El vino es
color de rosa.
Quizá no sea
la sangre de la vid,
sino la sangre
de las rosas.
Rubaiyat
OMAR
KHAYYAM (1048-1131)
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A
mi parecer, un tema en extremo interesante en lo referente a los vinos ---deleitable materia ésta que se halla
comprendida en la ciencia de la enología--- es el amplísimo número de
variedades de vides, o cepas, con cuyo fruto es elaborado el vino.
En algún artículo anterior mencioné que los ampelógrafos,
nombre que reciben los científicos quienes se encargan de identificar y
clasificar las diversas variedades de la vid (Vitis vinífera), han manifestado
que existen más de diez mil variedades ---igualmente denominadas cepas y
vidueños--- en todo el mundo. En el portal www.videsyvinos.com leo que “Durante la era terciaria, en el período
cretácico, aparecieron las plantas sobre la faz de la tierra y con ellas, las
vides. Estas plantas antiguas eran muy diferentes a la vid cultivada que
conocemos hoy. Su forma era la de verdaderas enredaderas que trepaban a los
árboles, dejando caer sus lianas. En la era cuaternaria, cuando el hombre
apareció sobre la tierra, se encontró con esta vid silvestre que lo atrajo con
la delicia de sus frutos. Y que cuando el hombre dejó de ser nómada, para
transformarse en sedentario, comenzó a domesticar animales y plantas, y fue a
partir de entonces que la vid inició su evolución de Vitis silvestris (vid
silvestre) a Vitis viníferasativa (vid
cultivada).”
Es conveniente agregar que existen unas cincuenta
especies del género botánico denominado Vitis, y que en este mismo
género están comprendidas ---junto a la Vitis vinífera--- la Vitis
rupestris, la Vitis aestivalis. La Vitis riparia, y la Vitis
labrusca. Se tiene conocimiento que el cultivo de la vid, en sus más
remotos orígenes, comenzó en la zona llamada Transcaucasia, ubicada entre el
Mar Caspio y el Mar Negro, donde actualmente se hallan Georgia ---un país
ubicado entre Europa y Asia--- y Armenia. (Igualmente se menciona que
Azerbayán, un antiguo país ubicado en el Cáucaso, puede haber sido la cuna de
la vitivincultura, hace muchos milenios). Desde estos lugares se propagó ese
cultivo hacia otras áreas de Occidente, donde prosperó y se tornó intensivo. Y
se considera que fue Sumeria, al sur de Babilonia, el primer país donde el
cultivo de la vid alcanzó un notable desarrollo. Es conveniente señalar que en
el idioma de Georgia el vocablo que designa al producto de la fermentación del
jugo de la uva es Gvino.
Acerca del número de cepas o variedades de uvas que
existen en el mundo, diré que en el voluminoso libro Wine Grapes (cabe decir que es una obra de 1.248 páginas, cuyo peso es superior a los tres kilogramos),
escrito por tres especialistas: Jancis Robinson, Julia Hardong y José
Vouillamoz ---y publicado por la
editorial HarperCollins Publishers, New Zealand, 2013---, el cual lleva por
subtítulo “A complete guide to 1.368 wine varities, including their origins and
flavours. En este documentado volumen queda asentado que hay aproximadamente diez
mil variedades de uva. Pero sus autores enfocan
su atención en las mencionadas 1.368 cepas ya mencionadas.
Una de estas variedades de uvas, de extenso cultivo en
todo el mundo, es la cepa Malbec , originaria de Francia, de la cual leo en Wikipedia que el “ampelógrafo francés Pierre
Galet documentó unos mil sinónimos diferentes. Aunque el nombre de Malbec es el
más conocido para los enólogos, Galet sugiere que Côt era el nombre original y
más usado de esta variedad, y que también aparecía frecuentemente el nombre Auxerrois,
que sugiere que el norte de la Borgoña puede haber sido el primer hogar de la
variedad. En Burdeos, donde la variedad recabó atención por primera vez, es más
conocida bajo el sinónimo Pressac”. (Hasta aquí esa cita)
Este vidueño cuenta con infinidad de otros nombres, de los
cuales únicamente anotaré una decena, para no tornar prolija esta relación: Auxerrois
de Laquenexy, Blanc de Kienzheim, Cahors,
Costa Rosa, Estrangey, Grifforin, Jacobain, Medoc Noir, Navarien y Périgord.
