viernes, 23 de agosto de 2019

CATA SENSORIAL DE VINOS DE LA CEPA MALBEC


El vino es color de rosa.
Quizá no sea la sangre de la vid,
sino la sangre de las rosas.
Rubaiyat

OMAR KHAYYAM  (1048-1131)


A mi parecer, un tema en extremo interesante en lo referente a los vinos   ---deleitable materia ésta que se halla comprendida en la ciencia de la enología--- es el amplísimo número de variedades de vides, o cepas, con cuyo fruto es elaborado el vino.

En algún artículo anterior mencioné que los ampelógrafos, nombre que reciben los científicos quienes se encargan de identificar y clasificar las diversas variedades de la vid (Vitis vinífera), han manifestado que existen más de diez mil variedades ---igualmente denominadas cepas y vidueños--- en todo el mundo. En el portal www.videsyvinos.com  leo que  “Durante la era terciaria, en el período cretácico, aparecieron las plantas sobre la faz de la tierra y con ellas, las vides. Estas plantas antiguas eran muy diferentes a la vid cultivada que conocemos hoy. Su forma era la de verdaderas enredaderas que trepaban a los árboles, dejando caer sus lianas. En la era cuaternaria, cuando el hombre apareció sobre la tierra, se encontró con esta vid silvestre que lo atrajo con la delicia de sus frutos. Y que cuando el hombre dejó de ser nómada,  para transformarse en sedentario, comenzó a domesticar animales y plantas, y fue a partir de entonces que la vid inició su evolución de Vitis silvestris  (vid silvestre)  a Vitis viníferasativa  (vid cultivada).”

Es conveniente agregar que existen unas cincuenta especies del género botánico denominado Vitis, y que en este mismo género están comprendidas ---junto a la Vitis vinífera--- la Vitis rupestris, la Vitis aestivalis. La Vitis riparia, y  la Vitis labrusca. Se tiene conocimiento que el cultivo de la vid, en sus más remotos orígenes, comenzó en la zona llamada Transcaucasia, ubicada entre el Mar Caspio y el Mar Negro, donde actualmente se hallan Georgia ---un país ubicado entre Europa y Asia--- y Armenia. (Igualmente se menciona que Azerbayán, un antiguo país ubicado en el Cáucaso, puede haber sido la cuna de la vitivincultura, hace muchos milenios). Desde estos lugares se propagó ese cultivo hacia otras áreas de Occidente, donde prosperó y se tornó intensivo. Y se considera que fue Sumeria, al sur de Babilonia, el primer país donde el cultivo de la vid alcanzó un notable desarrollo. Es conveniente señalar que en el idioma de Georgia el vocablo que designa al producto de la fermentación del jugo de la uva es Gvino.

Acerca del número de cepas o variedades de uvas que existen en el mundo, diré que en el voluminoso libro Wine Grapes   (cabe decir que es una obra de 1.248 páginas,  cuyo peso es superior a los tres kilogramos), escrito por tres especialistas: Jancis Robinson, Julia Hardong y José Vouillamoz  ---y publicado por la editorial HarperCollins Publishers, New Zealand, 2013---, el cual lleva por subtítulo “A complete guide to 1.368 wine varities, including their origins and flavours. En este documentado volumen  queda asentado que hay aproximadamente diez mil variedades de uva.  Pero sus autores enfocan su atención en las mencionadas 1.368 cepas ya mencionadas.

Una de estas variedades de uvas, de extenso cultivo en todo el mundo, es la cepa Malbec , originaria de Francia, de la cual leo en Wikipedia que el  ampelógrafo francés Pierre Galet documentó unos mil sinónimos diferentes. Aunque el nombre de Malbec es el más conocido para los enólogos, Galet sugiere que Côt era el nombre original y más usado de esta variedad, y que también aparecía frecuentemente el nombre Auxerrois, que sugiere que el norte de la Borgoña puede haber sido el primer hogar de la variedad. En Burdeos, donde la variedad recabó atención por primera vez, es más conocida bajo el sinónimo Pressac”. (Hasta aquí esa cita) 

Este vidueño cuenta con infinidad de otros nombres, de los cuales únicamente anotaré una decena, para no tornar prolija esta relación:  Auxerrois de Laquenexy, Blanc de Kienzheim, Cahors,  Costa Rosa, Estrangey, Grifforin, Jacobain,  Medoc Noir, Navarien y  Périgord.

