gran Tarapacá cosecha 2003. Como todavía había un poco de espacio comimos Mole amarillo con costillas de cordero, acompañado de papas.

Cabe hacer mención que, a diferencia de los dos restaurantes “Azul y Oro”, ubicados en Ciudad Universitaria, en los cuales no se sirven bebidas etílicas, en “Azul Condesa” la carta de estos néctares etílicos, tanto vinos como destilados, en muy amplia y seleccionada con todo tino.

Los postres estuvieron presentes en esta comida en los tres siguientes melindres: Pastel espumoso de mamey, el Nicuatole zapoteco ( flan de maíz con salsa de chocolate y salsa de zapote negro) y el Tiramisú Azul Oro, acompañados con una aromática taza de café express y una copa de Chartreusse verde.

A manera de colofón citaré una frase del enólogo inglés Michael Broadvent, una reconocida autoridad en el mundo del vino: “Beber buen vino acompañando buenos platillos, en grata compañía, es uno de los placeres más civilizados que existen”.

miércoles, 13 de abril de 2011

LOS VINOS DE BULGARIA


Hay al comienzo de cada gran comida

dos clases de miradas furtivas: aquellas que se

lanzan hacia el escote de la bella señora, y

aquellas otras que se lanzan hacia la

etiqueta de la buena botella.

RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA

(1883-1963)

Hace nueve años degusté por primera vez, en la ciudad de México, vinos de Bulgaria, importados por quien ---algún tiempo después--- sería Miembro de Número del Grupo Enológico Mexicano. Me refiero a José Del Valle Rivas, quien se estrenó como comercializador de vinos trayendo caldos de aquel país de Europa oriental, lo que a mi parecer era un reto muy grande, pues no había conocimiento previo en México de la calidad de esos vinos.

En febrero de 2001 se llevó a cabo la cata “ciega” número 69 del Grupo Enológico Mexicano, y en ella degustamos ocho vinos: cuatro de la marca Lovico, dos de la marca Chateau Slavyantsi y dos de la marca Vinprom Cirpan. Año y medio más tarde tuvo lugar una nueva cata, la número 85, igualmente con vinos de Bulgaria, y en esa ocasión evaluamos vinos de las bodegas siguientes: Lovico Cirpan, . Vinex Slavyantsi.y Lovico Suhindol Winery.

De dichas catas escribí sendos reportajes, de los que ahora transcribo un extracto de las partes medulares.

En el corazón de la península de los Balcanes se localiza Bulgaria, cuya superficie es de casi ciento once mil kilómetros cuadrados (exactamente 110.912). Como necesario punto de comparación diré que la extensión territorial de esa nación de Europa Oriental es menor a la del estado de Durango, que cuenta con poco más de ciento diecinueve mil kilómetros cuadrados. El número de habitantes de Bulgaria, país colindante con Grecia, Rumania, Serbia y Turquía, es superior a los nueve millones.

Las modernas investigaciones arqueológicas permiten suponer que el territorio actualmente ocupado por Bulgaria, bien puede haber sido la primera región geográfica donde fueron plantadas viñas, y, por ende, la zona donde inicialmente sus moradores elaboraron vino. Se habla de que esta actividad vitivinícola tuvo lugar entre los años seis mil y tres mil antes de Cristo, cuando a estas tierras se les llamaba Tracia. Por lo tanto, miles de años antes que los romanos difundieran por doquier sus vinos, los tracios plantaron los primeros viñedos en las áreas septentrional y meridional de los Balcanes, dando comienzo a la producción de caldos vínicos, que fueron ponderados por Homero en sus libros: “La Ilíada” y “La Odisea”. Como dato curioso mencionaré que en esta misma región --a la cual hace miles de años algunos llamaron Pomoria— se expidió una ley, en el siglo II de nuestra era, mediante la cual los viñedos serían objeto de protección de parte del gobierno local.