En el blog Vinomanos, fechado el 9 de abril de
2014, aparece un interesante texto escrito por Joaquín Hidalgo, titulado “La
curiosa y larga historia del
Malbec”. Allí leo que “Conocido en Francia como Côt, según el trabajo
realizado por William H. Beezley, profesor de historia en la Universidad de
Arizona, el Malbec remonta sus
raíces hasta un vino que en el medioevo supo gozar de prestigio por su color y
sabor. Llamado “el vino oscuro de Cahors”, la zona francesa que lleva
ese nombre es la que se reconoce como cuna de la variedad, si bien su origen
aún está en debate.
“Desde el más
temprano medioevo aparecen menciones al vino Cahors, una región ubicada a unos
200 kilómetros tierra adentro de Burdeos, la más prestigiosa de Francia. Y si
es cierto que para el siglo XII comienza una creciente exportación del vino
hacia Inglaterra, no lo es menos que con las sucesivas guerras y migraciones el
vino oscuro supo ganar fama y cruzar fronteras”.
Años más
tarde, después de ser ampliamente conocido y apreciado el vino que era
elaborado con la variedad Malbec, llegó en el año 1852 a suelo argentino, “de la mano de un viticultor francés llamado
Miguel Amado Pouget (Michel Aimée Pouget). Contratado por el gobierno
nacional, Pouget debía montar una escuela modelo que permitiera modernizar las
economías provinciales de San Juan y Mendoza. Fue emplazada en lo que hoy es la
casa de gobierno de esta última provincia y desde allí se propagaron las
estacas que 150 años más tarde darían singularidad a la Argentina en el
contexto mundial”.
En el portal Vivino.com,
del 16 de abril de 2015, aparece un
texto titulado “How
Argentina Stole Malbec from France”. Allí leo que “la leyenda refiere que un inmigrante húngaro, de
apellido Malbec, sembró, a lo largo y ancho de Francia, vides de una determinada variedad , la cual
fue denominada con su nombre. La cepa Malbec tuvo sus orígenes en la región de
Cahors, la cual vino a ser una zona de gran prestigio en la elaboración de
vinos en el área sudoeste de Francia durante la Edad Media, y la variedad
Malbec fue la de mayor importancia.
“En los
siglos XVIII y XIX Burdeos, una región vecina a Cahors, adquirió acentuada fama
por la calidad de los vinos que allí eran elaborados, y la variedad Malbec fue
la predominante ---al igual que había ocurrido centurias antes en Cahors--- en
los coupages bordaleses. Hasta mediados del siglo XIX el vidueño Malbec era el
mayormente sembrado en Burdeos.
“Hace cuatro
años había en Argentina (principalmente en Mendoza) treinta y tres mil
hectáreas plantadas con esta cepa. En Francia, se contabilizaban
aproximadamente siete mil hectáreas”.
En el portal Wikipedia aparece que “La variedad Malbec es considerada la cepa
emblemática de la vitivinicultura en Argentina. De acuerdo a las cifras
oficiales existen poco más de cuarenta y dos mil hectáreas sembradas con estas
vides, lo que equivale a casi el l9% de la superficie total de viñedos en
Argentina. “El 86% del Malbec argentino se
encuentra en Mendoza, donde está la primera DOC (Denominación de Origen
Controlada) de América, Malbec Luján de Cuyo.