En el blog Vinomanos, fechado el 9 de abril de 2014, aparece un interesante texto escrito por Joaquín Hidalgo, titulado “La curiosa y  larga historia del Malbec”.  Allí leo que “Conocido en Francia como Côt, según el trabajo realizado por William H. Beezley, profesor de historia en la Universidad de Arizona, el Malbec remonta sus raíces hasta un vino que en el medioevo supo gozar de prestigio por su color y sabor. Llamado “el vino oscuro de Cahors”, la zona francesa que lleva ese nombre es la que se reconoce como cuna de la variedad, si bien su origen aún está en debate.

“Desde el más temprano medioevo aparecen menciones al vino Cahors, una región ubicada a unos 200 kilómetros tierra adentro de Burdeos, la más prestigiosa de Francia. Y si es cierto que para el siglo XII comienza una creciente exportación del vino hacia Inglaterra, no lo es menos que con las sucesivas guerras y migraciones el vino oscuro supo ganar fama y cruzar fronteras”.
Años más tarde, después de ser ampliamente conocido y apreciado el vino que era elaborado con la variedad Malbec, llegó en el año 1852 a suelo argentino, “de la mano de un viticultor francés llamado Miguel Amado Pouget (Michel Aimée Pouget). Contratado por el gobierno nacional, Pouget debía montar una escuela modelo que permitiera modernizar las economías provinciales de San Juan y Mendoza. Fue emplazada en lo que hoy es la casa de gobierno de esta última provincia y desde allí se propagaron las estacas que 150 años más tarde darían singularidad a la Argentina en el contexto mundial”.
En el portal Vivino.com, del 16 de abril de 2015,  aparece un texto titulado “How Argentina Stole Malbec from France”. Allí leo que “la leyenda  refiere que un inmigrante húngaro, de apellido Malbec, sembró, a lo largo y ancho de Francia,  vides de una determinada variedad , la cual fue denominada con su nombre. La cepa Malbec tuvo sus orígenes en la región de Cahors, la cual vino a ser una zona de gran prestigio en la elaboración de vinos en el área sudoeste de Francia durante la Edad Media, y la variedad Malbec fue la de mayor importancia.   
“En los siglos XVIII y XIX Burdeos, una región vecina a Cahors, adquirió acentuada fama por la calidad de los vinos que allí eran elaborados, y la variedad Malbec fue la predominante ---al igual que había ocurrido centurias antes en Cahors--- en los coupages bordaleses. Hasta mediados del siglo XIX el vidueño Malbec era el mayormente sembrado en Burdeos.  
“Hace cuatro años había en Argentina (principalmente en Mendoza) treinta y tres mil hectáreas plantadas con esta cepa. En Francia, se contabilizaban aproximadamente siete mil hectáreas”.
En el portal Wikipedia aparece que “La variedad Malbec es considerada la cepa emblemática de la vitivinicultura en Argentina. De acuerdo a las cifras oficiales existen poco más de cuarenta y dos mil hectáreas sembradas con estas vides, lo que equivale a casi el l9% de la superficie total de viñedos en Argentina. “El 86% del Malbec argentino se encuentra en Mendoza, donde está la primera DOC (Denominación de Origen Controlada) de América, Malbec Luján de Cuyo. 
“Otra información, quizá menos actualizada, asevera que hay unas 38.486 hectáreas de Malbec en Argentina, de las cuales 33.307 hectáreas  (87%) están en Mendoza, aunque también son productoras las regiones de La RiojaSaltaSan JuanCatamarca, Jujuy, La Pampa, Neuquén, Río Negro y Buenos Aires. Se dice que Los viñedos más altos del mundo se encuentran en las provincias de Salta y Jujuy, ambas en el noroeste argentino (hasta 3.000 msnm.)”.
Hoy en día la cepa Malbec es sembrada en muchos países. Entre otros, Francia, Estados Unidos de América, Nueva Zelandia, Australia, Chile, Sudáfrica, Canadá,  Bolivia, Italia, España, Crimea y México
La  cata “ciega” número 256 del Grupo Enológico Mexicano tuvo verificativo el miércoles 21 de agosto de 2019, en el salón “Guanajuato”, del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas  (IPADE). Gracias a la gentil invitación del Dr. Carlos Ruíz González  (Miembro de Número de esa agrupación de enófilos y directivo de dicha prestigiada institución académica) tuvo lugar esta cata en ese salón.  En esta evaluación sensorial participaron los siguientes catadores: Patricia Amtmann, Philippe Seguin, Gustavo Riva Palacio, Carlos Ruiz González, Juan Carlos Chávez, Juan Ignacio Torreblanca y Miguel Guzmán Peredo.