En Bulgaria hay cinco regiones vitivinícolas: la septentrional, la oriental, la subbalcánica, la meridional y la sudoccidental. La superficie cubierta de viñas es de casi ciento setenta mil hectáreas, y la producción anual promedio es de unos doscientos cincuenta millones de litros de vino. El veinte por ciento del total (cincuenta millones de litros) está destinado al mercado interno, mientras que el restante ochenta por ciento (doscientos millones de litros) es comercializado en el exterior, en setenta países. Con base a estas cifras es que se dice que Bulgaria era, al comenzar el siglo xxi, el segundo país exportador de vio embotellado en el mundo, por atrás de Francia.

El clima de las áreas donde se cultiva la vid es parecido al de la parte sur de Francia, en Provenza, y al que priva en el centro y sur de Italia. Bulgaria se encuentra en la misma latitud que la región de los Abruzzos. Las variedades de uvas tintas más extensamente cultivadas son las siguientes: Cabernet Sauvignon, Gamza Vinenka, Mavrud, Melnik, Ottonel, Pamid y Trakia. Las cepas blancas son Chardonnay, Misket, Dimita, Galatea, Riesling, Tamyanka y Rkatsiteli.

En el portal Wine Pleasures encontré, en fecha reciente, un interesante texto de Esteban Cynowiec, publicado el 4 de febrero de 2010, donde menciona que Bulgaria “Orgullosa de sus más de seis mil años de cultivo de la vid y la vinificación, que se remontan a la civilización Tracia antigua, también afirma ser la patria de Dionisio, el Dios del vino, así como de Orfeo y Espartaco, también perfila como la nueva niña mimada del mundo del vino. Así lo muestra la increíble convocatoria que tuvo la cata que ayer organizó la empresa Vinos de Bulgaria, en el Barceló Hotel Montserrat (de Cataluña), en el marco de The Wine Pleasures International Wine Tourism Conference . En el evento dirigido por Nedko Nedev, General Manager de Vinos de Bulgaria y el reconocido sommelier Juan Manuel Gonzalvo, se degustaron el Salta Terra Mavrud 2006, de Pulden Winery; el Unique Mavrud 2005, de Pamidovo Winery; el Merlot 2006, de Terra Tangra Winery; el Rubin Nobile 2006, de Logodaj Winery; y el Greo 2006,( Melnik & Cabernet Sauvignon, de Logodaj Winery; pero transcurrió también con la discusión sobre el potencial que Bulgaria tiene para el turismo enológico.

“Bulgaria afirma ser el país productor del vino más antiguo del mundo. Los vinos de la antigua Tracia fueron elogiados por Homero, tanto en la Ilíada como en la Odisea, y a través de los siglos estos vinos sobrevivieron a la agitación cultural y política para formar los vinos dela Bulgaria moderna . Fueron los romanos los que verdaderamente desarrollaron la industria del vino en Bulgaria desde el año 681, y durante la Edad Media fueron los monjes búlgaros los responsables de sus grandes vinos, almacenándolos en las bodegas de los monasterios. Tras la caída del comunismo, en 1989, la industria del vino de Bulgaria ha experimentado la privatización generalizada, y se benefició de la enorme financiación y la inversión, lo que llevó al aumento de la producción de vinos de alta calidad que son cada vez más requeridos en el mercado mundial. Con la combinación de los siglos de hacer vinos tradicionales y lo último en tecnología de la vinificación, las perspectivas para el vino búlgaro son muy alentadoras.” (Hasta aquí esa cita)

Después de más de dos mil años de desarrollo vitivinícola en Bulgaria, en 1946 el gobierno comunista nacionalizó la industria vitivinícola de Bulgaria. Un organismo estatal, “Vinprom”, tuvo a su cargo la producción de vino, quedando la exportación al cuidado de la empresa gubernamental “Vinimpex”. Los caldos vínicos búlgaros eran exportados, principalmente, a la Unión Soviética y a Cuba. En 1963 Bulgaria era el sexto país exportador de vinos en el mundo, y para 1999 ocupaba el quinto sitio en ese renglón. En 1989 cayó el sistema comunista que gobernaba Bulgaria, y a partir de esa fecha comenzó la privatización de la actividad vitivinícola. La primera vinícola privada fue Lovico, en la región de Suhindol, en la parte norte de las montañas balcánicas y cerca de las planicies del Danubio. Estos vinos de la marca Lovico han recibido varios reconocimientos en certámenes de prestigio. En el International Wine Challenge, de 1999, el vino Lovico Suhindol Merlot Reserva, cosecha 1995, obtuvo medalla de bronce, mientras que otros tres vinos: Cabernet Sauvignon Reserva, cosecha 1995; Merlot y Gamza Reserva, cosecha 1995; y Carbernet Sauvignon y Merlot Reserva, también cosecha 1995, fueron distinguidos con Menciones Honoríficas.