“Otra información, quizá
menos actualizada, asevera que hay unas 38.486 hectáreas de Malbec en Argentina,
de las cuales 33.307 hectáreas (87%)
están en Mendoza, aunque también son productoras las regiones de La Rioja, Salta, San Juan, Catamarca,
Jujuy, La Pampa, Neuquén, Río Negro y Buenos Aires. Se dice que Los viñedos más altos del mundo se encuentran en las
provincias de Salta y Jujuy, ambas en el noroeste argentino (hasta 3.000 msnm.)”.
Hoy en día la cepa Malbec es sembrada en muchos
países. Entre otros, Francia, Estados Unidos de América, Nueva Zelandia,
Australia, Chile, Sudáfrica, Canadá,
Bolivia, Italia, España, Crimea y México
La cata “ciega” número 256 del Grupo Enológico
Mexicano tuvo verificativo el miércoles 21 de agosto de 2019, en el salón “Guanajuato”,
del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE). Gracias a la gentil invitación del
Dr. Carlos Ruíz González (Miembro de
Número de esa agrupación de enófilos y directivo de dicha prestigiada
institución académica) tuvo lugar esta cata en ese salón. En esta evaluación sensorial participaron los
siguientes catadores: Patricia Amtmann, Philippe Seguin, Gustavo Riva Palacio,
Carlos Ruiz González, Juan Carlos Chávez, Juan Ignacio Torreblanca y Miguel
Guzmán Peredo.
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En estas
degustaciones analíticas, en las cuales los catadores ignoran la marca y la
procedencia de los vinos que van a degustar (en el caso que nos ocupa
cada uno de los participantes tenía conocimiento del vino que estaba
aportando para su análisis organoléptico, pero ignoraba qué vino llevaban los
restantes catadores) los enófilos presentes
en esas degustaciones sensoriales califican las características visuales,
olfativas y gustativas de cada uno de los vinos, escribiendo junto con la
puntuación otorgada en cada uno de estos tres renglones, sus comentarios
respecto al color, al aroma o bouquet y al sabor de cada uno de los vinos
sometidos al examen organoléptico de los miembros de la Mesa de Catadores, que en esa ocasión evaluaron las
características de cada vino.
Una vez
fueron analizadas esas características sensoriales, y que se tiene
inmediato conocimiento de cuál fue la calificación alcanzada por cada vino
(momento éste en el que son descubiertas las botellas y se conoce de qué vino
se trata en cada caso), cada catador formula en voz alta sus propios
comentarios, con la finalidad de escuchar las opiniones de los restantes
catadores, enriqueciéndose, de esta manera, el imparcial juicio emitido por cada uno de esos enófilos.
Las
calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico
Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59
puntos son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se halla
comprendida entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”. Una
calificación entre los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como “buenos”.
Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados “muy buenos”.
En el caso de que la calificación esté comprendida entre los 95 y los 100
puntos, entonces alcanzan la categoría de “extraordinarios”.
Me parece
interesante enfatizar en el siguiente hecho: seis de los siete vinos
evaluados en esta cata “ciega” (aportados por los catadores que en dicho
análisis organoléptico participaron) fueron elaborados en Argentina, y uno en
México (Aguascalientes). Seis vinos fueron monovarietales, es decir,
elaborados con una sola cepa de uva: Malbec,
en tanto que uno más fue resultado de un coupage.
Los
resultados fueron los siguientes:
Primer lugar:
OBRA PRIMA MALBEC GRAN RESERVA.
Cosecha 2005. Coupage 80% Malbec.
10% Cabernet Sauvignon y 10%
Merlot. 14% Alc. Vol. Crianza de 18 meses en barrica de roble francés de
primer uso. Viñedos de Luján de Cuyo y Tupungato. Bodegas Familia Cassone.
Luján de Cuyo, Mendoza, Argentina. Calificación: 88.00 puntos. Precio: $850.00 . En el mercado no
existen, actualmente, vinos de esta añada, el cual, en enero de 2010 (en ocasión de la cata número 183 del Grupo
Enológico Mexicano, en la cual obtuvo una calificación de 92.25 puntos) tenía ese precio. (Aportación de Miguel Guzmán Peredo)
Segundo lugar: MALBEC NAVARRO CORREAS, Cosecha
2018. Monovarietal 100% Malbec. 13.9% Alc. Vol. Crianza de doce meses del 80%
del vino en barricas de roble francés, y del 20% en barricas de roble
estadounidense. Bodegas Navarro Correas. Valle de Uco/Luján de Cuyo. Mendoza,
Argentina. Calificación: 86.57 puntos.
