lunes, 19 de julio de 2010

LOS PEQUEÑOS PRODUCTORES DE VINO DE BAJA CALIFORNIA


El cultivo de la vid dio comienzo, a mediados del siglo XVI, en el país llamado entonces Nueva España, en los alrededores de la capital del virreinato, en lo que ahora son los estados de Querétaro, Guanajuato, Michoacán, Oaxaca y Puebla. Posteriormente fue propagado ese cultivo a Coahuila y Baja California.
Se tiene la certeza, como asevera José Milmo, Director General de Casa Madero, que “El primer vino americano fue hecho por el grupo de colonizadores españoles que, en 1574, llegó al Valle de Parras en compañía del Jesuita Pedro de Espinareda. Ellos, al ver los manantiales de agua y la profusión de parras silvestres de la región, decidieron establecerse en el valle y fundar la Misión de Santa María de las Parras, en donde elaboraron el vino con las uvas cosechadas de las parras silvestres de la región. Lorenzo García, después de “haber sentado sus lares”, construido su casa y vivir de los frutos y cosechas de esa tierra, solicitó una “Merced” al Rey de España, misma que recibió en agosto de 1597”. A tan lejanos años se remonta la historia de la primera vitivinícola del continente americano, que hoy en día lleva el nombre de Casa Madero.
Por lo que concierne al cultivo de la vid, y consecuente elaboración del vino, en la península de Baja California, diré que en 1697 el misionero jesuita Juan María Salvatierra fundó la Misión de Nuestra Señora de Loreto Conchó, en la costa del Gofo de California. Esta fue la primera misión permanente en aquellos distantes parajes, que fungió, durante varios siglos, como ciudad capital de ambas Californias, la Baja y la Alta, desde donde se habría de irradiar ese cultivo hasta las tierras más septentrionales, incluidas las misiones de la Alta California, a donde Fray Junípero Serra llevaría ese cultivo en el año de 1769, fundando misiones en las actuales ciudades estadounidenses de San Diego, San Francisco y Sacramento. Cabe agregar que los historiadores del vino en nuestro país aseguran que fue en la Misión de San Javier, en la vecina entidad de Baja California Sur, donde se elaboró vino por primera vez ---en la península---, a comienzos del siglo XVIII.
A pesar de la señalada antigüedad del viñedo bajacaliforniano, la vitivinicultura en esa entidad experimentó ---al paso de los siglos— severos altibajos, que apenas hoy en día parecen haber sido superados, lo que permite avizorar tiempos más promisorios para los vinos mexicanos, elaborados en esa entidad, la cual produce el 90% del vino nacional.
En torno a la ciudad portuaria de Ensenada se ubican varios valles de gran vocación vitivinícola, de los cuales el más renombrado es el de Guadalupe (sito a 40 kilómetros al noroeste de Ensenada), donde se localizan las principales empresas productoras de vino. Enlistadas por orden alfabético son las siguientes: Bodegas de Santo Tomás, Casa Pedro Domecq, Monte Xanic y Vinícola L.A. Cetto, cuya producción anual conjunta representa el noventa por ciento del volumen elaborado en el estado de Baja California.
Me parece conveniente mencionar que la Asociación Nacional de Vitivinicultores ha dado a conocer que la producción nacional de vino promedio, desde 2002 a la fecha, es de uno punto cinco millones de cajas (de doce botellas). En 2008 apenas rebasó el millón de cajas (equivalente a nueve millones de litros), mientras que la importación fue de dos punto siete millones de cajas (casi veinticinco millones de litros). De estas cifras, la producción anual de los vinos de la marca L.A.Cetto es del orden de los veintiséis millones de litros. Casa Pedro Domecq produce cuatro millones de litros anualmente, en tanto que Monte Xanic tiene una producción que no rebasa las cincuenta milo cajas (600 mil botellas = 450 mil litros).
Las otras áreas donde la vitivinicultura florece en forma magnífica son los valles de San Antonio de las Minas, San Vicente Ferrer, Valle de las Palmas, Santo Tomás y Ojos Negros,
Es interesante consignar que al concluir el siglo XX, en el año 2000, había siete bodegas en los valles aledaños a Ensenada, el epicentro de la vitivinicultura estatal, y que diez años más tarde funcionan cincuenta y siete, la mayoría de ellas denominadas “bodegas boutique”, cuya producción vínica es el llamado vino artesanal. Se estima que las mismas, también denominadas “bodegas garage”, o “de autor”, alcanzan, cada una producción inferior a las cinco mil cajas (sesenta mil botellas), cada año. Tengo información de que Viñedos San Rafael elabora cinco mil cajas. Vinícola Torres Alegre pretende llegar a tres mil cajas. Casa de Piedra elabora tres mil cajas. En tanto que Mogor Badan produce quinientas cajas. .
