viernes, 8 de junio de 2012

EL RESTAURANTE "NICOS" CUMPLIO 55 AÑOS




El mejor banquete del mundo no merece la pena
 de ser degustado, a menos de que se tenga a
alguien con quien compartirlo”.

GROUCHO MARX

JULIUS HENRY MARX 
(1890-1977)

 
Desde hace muchos años es común observar, principalmente en la ciudad de México, que abren y cierran restaurantes ---especialmente aquellos de aspecto elegante---  con singular regularidad. Es frecuente advertir que, en distintas zonas de la capital mexicana, son inaugurados, en medio de gran boato, establecimientos de restauración que fincan su funcionamiento no en las galas de su cocina sino en cierto lujo en las instalaciones. Y qué decir de aquellos que presumen de una decoración minimalista, en los cuales el comensal advierte, desilusionado, que lo único minimalista son los platillos, presentados en raciones dignas de ser acompañadas de un microscopio. Pero, eso sí, los precios no tienen nada de mínimos, sino que son muy altos en relación con la calidad, el sabor y las raciones presentadas al cliente.

Tomando en consideración lo señalado en el párrafo anterior es que adquiere mayor importancia lo que a continuación voy a mencionar. Hace casi veinticinco años  ---¡cómo pasa el tiempo, tan velozmente!--- escribí una nota periodística, refiriéndome a un excelente establecimiento de restauración, en la cual, entre varios otros comentarios, expresé lo siguiente:  ”Para mi gusto,  el restaurante “Nicos”, -sito en la avenida Cuitláhuac 3102, a un par de calles de la glorieta de Camarones,  es el que mejor calificación alcanza en la Delegación de Azcapotzalco. De lunes a sábado es el agradable sitio donde una numerosa y repetitiva clientela se da cita para degustar los exquisitos guisos que Raymundo Vázquez Estévez confecciona, para el  cotidiano deleite palatal de los comensales.

“Con cierta regularidad suelo comer en ese lugar, ya que allí se conjugan varios factores sumamente positivos, que a continuación enlisto: la atmósfera que se respira en ese feudo gastronómico es estupenda. Los precios son bastante razonables. El personal de servicio  posee la requerida experiencia para brindar un trato cálido,  expedito,  y eficiente. Y acerca de la calidad de la cocina de “Nicos” debo enfatizar que su carta incluye diversos platillos, que al ser llevados a la mesa del cliente permiten advertir que su presentación  es sumamente atractiva  ---no se trata de raciones microscópicas, como en ocasiones ocurre en otros restaurantes de mayor prosapia---,   y que su exquisito sabor permite confirmar la plausible  categoría de tan recomendable salón comedor, que substituye el lujo en sus instalaciones por la excelencia en su cocina ””.

Los párrafos anteriores tienen plena vigencia hoy en día, cinco lustros después, ya que el tiempo transcurrido ha cimentado el indudable prestigio coquinario del “Nicos” en esa populosa zona del Distrito Federal, en la cual, juzgada a priori, se podría suponer  que no existe un restaurante de esta clase, el cual  esta semana está festejando los cincuenta y cinco años de ininterrumpido funcionamiento. En efecto, el día 5 de Junio del año 1957 abrió sus puertas “Nicos”, y desde entonces se ha caracterizado por presentar lo más delicioso  y tradicional de la cocina mexicana. Raymundo Vázquez y su esposa María Elena Lugo han sido incansables promotores de la buena mesa en Azcapotzalco, y su tenacidad, esfuerzo sostenido y gran perseverancia, entre varias otras acciones dignas de encomio, por hacer de su salón comedor un lugar donde la cocina mexicana, de gran calidad y exquisito sazón,  ha adquirido, al paso de cincuenta y cinco años, un nivel de extraordinaria categoría.

Otro gran mérito de Raymundo Vázquez Estévez fue haber iniciado, en el año 1967 (cuando casi nadie, en la capital mexicana, se preocupaba por promover una verdadera cultura gastronómica y enológica, sustentada en el placer que está dado por el hecho de acompañar las comidas con vino), los  festivales  ---que aún tienen lugar---  denominados “Agosto: el mes del vino, en “Nicos”, en los cuales los comensales obtenían considerables descuentos al ordenar los mejores vinos del mercado nacional. Para dar una muestra del impacto de esas promociones enológicas diré que en 1985 este restaurante desplazaba mensualmente de noventa a cien cajas de vino (mil doscientas botellas), y durante ese mes de agosto las ventas sumaban más de ciento treinta cajas, lo que equivale a poco más de  mil quinientas botellas. Muy pocos establecimientos de restauración podrían, en esos días, hace casi veintisiete años, equipararse, en este sentido,  al restaurante “Nicos”.

A más de lo anterior, es conveniente mencionar que ahora que Gerardo Vázquez Lugo se ha hecho cargo de la cocina y de la dirección de este feudo culinario  ---desde hace casi quince años---, se han multiplicado las ya de por sí nutridas presentaciones que, por años,  han caracterizado al “Nicos”, como las muestras de cocina de Cuaresma, de “Muertos”, y varias otras igualmente exitosas, a más de que este chef ha cimentado la bien ganada categoría de  que “Nicos” es un restaurante donde la cocina mexicana tradicional está muy bien representada.

Hace unos días disfruté allí de una deliciosa comida, durante la Semana del Aniversario (los festejos para celebrar cincuenta y cinco años de exitoso funcionamiento se extendieron del lunes 4 al sábado 9 de junio). Durante estos seis días, a la hora de la comida,  se contó con la presencia del Grupo Colibrí  ---un magnífico conjunto musical---, que tornó más grato el ambiente.

Mención especial quiero hacer del hecho de que la carta de vinos incluye una selección de excelentes vinos nacionales (me comentó Ray Vázquez que si los platillos son principalmente de la gastronomía mexicana, es atinado que únicamente haya una amplia gama de los vinos elaborados en las principales regiones vitivinícolas de nuestro país), y me llevé la sorpresa de que haya una carta de destilados  ---mezcales, sobre todo, de Sonora, Chihuahua, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Tamaulipas, Guerrero, Guanajuato, Michoacán, Jalisco y Oaxaca. Suman 41 los mezcales de esta carta especial, que muy pocos restaurantes de la ciudad de México pueden igualar. 

 Para concluir diré que el 5 de Junio de 2004 el Grupo Enológico Mexicano hizo entrega a Raymundo Vázquez Lugo de la presea Racimo de Oro, con la cual dicha agrupación de enófilos reconoció su constante tarea en pro de los vinos elaborados en nuestro país.


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