En estas degustaciones analíticas, en las cuales los catadores ignoran la marca y la procedencia de los vinos que van a degustar (en el caso que nos ocupa cada uno de los participantes tenía conocimiento del vino que estaba aportando para su análisis organoléptico, pero ignoraba qué vino llevaban los restantes catadores)  los enófilos presentes en esas degustaciones sensoriales califican las características visuales, olfativas y gustativas de cada uno de los vinos, escribiendo junto con la puntuación otorgada en cada uno de estos tres renglones, sus comentarios respecto al color, al aroma o bouquet y al sabor de cada uno de los vinos sometidos al examen organoléptico de los miembros de la Mesa de Catadores,  que en esa ocasión evaluaron las características de cada vino.

Una vez fueron analizadas esas características sensoriales, y  que se tiene inmediato conocimiento de cuál fue la calificación alcanzada por cada vino (momento éste en el que son descubiertas las botellas y se conoce de qué vino se trata en cada caso), cada catador  formula en voz alta sus propios comentarios, con la finalidad de escuchar las opiniones de los restantes catadores, enriqueciéndose, de esta manera, el imparcial juicio emitido por cada uno de esos enófilos.

Las calificaciones están basadas en los parámetros que maneja el Grupo Enológico Mexicano. Aquellos vinos cuya calificación oscila entre los 50 y los 59 puntos son considerados “no recomendables”. Si la puntuación se halla comprendida entre los 60 y los 74 puntos, son juzgados “bebibles”. Una calificación entre los 75 y los 84 puntos permite evaluarlos como “buenos”. Si el puntaje oscila entre los 85 y los 94 puntos, son juzgados “muy buenos”. En el caso de que la calificación esté comprendida entre los 95 y los 100 puntos, entonces alcanzan la categoría de “extraordinarios”.

Me parece interesante enfatizar en el siguiente hecho: seis de los siete vinos evaluados en esta cata “ciega” (aportados por los catadores que en dicho análisis organoléptico participaron) fueron elaborados en Argentina, y uno en México (Aguascalientes). Seis vinos fueron monovarietales, es decir, elaborados con una sola cepa de uva: Malbec,  en tanto que uno más fue resultado de un coupage.  