En 1978 se estableció la ley que regula, de manera oficial, la actividad vitivinícola. A partir de esa fecha comenzó el sistema de categorías de los vinos búlgaros, señalándose en la etiqueta –con leyendas en lengua inglesa, para hacer más fácil la comprensión de qué tipo de vino se trata, pues si lo hubieran hecho en alfabeto cirílico muy pocos pudiesen entender esos caracteres-- varios niveles de calidad enológica. La leyenda “country wine” equivale a “vin du pais” en la clasificación francesa. Si aparece la frase “declared geographical origin” (D:G:O.) es equivalente a lo que Francia clasifica como Vino Delimitado de Calidad Superior. El nivel más alto de calidad en los vinos búlgaros está dado por la palabra “controliran”, equivalente a la Denominación de Origen Controlada. Estos vinos pueden ser de dos clases: Reserva y Reserva Especial, si han sido añejados en barrica, dependiendo del tiempo de su maduración.

La producción de vino en Bulgaria, en 1985, fue de 450 millones. En 1990 (considerada por los enólogos de ese país la mejor cosecha, en términos de calidad, en los cuarenta y cinco años anteriores) disminuyó a 180 millones de litros. Tres años después ascendió a doscientos cinco millones de litros, ubicándose Bulgaria en el lugar número veinte como país productor. Ese año el porcentaje de exportación fue de diecisiete punto cinco. He encontrado cifras de que en los años más recientes Bulgaria exporta el ochenta y cinco por ciento de su producción de vino, siendo Inglaterra y Estados Unidos de América quienes encabezan la lista de importadores de ese néctar báquico.

En años anteriores se estimaba la producción anual promedio de vino en Bulgaria era de unos doscientos cincuenta millones de litros. El veinte por ciento del total (cincuenta millones de litros) está destinado al consumo interno, mientras que el restante ochenta por ciento (doscientos millones) era exportado a setenta países. En base a estas cifras de comercialización foránea es que se afirmaba que Bulgaria era el segundo país exportador de vino embotellado en el mundo, únicamente superado en este renglón --y en ese momento-- por Francia.

Cabe agregar que en el enciclopédico libro “El Vino”, de la editorial germana Könemann, leo en el capítulo concerniente a este país que “De todos los países europeos que formaban parte del bloque comunista, Bulgaria es el que más se ha beneficiado de las nuevas condiciones políticoeconómicas. Los vinos tintos y blancos de este país encontraron nuevos mercados de consumo en muchos países de Europa occidental, como el Reino Unido, Alemania y el Benelux””. Actualmente Estados Unidos de América es un mercado en extremo importante de los vinos de Bulgaria.

En el portal www.bodegasyvinos.com leí que “Bulgaria cuenta con una riqueza ampelográfica notable. Algunas de las variedades de uva que se cultivan todavía hoy en día en Bulgaria tienen orígenes Tracios y no pueden encontrarse en ningún otro lugar del mundo. Cabe destacar la variedad tinta autóctona Mavrud. Son reseñables también uvas como la Pamid, la Dimiat, la Gamza, o la Misket Tinta. En la actualidad Bulgaria produce y exporta aproximadamente en un 60% vinos tintos, mientras que el resto del volumen se reparte en un 30% de vinos blancos, y el 10% restante distribuido entre vinos rosados, fortificados y espumosos. La superficie del viñedo asciende a casi noventa mil hectáreas (exactamente 89.580 ha.) La producción anual actual, al comenzar el siglo XXI, es de 140 millones de litros, y el volumen de exportación asciende a 90 millones de litros. Los principales países importadores son Rusia, Polonia y el Reino Unido”.

