miércoles, 20 de junio de 2012

CATA DE TRES AÑADAS DEL VINO NEBBIOLO RESERVA PRIVADA, DE L. A. CETTO


Camillo Magoni, el enólogo de la Vinícola L. A. Cetto, elabora en el Valle de Guadalupe, desde el año 1986, el vino Nebbiolo Reserva Privada. Se trata de una cepa originaria de la zona norte de Italia, concretamente de Lombardía y Piamonte, llamada hace siglos “nubiola”, que algo tiene que ver con la acentuada presencia de neblina, o bien nubosidades, que predominan en aquellos lares, en el otoño. Con esta uva son producidos  en la península italiana los prestigiados vinos Barolo y Barbaresco.

 A finales de la década de los años sesentas comenzó Camillo Magoni a experimentar con diversos clones de esta variedad, y ya para 1986 salíó al mercado nacional la primera añada de tan exquisito vino varietal, del cual se ha dicho que es “el único varietal de ésta variedad producido en México: L. A. Cetto Nebbiolo Reserva Privada, un vino 100% mexicano de excelente relación precio calidad, en el que se utilizan vides de más de 50 años, distinto a los italianos o los de otras regiones, que ha sido reconocido por los expertos y ampliamente galardonado en el mundo”. 

A propósito de las distinciones que este vino ha recibido, puedo señalar que hasta el año 2009  había sido galardonado con 60 medallas ---quince de ellas de oro, a más de diversos reconocimientos y distinciones de variada índole---, en importantes certámenes enológicos celebrados en once países del extranjero: Alemania, Bélgica, Canadá, Chile, China, España, Estados Unidos de América, Francia, Inglaterra, Italia y Japón.  Destacan las dos dobles medallas de oro (“Para que un vino alcance la distinción de una Medalla de Doble Oro  ---leo en un portal de internet---, los vinos premiados con medalla de oro, pasan a una segunda ronda donde se elige por unanimidad de los jueces otra medalla de oro, logrando así la consideración de “Medalla de Doble Oro”), la primera otorgado al vino Nebbiolo Reserva Privada, cosecha 2004, en el concurso Tasters Guild, celebrado, en 2009, en la ciudad de Michigan, Estados Unidos de América, y la segunda al mismo vino Nebbiolo Reserva Privada, cosecha 2004, conferida en 2009, en el concurso San Francisco International Wine Competition, que tuvo lugar en esa ciudad.

Tengo entendido ---y carezco de la información oficial--- que en un reciente certamen realizado en Italia, este vino Nebbiolo Reserva Privada L.A.Cetto fue distinguido con otra Doble Medalla de Oro.

Anoche se llevó a cabo la presentación de la cosecha 2008 del vino motivo de esta nota periodística, recientemente lanzado al mercado nacional. En una cata dirigida de tres añadas, la 2006, la 2007 y la 2008, y por medio de una video conferencia con el enólogo Camillo Magoni, los participantes en esta degustación pudieron apreciar las características organolépticas de tan deliciosos vinos de la Vinícola L. A. Cetto.
Inicialmente Luis Alberto Cetto, Presidente y Director General de esta bodega bajacaliforniana, hizo la presentación de la añada 2008, y a continuación Camillo Magoni describió los pormenores de cada una de esas tres cosecha, enfatizando en los aspectos climatológicos imperantes en cada uno de esos años, la época en que fue realizada la vendimia, el tiempo de permanencia en barrica y el grado alcohólico.

  Los asistentes a esta degustación sensorial pudieron conversar con el enólogo elaborador de tan excelente caldo báquico (quien se encontraba en una cava de la bodega, en el Valle de Guadalupe, Baja California), y saborear estos tres vinos, perfecta expresión de la gran calidad que distingue actualmente a los vinos producidos en nuestro país.

lunes, 18 de junio de 2012

EL WHISKY JOHNNIE WALKER BLUE LABEL



El whisky es sol líquido
GEORGE BERNARD SHAW
(1856-1950)
La historia del whisky, aguardiente que es el  resultado de la destilación de un líquido fermentado elaborado con malta, que es la cebada germinada, y de diversos otros cereales; se pierde en las penumbras de épocas pretéritas. Su nombre deriva de las palabras Uisge Beatha (otra versión afirma que el vocablo esquebaugh es el correcto),  en lengua gaélica, que es la traducción de la expresión "agua de la vida".  El gaélico irlandés es, de las lenguas gaélicas, el dialecto más antiguo del grupo céltico, circunscrito a la isla de Irlanda, la cual no fue colonizada por los conquistadores romanos 