Precio: $ 331.00 (Aportación de Gustavo Riva Palacio)
Tercer lugar: PARTICULAR MALBEC, COSECHA 2014. Monovarietal 100% Malbec. 14.0 % Alc. Vol. Crianza de 14 meses del 20% del
vino en barrica nueva de roble francés. Casa Bianchi. San Rafael, Mendoza,
Argentina. Calificación: 86.28
puntos. Precio: $ 778.00 (Aportación de Patricia Amtmann)
Cuarto
lugar: PAZ LAS MORAS MALBEC, cosecha 2013. Monovarietal Malbec 100%. 13.5% Alc, Vol. Crianza de 15 meses en barricas nuevas de
roble francés. Finca Las Moras. Valle
de Tulum. Provincia de San Juan, Argentina. Calificación: 85.85 puntos
Precio: $ 400.00 (Aportación de Philippe Seguin)
Quinto lugar:
TB MALBEC, cosecha 2013. Monovarietal
Malbec 100%. 13.8 % Alc. Vol. Crianza de treinta y seis meses en
barrica de roble francés de primer y segundo uso, y reposo en botella de 12 meses. Valle de Montegrande. Vinícola Santa Elena,
Aguascalientes, México.
Calificación: 84.41 puntos. Precio: $ 500.00 (Aportación de Juan Carlos Chávez
Fernández)
Sexto
lugar: TRIVENTO MALBEC. Cosecha 2017.
Monovarietal 100% Malbec. 13% Alc. Vol. Crianza durante seis meses en barrica nueva de
roble francés, y reposo de cinco meses en botella. Trivento Bodegas y Viñedos. Luján de Cuyo, Mendoza,
Argentina. Calificación: 84.28
puntos Precio: $ 305.00
(Aportación de Carlos Ruiz González.
Séptimo
lugar: MALBEC RAMANEGRA RESERVA. Cosecha 2013. Monovarietal 100% Malbec. 14.00
% Alc. Vol. Crianza de 12 meses en barricas nuevas de roble francés. Casarena
Bodegas y Viñedos. Agrelo y Perdriel, Mendoza, Argentina. Calificación: 83.85 puntos Precio: $640.00 (Aportación de Juan Ignacio Torreblanca)
Considero
prudente enfatizar en el siguiente hecho: inicialmente fue obtenido el
promedio de las calificaciones otorgadas por los siete catadores, para
obtener la calificación final. Estas son las que figuran en el reporte final,
y en seguida se hizo otro ejercicio de calificación, y fue eliminada la
puntuación más alta y la más baja de los vinos que ocuparon los tres primeros
lugares: y pudo advertirse que el primer lugar --- 88.00 puntos--- alcanzaba la calificación de 89.20 puntos.
El segundo lugar pasó de 86.57 puntos a
87.40, mientras que el tercero pasaba de 86.28 a 86.20 puntos. Ninguno de los
tres primeros vinos sufrió cambio significativo en su calificación, y el
orden de puntuación fue el mismo, sin registrar ninguna variación.
De acuerdo
a las calificaciones, cuatro de estos siete vinos fueron evaluados con una
puntuación que oscila entre los 85 y los 94 puntos, lo que (de acuerdo a los
parámetros del Grupo Enológico Mexicano) permite considerarlos “muy buenos”.
Los tres restantes quedaron inscritos dentro de la categoría de “buenos”.
Los
catadores eligieron “mejor etiqueta” y “mejor botella” la del vino OBRA PRIMA
MALBEC GRAN RESERVA, de la Bodega
Familia Cassone, de Argentina
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