En un reportaje publicado en la revista Expansión, en 2009, leí un texto de Erick Falcón, donde asienta que “los enólogos más optimistas creen que en menos de tres años el Valle tendrá más de cien vinícolas pequeñas. Considerando que en siete años el número de bodegas se sextuplicó, la predicción no es desatinada”.
Para conocer la realidad de las pequeñas vinícolas bajacalifornianas consulté el enólogo Alvaro Ptacnik, creador de la empresa Vinos Shimul, ya que él ha sido un gran promotor de los pequeños productores de vino en Baja California, mediante la realización, hasta ahora, de cuatro presentaciones ---una cada año--- de los vinos elaborados por quienes experimentan la pasión de hacer su propio vino.
A este particular me comentó mi amigo Álvaro lo siguiente: “El primer comentario es que tal vez debemos referirnos a productores más que a bodegas, pues en este sector son muchos quienes no tienen instalaciones propias. Muchos utilizan instalaciones de terceros, o de prestadoras de servicios como la Estación de Oficios del Porvenir. Al referirlos como Bodegas sólo se tendría que considerar a quienes tiene "Bodega", y solamente haciendo en su caso la especificación como pequeñas bodegas o pequeños productores, ya que hay algunos que producen solamente doscientas cajas de vino”.
Tomando en consideración su amplio conocimiento de esta materia, le solicité a Álvaro me dijese cuáles eran, a su parecer, los productores más constantes y consistentes entre los pequeños productores, creadores de vinos de encomiable calidad, y me envió la relación siguiente, haciéndome la aclaración de que no tenia ningún orden específico:
· Viña de Liceaga.
· Casa de Piedra
· La Llave-Cru Garage
· Vitivinícola Tres Valles
· J.C. Bravo
· Mogor Badan
· Aborigen
· Adobe Guadalupe
· Viñas Pijoán
· Vides y Vinos Californianos
· Quinta Monasterio
· Sinergi VT
· Bodegas San Rafael
· Viñedos Lafarga
· Montefiori
· Vinisterra
· Vena Cava
· Viñas de Garza
· Paralelo
· Vinos Tanamá
· Diosa Vid
· Vinart
· Laura McGregor (Itable)
· Juan Pedro López Rojas (Navegante)
· Eduardo Pedraza (Don Jaime)
· Carlos Chavaría (Casa Colorada)
· Xecué
· Vitivinícola Emeve
· Barón Balché
· Norte 32 (Óscar Obregón)
· Fabiola Renaud (Canto Rodado)
· Álvaro Álvarez (Alximia)
· Vinos Bibayof
· Vinícola Martín del Capo
· Vinos Cruz
· Vinos Shimul
Otros pequeños productores bajacalifornianos, de los que tengo algún conocimiento, son los de las casas siguientes:
La Casa de Doña Lupe, Gran Kuxtal, Vinos Sueños, Tres Mujeres, Agrifolia, Alborada, El Nido, Vivires y Malagón,
Álvaro Ptacnik agregó que “Los otros términos (aparte de pequeño productor) usados para los vinos o productores, como Boutique, de Autor, Garage, Artesanal, etc. En mi opinión son argumentos de venta. Yo no vería en su método de elaboración, o en sus cualidades gustativas, ninguna diferencia sustancial o técnica en los vinos, aun cuando cada acepción haga referencia a algo específico”.
Concluyó su comentario señalando lo siguiente: “Considero que el futuro inmediato, lo mismo que a largo plazo, será favorable, con la observación de que del universo de bodegas y/o productores, seguramente habrá un tamizado. Unas dejaran de existir y participar, y otras continuarán. Pienso que las más consistentes y cuidadosas, y en términos generales las que no han sobrepuesto al interés de la actividad, el interés de negocio o económico. Así mismo habrá nuevos proyectos. Por otro lado, diré que México, y el mundo, todavía tiene muchos sabores y propuestas que probar en cuestión de vinos. Un ejemplo es la grata experiencia que acaba de pasar en Inglaterra con Jancis Robinson, quien es una de la personas mas influyentes del mundo en cuestión de vinos, y que opina, después de probar veintidós vinos de Baja California, que hay una solidez de zona y que se ve claramente la personalidad de la región, que no requiere ser copia al carbón de ninguna otra parte del mundo. Prácticamente los veintidós vinos fueron gratamente comentados y ninguno rechazado.”

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