Sería muy difícil precisar cuál fue la primera: si la voz latina aqua vitae o la francesa eau-de-vie (en  ambos casos el significado es el mismo: agua de la vida), que originalmente hacían alusión al destilado obtenido mediante el calentamiento en un alambique de un líquido previamente fermentado. Entre los primeros destilados conocidos figura el que se obtiene a partir de vino, llamado por Arnaldo de Vilanova, en el siglo XIII, aqua vini, igualmente llamado aqua vitae, para denotar su señalada importancia como una bebida altamente apropiada para la salud  de los seres humanos. 

Crónicas muy antiguas permiten conocer que los irlandeses ya elaboraban este néctar etílico  -el "agua de la vida"- allá por el siglo VI de nuestra era, y que fue ampliamente conocido en Inglaterra a partir del siglo XII, cuando los soldados del rey Enrique II invadieron Irlanda e incautaron , como botín de guerra, numerosas barricas que contenían este delicioso destilado. Primero fueron los soldados ingleses quienes degustaron dicho aguardiente, y luego la aristocracia de Inglaterra mostró su complacencia por el exquisito sabor de esa bebida,  antes desconocida en la capital inglesa. 

Otras historias aseveran que fue San Patricio (un misionero que vivió del año 390 al 461 de nuestra era) quien enseñó al pueblo celta el arte de la destilación de los cereales, previamente fermentados, para obtener este aguardiente. Igualmente se menciona a San Kevin,  para hacer referencia a que en el año 543 él fue quien introdujo la forma de la destilación del producto fermentado de diversos cereales, que había aprendido en Egipto. 

En la historia del whisky no faltan los relatos que afirman que fue en el año 1170 cuando los normandos (quienes, encabezados por Guillermo "El Conquistador",  se habían apoderado de Inglaterra cuatro años antes) llegaron a Irlanda, y allí se encontraron que sus habitantes eran expertos en producir esta fuerte y exquisita bebida etílica. Pero estas historias, y otras que por allí corren, como aquella de que fueron los fenicios quienes enseñaron a los moradores de las islas británicas la técnica de la elaboración de este destilado; no son sino el deseo de darles cierto viso de realidad a las seculares leyendas en torno al whisky. Y aquí cabe agregar que, desde los primeros años del siglo XX,  la palabra whisky es utilizada para referirse al destilado elaborado en Escocia (conocido ampliamente como scotch) y en Canadá, mientras que el término whiskey designa al destilado de Irlanda y de Estados Unidos de América. 

Desde hace muchos siglos los habitantes de Escocia y de Irlanda destilaban líquidos resultado de la fermentación de diferentes cereales, y obtenían esta aqua vitae. Y si bien un destilado que lleva el nombre de whisky puede ser elaborado aprovechando los almidones contenidos en varios cereales, como maíz, trigo, centeno, cebada y mijo -inclusive con los almidones de tubérculos como la papa-, en Escocia únicamente se utiliza la malta que es la cebada germinada. Estos aguardientes de malta eran considerados por los consumidores ingleses demasiado fuertes, por su  elevado grado alcohólico, y por este motivo el mercado en Inglaterra del whisky escocés era muy reducido, a más de que en el siglo XIX las bebidas etílicas preferidas por los ingleses eran el cognac, el ron, la ginebra y el Jerez, sin olvidarme del whiskey irlandés, preparado a partir de los mismos cereales, pero que carecía del aroma de humo, propio del destilado de Escocia, por no haber sido secada la cebada en contacto con el humo del horno, alimentado con turba como combustible. Cabe agregar que, la turba es una forma embrionaria de carbón. En los pantanos de Escocia la hierba se va descomponiendo y se torna un apelmazado musgo, de color oscuro, resultado de la putrefacción y carbonización de la vegetación, en el agua ácida de dichas turberas. 