Los resultados fueron los siguientes:
Primer lugar:  OBRA  PRIMA MALBEC GRAN RESERVA. Cosecha 2005. Coupage 80% Malbec.  10%  Cabernet Sauvignon y 10% Merlot. 14% Alc. Vol. Crianza de 18 meses en barrica de roble francés de primer uso. Viñedos de Luján de Cuyo y Tupungato. Bodegas Familia Cassone. Luján de Cuyo, Mendoza, Argentina. Calificación: 88.00  puntos. Precio: $850.00 . En el mercado no existen, actualmente, vinos de esta añada, el cual, en enero de 2010  (en ocasión de la cata número 183 del Grupo Enológico Mexicano, en la cual obtuvo una calificación de 92.25 puntos)  tenía ese precio.  (Aportación de Miguel Guzmán Peredo)
Segundo lugar: MALBEC NAVARRO CORREAS, Cosecha 2018. Monovarietal 100% Malbec. 13.9% Alc. Vol. Crianza de doce meses del 80% del vino en barricas de roble francés, y del 20% en barricas de roble estadounidense. Bodegas Navarro Correas. Valle de Uco/Luján de Cuyo. Mendoza, Argentina. Calificación: 86.57 puntos.  Precio: $ 331.00 (Aportación de Gustavo Riva Palacio)  
Tercer lugar: PARTICULAR MALBEC, COSECHA 2014.   Monovarietal 100% Malbec. 14.0  % Alc. Vol. Crianza de 14 meses del 20% del vino en barrica nueva de roble francés. Casa Bianchi. San Rafael, Mendoza, Argentina. Calificación: 86.28  puntos.  Precio: $ 778.00  (Aportación de Patricia Amtmann)
Cuarto lugar: PAZ LAS MORAS MALBEC, cosecha 2013. Monovarietal  Malbec 100%. 13.5% Alc, Vol.  Crianza de 15 meses en barricas nuevas de roble francés.  Finca Las Moras. Valle de Tulum. Provincia de San Juan, Argentina. Calificación: 85.85 puntos  Precio: $ 400.00   (Aportación de Philippe Seguin)

Quinto lugar: TB MALBEC, cosecha 2013. Monovarietal  Malbec 100%. 13.8 % Alc. Vol. Crianza de treinta y seis meses en barrica de roble francés de primer y segundo uso,  y reposo en botella de 12 meses.  Valle de Montegrande. Vinícola Santa Elena, Aguascalientes, México.  Calificación:  84.41 puntos. Precio: $ 500.00  (Aportación de Juan Carlos Chávez Fernández)

Sexto lugar: TRIVENTO MALBEC. Cosecha 2017.  Monovarietal 100% Malbec. 13% Alc. Vol. Crianza  durante seis meses en barrica nueva de roble francés, y reposo de cinco meses en botella. Trivento Bodegas  y Viñedos. Luján de Cuyo, Mendoza, Argentina. Calificación: 84.28  puntos  Precio: $ 305.00  (Aportación de Carlos Ruiz González.

Séptimo lugar: MALBEC RAMANEGRA RESERVA. Cosecha 2013. Monovarietal 100% Malbec. 14.00 % Alc. Vol. Crianza de 12 meses en barricas nuevas de roble francés. Casarena Bodegas y Viñedos. Agrelo y Perdriel, Mendoza, Argentina.  Calificación: 83.85 puntos  Precio: $640.00  (Aportación de Juan Ignacio Torreblanca)

Considero prudente enfatizar en el siguiente hecho: inicialmente fue obtenido el promedio de las calificaciones otorgadas por los siete catadores, para obtener la calificación final. Estas son las que figuran en el reporte final, y en seguida se hizo otro ejercicio de calificación, y fue eliminada la puntuación más alta y la más baja de los vinos que ocuparon los tres primeros lugares: y pudo advertirse que el primer lugar --- 88.00 puntos---  alcanzaba la calificación de 89.20 puntos. El segundo lugar  pasó de 86.57 puntos a 87.40, mientras que el tercero pasaba de 86.28 a 86.20 puntos. Ninguno de los tres primeros vinos sufrió cambio significativo en su calificación, y el orden de puntuación fue el mismo, sin registrar ninguna variación.    

De acuerdo a las calificaciones, cuatro de estos siete vinos fueron evaluados con una puntuación que oscila entre los 85 y los 94 puntos, lo que (de acuerdo a los parámetros del Grupo Enológico Mexicano) permite considerarlos “muy buenos”. Los tres restantes quedaron inscritos dentro de la categoría de “buenos”.

Los catadores eligieron “mejor etiqueta” y “mejor botella” la del vino OBRA PRIMA MALBEC  GRAN RESERVA, de la Bodega Familia Cassone, de Argentina