La cata “ciega” mensual número 205, correspondiente al mes de Abril de 2011, del Grupo Enológico Mexicano, se llevó a cabo hace unos días en un salón del restaurante “Valkiria” de la ciudad de México. Para esta degustación fueron seleccionados ocho vinos de Bulgaria, aportados por José del Valle Rivas, Miembro de Número del Grupo Enológico Mexicano. Siete de la Bodega Suhindol, ubicada en la región denominada Llanura del Danubio, y un vino de la Bodega Stambolovo, sita en la región llamada Valle Tracio, en la parte sur de ese país. En la Llanura del Danubio las uvas blancas predominantes son las siguientes: Chardonnay, Aligoté, Muscat Ottonel y Rkatsiteli. La tintas son: Cabernet Sauvignon, Merlot, Pamid, Cinsault, Misket y Gamza. Por lo que respecta al Valle Tracio, que tiene una superficie aproximada de un tercio de los viñedos de Bulgaria, está localizado en las Tierras Bajas, las variedades de uvas blancas son las siguientes: Misket Rojo, Aligoté, Chardonnay, Muskat-Ottonel y Traminer. Las cepas tintas son las siguientes: Cabernet Sauvignon, Merlot, Pamid, Rubin y Mavrud..

La Mesa de Catadores estuvo integrada esa tarde por los siguientes enófilos: Patricia Amtmann, Alejandra Vergara, José del Valle Rivas, Mauricio Romero Gatica, Darío Negrelos, Raymundo López Castro, Philippe Seguin, Roberto Quaas Weppen, Manuel García, Carlos Ruiz y Miguel Guzmán Peredo.

Las calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la calificación esté comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de “extraordinarios”.

Los resultados fueron los siguientes:

1.- Lovico 100 Cabernet Sauvignon. Cosecha 2007. Monovarietal Cabernet Sauvignon. (Es una mezcla de uvas procedentes de diversas regiones de Bulgaria). 14.0% Alc. Vol. Crianza durante doce meses en barricas de roble francés y americano. Bodega Lovico Suhindol. Calificación: 88.56 puntos. Precio: $ 1.000..00

2.- Lin 53 cosecha 2007. Coupage de Cabernet Sauvignon, Merlot, Rubin y Gamza. 13.5% Alc. Vol. C. . Bodega Lovico Suhindfol. Calificación: 85.11 puntos. Precio: $ 800.00

3.- Stambolovo Estate Syrah & Merlot. Cosecha 2008. Coupage de Syrah y Merlot. 13.5% Alc. Vol. Crianza en barrica de roble francés durante seis meses. Valle de Tracia. Bodega Stambolovo Calificación: 84.89 puntos. Precio: $ 145.00

4.- Beau-Séant Merlot. Cosecha 2008. Monovarietal Merlot, 12.0% Alc. Vol. Bodega Stambolovo. Calificación: 84.11 puntos. Precio: $ 300.00

5.- Templar Knight Merlot & Mavrud. Cosecha 2008. Coupage de Merlot y Mavrud. . 12.0% Alc. Vol. Bodega Stambolovo. Calificación: 83.78 puntos. Precio: $ 300.00

5.- (Empate) Kotta 299 Gamza. Cosecha 2007. Monovarietal Gamza. 13.5% Alc. Vol. Bodega Lovico Suhindol. Calificación: 83.78 puntos. Precio: $ 230..00

6.- Cru 169 Cabernet Sauvignon. cosecha 2009. Monovarietal Cabernet Sauvignon. 13.0% Alc. Vol. Bodega Lovico Suhindol. Calificación: 83.22 puntos. Precio: $ 165.00

7.- Cru 367 Merlot. Cosecha 2009. Monovarietal Merlot. 13.0% Alc. Vol. Bodega Lovico Suhindol. Calificación:80.77 puntos. Precio: $ 165.00

Los catadores eligieron “mejor etiqueta” la del vino Lovico 100.

Dos de los ocho vinos degustados superaron los 85 puntos de calificación, por ello quedaron ubicados en la categoría de “muy buenos”. Los seis restantes tuvieron una puntuación de más de 80, quedando en el nicho de “buenos” vinos.