Por esos mismos años, algunos productores empezaron a mezclar los espíritus etílicos obtenidos de la destilación de la malta, con aquellos otros procedentes del trigo, el maíz, y el centeno, con la finalidad de elaborar un whisky de cuerpo más ligero que los tradicionales (cuyo grado etílico era más elevado), que eran llamados "Malt Whisky". A este tipo de destilado se le dio el nombre de "Grain Whisky"  ("Whisky de Grano"). La combinación  (si se tratara de vino se hablaría de "coupage" y de "assamblage") de estos dos tipos de whisky, resultado de diferentes procesos de destilación, se tornó muy popular. Cada firma productora de tan delicioso aguardiente fue haciendo su propia mezcla, lo que permitió obtener una gama sumamente amplia de cualidades visuales, olfativas y gustativas de tan exquisito destilado. 

Cuando se habla del "Grain Whisky", que casi de manera exclusiva es elaborado en el sur de Escocia, se utiliza trigo (que está en la mezcla en una proporción del ochenta por ciento) y  cebada. La destilación tiene lugar mediante un procedimiento denominado "continuo", en el alambique llamado "pot still", y la mezcla obtenida, siguiendo el cuidadoso método de reunir (mezclar, combinar) varios destilados, trae como resultado un whisky  calificado como "blended". Este procedimiento recibe el nombre de "blending".
Andrew Usher fue quien creó, en la  ciudad de Edimburgo, en el año 1860,  la combinación de diferentes tipos de whiskys, procedimiento que lleva el nombre de Blend. Esta mezcla combina de 15 a 55 whiskys distintos, para lograr un estilo definido. 

La palabra "Vatted" hace alusión al destilado elaborado en una destiladora empleando whiskys de diferentes grados de añejamiento. 

El whiskey de Irlanda es destilado en el alambique tradicional, donde tienen lugar tres destilaciones sucesivas. Su añejamiento mínimo es de cinco años, lo que permite que sea de cuerpo pronunciado, y su sabor a malta sea acentuado. 

Para que un destilado de este tipo (whiskey de Irlanda o whisky de Escocia)  alcance su plena calidad  y delicioso sabor es necesario que repose algunos años en barricas de roble que previamente hayan contenido vino generoso de Jerez.  La ley de Inglaterra establece que el añejamiento mínimo debe ser de tres años. Algunas empresas extienden ese tiempo  a ocho, doce o dieciocho años, antes de embotellar el producto, con lo que este destilado mejora notablemente, adquiriendo una tonalidad ambarina  y un excelente sabor al paladar. 

En el portal www.zonadiet.com aparece la siguiente información (escrita por Martín Maoek) acerca de los whiskeys y whiskys:  "No existe registro preciso de cuando se destiló whisky por primera vez en Escocia o Irlanda. La reseña escrita más antigua que se ha encontrado data de 1494 en la cual se indicaba la proporción de "Ocho bollos de malta para el Sr. John Cor destinados a producir "aquavitae". Sin embargo, debió haber conocimiento previo de la producción de la bebida, ya que el alquimista árabe Albukassen describía el proceso de destilación en sus escrituras del siglo décimo. El término utilizado para describir la destilación fue el Latín que decía aquavitae, en inglés water of life. Los escoceses y los Irlandeses tradujeron literalmente el término al vocabulario Celta como uisgebeatha, el cual fue abreviado  a 'whisky'". 

"Las destilerías escocesas de malta hacen whisky empleando exclusivamente cebada, y la destilación se realiza en alambiques clásicos de dimensiones variables, pero normalmente pequeños, con lo que se obtiene un producto de sabor intenso de gran complejidad y diversidad. Las destilerías de grano usan sobre todo cereales de cebada y avena para su destilación en destiladores 

Néstor Luján, autor del hermoso libro que lleva por título Los placeres de la sobremesa: café, copa y puro,  dijo de este destilado lo siguiente: "El whisky puede ser tomado a todas horas. En esto sus aficionados  son eclécticos, y el talante del alcohol es adaptable a todas las circunstancias. El whisky puro, de malta, se bebe en Escocia a la temperatura ambiente, o sea "chambré". No se le mezcla ni agua ni Seltz, ni se le enfría con cubitos de hielo. A lo más, un poco de agua, nunca gaseosa.  El abominable "whisky on the rocks" es una invención americana. Servir un vaso lleno de media docena de cubitos de hielo con un chorrito de whisky es la peor injuria que un anfitrión puede hacer al whisky y, desde luego, a su invitado. El gran whisky de malta debe ser,  pues, servido como los cognacs y armagnacs, a la temperatura de la habitación, y con preferencia a la hora del café, lo que no excluye  que a cualquier otra hora sea bueno. El whisky con hielo queda relegado a los de malta más jóvenes, y con agua, sifón o soda no los aconsejamos, aun cuando cada quien es dueño de hacer lo que quiera con su whisky. Beber un whisky escocés "on the rocks" es una costumbre que debiera desterrase de cualquier casa bien educada. Es tan horrible como escarbarse los dientes con un cuchillo, echar agua de sifón al vino o bien quitar el gas a un gran champagne".   

Para quien se interese por conocer el desenvolvimiento histórico de la bebida que me ocupa, sugiero la lectura de la obra El libro del whisky, escrito por Mark Skipworth. Con cabal conocimiento de causa, pasa revista a los primeros tiempos de elaboración de esta centenaria bebida etílica, y después enfoca su atención a los grandes destiladores, mezcladores y comercializadores de whisky, quienes habrían de darle mundial fama a su apellido cuando  éste comenzó a aparecer en la etiquetas de los aguardientes por ellos elaborados: Tal es el caso de William Sanderson, John Haig,  John y Thomas Dewar, James Buchanan y  Johnnie Walker, entre otros. 

En fecha reciente tuvo lugar una interesante presentación del whisky Johnnie Walker Blue Label, organizada por el Club del Gourmet, en un salón del hotel St. Regis, de la ciudad de México. Juan Ignacio Torreblanca y Cristina Gaitán de Torreblanca, directores de ese club de vinos,  reunieron a una treintena de personas, quienes escucharon la amena disertación de Mattieu Guerpillon, Embajador de esa marca. En su plática Mattieu señaló que Johnnie Walker es producido en Kilmarnock, Escocia, y por el hecho de estar presente en más de doscientos países en el mundo,  es la marca de mayor distribución en el orbe. Y agregó que “en 1855, Alexander, el hijo de John Walker, produjo su primer whisky blend, el Walker's Old Highland. Y que esde 1906 hasta 1909 George y Alexander II, nietos de John, expandieron la línea de productos e introdujeron las etiquetas de diferentes colores”.

En el transcurso de su exposición dijo Mattieu Guerpillon que existen varios tipos de whisky de la marca Johnnie Walker, como el Red Label (que por el volumen de sus ventas es el más vendido en todo el mundo), el Black Label (del que se dice era el predilecto de Winston Churchill), el Green Label, el Gold Label y el Blue Label.

A continuación fue proyectado un interesante video que hace alusión a la historia de esta bodega productora de whisky, cuyos diferentes destilados han conquistado la preferencia de los conocedores.

La degustación de tres de estos deliciosos whiskys, los de más alta calidad etílica, el Green Label, el Gold Label y el Blue Label, permitió apreciar sus deliciosas cualidades organolépticas.
  


miércoles, 13 de junio de 2012

LOS VINOS MIGUEL TORRES, DE CHILE



Entre los dioses, Dionisios está vinculado a la fiesta.
Dionisios es el dios de la fiesta y de la transgresión
religiosa. Está considerado como el dios del vino y la
embriaguez. Es un dios ebrio, es el dios cuya esencia
divina es la locura. Pero, para empezar, la locura es en sí
de esencia divina, En el sentido de que rechaza las
reglas de la razón.

GEORGES BATAILLE ( 1897-1962)


Las crónicas chilenas del siglo XVI refieren que las primeras vides llegadas a esa nación sudamericana fueron llevadas por Francisco de Caravantes, en 1548, un sacerdote español a quien animaba el deseo de propagar su cultivo, puesto que debía contar con vino para celebrar la ceremonia cristiana de la misa cotidiana. Igualmente, existe la mención en esos relatos seculares que fue Francisco de Aguirre el primer viticultor en el país andino, ya que en 1551  recogió la primera cosecha de la que se tiene memoria histórica.

A mediados del siglo XIX llegaron a Chile las primeras cepas francesas, con las cuales se buscó reemplazar las variedades españolas, que habían sido las que originalmente fueron introducidas  durante el período en que Chile era una colonia hispana. Entre otras, puedo enlistar los siguientes vidueños: Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir, Sauvignon Blanc, Semillon, Riesling, Chardonnay y Gewürztraminer. Es conveniente agregar que  ---según han afirmado los especialistas en viticultura--- “estos son los únicos clones pre-filoxera existentes actualmente en el mundo”, ya que, como se recuerda, el viñedo europeo quedó virtualmente arrasado por la filoxera en la segunda mitad del siglo XIX. A partir del momento en que las variedades de uvas europeas, consideradas finas para la elaboración de vinos de mesa, llegaron a Chile, se registró una acentuada prosperidad en esta actividad agrícola. Al comenzar el siglo veinte, concretamente en 1903, la producción de vino fue de doscientos setenta y cinco millones de litros, y desde entonces estos néctares etílicos gozan de merecida fama por su calidad y sabor, y su producción no ha cesado de incrementarse.

En una fuente documental leo que “Debido al verano seco y a la escasez de lluvias, estos vinos raramente se ven enfrentados a enfermedades o problemas de humedad. Barreras naturales como el Desierto de Atacama al norte, los hielos patagónicos al sur, la Cordillera de los Andes al este y el Océano Pacífico al oeste, han protegido al país de la filoxera y de otras plagas”.

Chile es un país de América del Sur cuya longitud de norte a sur es de cinco mil kilómetros, mientras que su anchura máxima es de cuatrocientos kilómetros, y la mínima de noventa kilómetros. El viñedo chileno se extiende en una franja de mil cuatrocientos kilómetros, entre los paralelos veintisiete y treinta y nueve de latitud sur, área claramente ubicada dentro de la llamada “Franja del Vino” en la parte meridional del globo terráqueo.  “En Chile existen cinco regiones vitícolas: Atacama, Coquimbo, Aconcagua, Valle Central y la del Sur”. La superficie cubierta de viñas en el año 1995 era de casi cincuenta y cinco mil hectáreas (exactamente 54.392), y de acuerdo al censo de 2005 la extensión se ha incrementado a 170 mil.096 hectáreas.

Ampliando esta información señalaré que en el portal Mondovinos leí que “En Chile existen cinco regiones vitivinícolas situadas principalmente en un radio de 500 km norte-sur de Santiago. En el norte, los valles de Copiapó y Huasco conforman la región de Atacama, zona muy nueva y aún poco desarrollada. Más al sur está la región conformada por el Valle del Elqui, el Valle de Limari y Valle de Choapa. Luego en la zona central se encuentran los Valles de Aconcagua y Casablanca, con un impresionante desarrollo, sobre todo en las variedades para vino blanco. La región del Valle Central que comprende el Valle del Maipo, Rapel, Curicó y Maule reúne más del 60% de la superficie total plantada en Chile. La última y más al sur de las regiones que encontramos está conformada por los Valles de Itata y Bio-Bio”.

El sistema de las Denominaciones de Origen entró en vigencia en Chile en enero de 1996, e incluye, entre otros pormenores,  los tres siguientes renglones. Primero: un vino puede ostentar en la etiqueta la leyenda de un lugar geográfico determinado, si por lo menos el setenta y cinco por ciento de ese vino procede del lugar así indicado. Segundo: el cepaje señalado en la etiqueta debe formar parte en la mezcla en una proporción no menor al setenta y cinco por ciento. Tercero: si se menciona en la etiqueta un año determinado, el vino debe proceder, en un setenta y cinco por ciento como mínimo, de una cosecha realizada ese año así especificado.

Chile ocupa actualmente un envidiable lugar en el concierto de las naciones vitivinícolas del orbe, ya que ocupa un relevante lugar entre las diez naciones con mayor producción.   En el año 1994 ocupaba un lugar secundario como país comercializador de vinos allende sus fronteras,  con apenas el uno punto siete por ciento del mercado de exportación  mundial. En el año 2000 ocupó el quinto sitio en este renglón con el 4.6% del total, por atrás de Francia, Italia, España y Australia, ya que consiguió desplazar a naciones eminentemente exportadoras de vino, como es el caso de Alemania, Portugal y Estados Unidos de América.

De un artículo que escribí hace casi diez años, titulado “Un océano de vino chileno”,  para enfatizar la cuantía de esa producción agrícola, entresacó estas cifras: “En 1980 la producción de vino en Chile fue, en números redondos, de 586 millones de litros. En 1990, fue de 320 millones de litros. En el año 2000 alcanzó la cifra de 642 millones de litros. Y en 2001 fue de poco más de 545 millones de litros.

En el portal francés de los vinos de todo el orbe, E-Lettre, de Vitisphere, del 11 de febrero de 2012 leí la información emitida por Pro Chile, el organismo promotor de los vinos chilenos, donde queda asentado que se preveía que la vendimia de 2012 diera por resultado la elaboración de once millones de hectolitros de vino (mil millones de litros). En 2002, de acuerdo a esa nota informativa, la producción fue de 450 millones de litros.

 En el año 1970 fueron exportados vino chilenos a treinta y cinco países, por la cantidad de 14.509.272 litros de vino. En 1980  la comercialización en el exterior,  a cincuenta y tres países, fue de poco más de cuarenta y tres millones de litros. En el año 2000 fueron exportados (a noventa y cinco países)  poco más de doscientos sesenta y seis millones de litros de vino (exactamente 266.511.811 litros). México ocupó ese año el lugar undécimo en su adquisición de vinos chilenos, al haber importado poco más de seis millones de litros (6.204.435). En 2001 la exportación de vino chileno, a ciento cinco países,  ascendió a casi trescientos once millones de litros (310.925.579). Gran Bretaña adquirió poco más de cincuenta y siete millones de litros. Estados Unidos de América importó más de cincuenta y dos millones de litros (52.484.250, exactamente). El tercer país importador de estos néctares etílicos de Chile fue Canadá, que recibió casi veintinueve millones de litros. México ocupó el lugar duodécimo (descendió un puesto, pero incrementó el volumen de vino importado), con una adquisición de más de siete millones de litros (7.255.651). Cabe agregar que la superficie cubierta de viñas en Chile era, en 1995, de casi cincuenta y cinco mil hectáreas. 

 De la misma manera, considero interesante consignar que en la edición correspondiente al 6 de enero de 2011 el periódico El Mercurio, de Santiago, la capital de Chile, mencionó que "Las exportaciones de vinos chilenos crecieron un 9,9 por ciento en volumen y un 12,1 por ciento en valor en doce meses (diciembre 2009-noviembre 2010) respecto de igual período anterior, informaron hoy fuentes empresariales. En volumen, esas exportaciones alcanzaron a 737,56 millones de litros y en valor sumaron 1.528,86 millones de dólares, precisó el informe, de la asociación empresarial "Vinos de Chile". Las ventas al exterior de esos vinos embotellados aumentaron en esos doce meses un 10,5% en volumen, hasta los 419,73 millones de litros y un 11,4% en valor, hasta los 1.258,43 millones de dólares. También facilitó cifras correspondientes al período de enero y noviembre de 2010, en el que las exportaciones crecieron un 7,0 por ciento en volumen, hasta los 671,22 millones de litros y un 11,6% en valor, hasta los 1.416,06 millones de dólares, respecto de igual período del año 2009. Entre diciembre de 2009 y noviembre de 2010 el principal destino de los vinos chilenos fue el Reino Unido, con 10,25 millones de cajas (de nueve litros cada una) y 212,334 millones de dólares. Le siguieron Estados Unidos (7,61 millones de cajas y 209,92 millones de dólares) y Canadá (2,10 millones de cajas y 80,69 millones de dólares)"

Es conveniente agregar que hoy en día, de la misma manera como acontece en otros países,  priva en el ánimo de los vitivinicultores más importantes de Chile la idea de elaborar no sólo vinos de excelente calidad, sino que la tónica es la de producir caldos etílicos catalogados dentro del nivel “premium”,  y también en una categoría superior, la de los vinos “super premium”, aquellos que por haber sido elaborados en viñedos muy seleccionados (es lo que los franceses han englobado dentro del concepto de “terroir”, que se puede traducir como “terruño”, y que otros denominan “pago”), con las cepas de mayor finura, son poseedores de cualidades organolépticas excepcionales. Estos vinos  ---es lógico suponerlo—  alcanzan precios mucho más altos que la mayoría de los caldos vínicos chilenos, pero resulta indudable que se trata de productos de la más alta calidad en esta materia.

Ahora bien, en el panorama de las bodegas chilenas, que al paso de los años han alcanzado un señalado renombre figura Viña Miguel Torres Chile, una bodega que continúa, en suelo americano, el prestigio de la empresa Miguel Torres, de Cataluña. De este emporio vitivinícola cabe agregar que es una de las doce míticas firmas familiares conectadas con el vino, que integran la organización denominada Primum Familiae Vini). , Fue establecida la filial sudamericana en 1979, en el Valle de Curicó, dentro del Valle Central, en la Región del Maule. Está dirigida por Miguel Torres Maczaseek, miembro de la quinta generación de la familia Torres.  Cuenta con 640 hectáreas de viñedos propios y elabora varias categorías de vinos, de los cuales el emblemático, el de nivel superior, es Conde de Superunda. Por abajo de éste figuran tres vinos “de finca”: Manso de Velasco, Miguel Torres Brut y Vendimia Tardía. Luego viene la línea Cordillera, con cinco vinos: los varietales Carignan, Syrah, Carmenere, Chardonnay y Pinot Noir Brut. En seguida, la línea Santa Digna, con nueve etiquetas, las de las cepas Carmenere, Merlot, Syrah, Cabernet Sauvignon, Gewürztraminer, Cabernet Sauvign Rosé, Chardonnay, Sauvignon Blanc y Estelado Rosé. Finalmente está la línea Las Mulas, con 4 vinos más: Cabernet Sauvignon, Carmenere, Sauvignpon Blanc y Cabernet Sauvignon Rosé.  

El vino ícono de Viña Miguel Torres Chile lleva por marca Conde de Superunda es un vino elaborado en Chile, en la Bodega Miguel Torres Chile. Es el vino ícono por excelencia de esta bodega chilena ---bien podría hablarse de que se trata de un vino super premium, ya que las uvas (Cabernet Sauvignon,  Carmenere, Monastrell y Tempranillo)  con las cuales es elaborado provienen de cepas de notoria antigüedad. Toma su  nombre del título nobiliario del cuadragésimo tercer virrey de Perú, José Antonio Manso de Velasco, quien tuvo un encomiable desempeño al registrarse, en 1746, el terremoto, y posterior tsunami, que destruyó Callao y ocasionó miles de víctimas. Ese aristócrata auxilió a la población afectada por el maremoto, y en virtud de ese hecho el rey de España le otorgó el título de Conde de Superunda (“sobre las olas”). Este vino tiene una crianza de veinticuatro meses en barricas nuevas de roble nuevo francés, de Nevers.

Otro vino de gran clase de la bodega Miguel Torres Chile ---clasificado como “vino de finca”---  lleva en su etiqueta el apellido de quien fuera Gobernador de la Capitanía General de Chile (de 1737 a 1744), .José Antonio Manso de Velasco. Las uvas con las que está hecho este vino proceden de un pago ---un viñedo de características muy especiales, un “terroir”, en toda la palabra---  en el cual las viñas centenarias proporcionan la mejor materia prima para  elaborar un excelente vino. Se trata de un varietal 100% Cabernet Sauvignon, que tiene un prolongado tiempo de crianza en barrica nueva francesa, de la región de Nevers, a más de reposar posteriormente doce meses en botella, para su idónea estabilización. El resultado es un vino de características organolépticas en extremo encomiables. Este vino fue el protagonista en una cata vertical de ocho diferentes añadas: 1996, 1997, 1998, 2000, 2001, 2004, 2005 y 2006, celebrada en la ciudad de México, en septiembre de 2010. En esa degustación participó Miguel Torres Maczassek, al lado de un grupo de enófilos mexicanos, y de ese vino comentó “Cuando mi padre llegó a Chile, las vides de la finca Manso de Velasco tenían setenta años. Hoy son cepas centenarias con las cuales se elabora este vino”.

Mención especial merece el vino espumoso Santa  Digna Estelado Rosé, elaborado con la cepa País. Se trata de una variedad cuyo original nombre en España fue  Listán Negro, y en Baja California primero, y después en la Alta California después recibió la denominación de Misión.
Se trata de un vino  espumoso (elaborado de acuerdo al método tradicional, consistente en que la segunda fermentación tiene lugar en la botella) resultado de las gestiones de Miguel Agustín Torres, el Presidente de la firma vitivinícola Torres, de Cataluña,  ante las autoridades vitivinícolas de Chile, tendientes a rescatar una cepa varias veces centenaria (que hoy en día cubre una extensión de 15 mil hectáreas, la segunda en Chile después de la superficie cubierta con la cepa Cabernet Sauvignon) y  elaborar con ella un vino espumoso de excelentes cualidades.  La primera edición del vino Santa  Digna Estelado Rosé fue la 2010.

Para la cata “ciega” mensual número 219 del Grupo Enológico Mexicano ---realizada en el Colegio Superior de Gastronomía, Campus Lomas Verdes---, correspondiente al día 12 de Junio de 2012,  fueron seleccionados ocho vinos de la Viña Miguel Torres Chile, los cuales han sido repetidamente premiados en infinidad de certámenes enológicos, en diversos países,  

 La Mesa de Catadores estuvo integrada esa tarde por los siguientes enófilos:  Patricia Amtmann,  Areli Curiel (gerente de Entrevides y Sommelier de Bodegas La Negrita, empresa distribuidora en México de los vinos de la marca Torres), Horacio Fuentes, Darío Negrelos,  Roberto Quaas Weppen y  Miguel Guzmán Peredo.

Las calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la calificación esté comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de “extraordinarios”.

Los resultados fueron los siguientes:

Espumoso:
Santa Digna Estelado Rosé. Varietal 100%  Cepa País  12.0  % Alc. Vol. Seis meses de reposo sobre sus propias lías. Espumoso elaborado de acuerdo al método tradicional, consistente en que la segunda fermentación tiene lugar en la botella.  Valle de Central. Calificación:   89.67 puntos. Precio: $ 205.00 .

Rosado:
Santa Digna Rosé Reserva, cosecha 2009. 14.0 % Alc. Vol.  Varietal 100% Cabernet Sauvignon.  Valle Central. Calificación: 87.83  puntos. Precio: $116.00

Blancos:
1.- Riesling Vendimia Tardía, cosecha 2008. 14.5 % Alc. Vol.  Varietal 100% Riesling.  Crianza de nueve meses en barrica nueva de roble francés. (Envase de 375 ml) Valle de Curicó. Calificación:  92.50  puntos. Precio: $259.00


2.- Santa Digna Chardonnay Reserva, cosecha 2009. 13.5 % Alc. Vol.  Varietal 100% Chardonnay.  Valle Central. Calificación: 87.50  puntos. Precio: $114.00

Tintos:
1.- Conde de Superunda, cosecha 2004. 14.0% Alc. Vol.    Coupage de Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Monastrell y Carmenere. Crianza de veinticuatro meses en barrica nueva de roble francés (Nevers). Valle de Curicó. Calificación: 92.83  puntos. Precio: $766.00

2.- Manso de Velasco Viejas Viñas. Cosecha 2006. 14.0 % Alc. Vol. . Varietal 100% Cabernet Sauvignon. Crianza de dieciocho meses en barrica nueva de roble francés (Nevers) y diez meses de reposo posterior en botella. Valle Central. Calificación: 91.33  puntos. Precio: $619.00

3.- Cordillera Reserva Privada, cosecha 2005. 14.0 % Alc. Vol.  Coupage de 65% Cariñena, Merlot 20% y Syrah. Crianza de nueve meses en barrica de roble francés y tres meses de reposo posterior en botella. Valle Central. Calificación: 90.33  puntos. Precio: $277.00

4.- Santa Digna Carmenere Reserva, cosecha 2010. 14.0 % Alc. Vol.  Coupage de 85% Carmenere y 15% Cabernet Sauvignon. Crianza de doce meses en roble francés de Nevers. (20% madera virgen). Valle Central. Calificación: 89.17  puntos. Precio: $139.00

Me parece digno de enfatizar que los ocho vinos degustados superaron ampliamente los 85 puntos de calificación, lo que, de acuerdo a los parámetros del Grupo Enológico Mexicano, permite ubicarlos dentro de la selecta categoría de “muy buenos”.

Los catadores seleccionaron las etiquetas de los vinos Santa Digna Rosé Reserva y Manso de Velasco, como las más bellas.

Al finalizar la cata escuchamos la explicación que hizo Horacio Fuentes (gerente de exportación para América Latina de la bodega Miguel Torres Chile) acerca de la vitivinicultura chilena, haciendo hincapié en los suelos de las diferentes regiones vitivinícolas de Chile, y en la forma como influyen en las características organolépticas de los vinos.

A continuación fue servida una deliciosa cena. Como entrada saboreamos Hojaldrado de espinacas con queso, maridado con el espumoso Santa Digna Estelado Rosé. Luego sirvieron el platillo principal: Ossobuco con gravy de Jerez, armonizado con dos vinos tintos; Manso de Velasco, Viñas Viejas, cosecha 2006, y Conde de Superunda, cosecha 2004. El postre fue Tiramisú en copa, acompañado del vino Riesling Vendimia Tardía, cosecha 2008.  Cabe señalar que la combinación de los manjares con los vinos fue excelente.