lunes, 18 de julio de 2016

CONVERSACIONES GASTRONOMICAS INTEMPORALES (XV)



UNA CHARLA CON JOSÈ FUENTES MARES



Una mañana estival, paseando en La Coruña por los jardines de Méndez Núñez, que con la brillante luz que los bañaba semejaban el multicolor estallido de un fuego pirotécnico, me pareció distinguir al escritor mexicano José Fuentes Mares, sentado en una banca próxima al monumento dedicado a la novelista gallega Emilia Pardo Bazán  (¡cuán bella es una ciudad  que honra de esta manera a sus escritores más preclaros!). 

Yo imaginaba que ese  prolífico ensayista e historiador, nacido en 1908 en el Estado de Chihuahua, sería un  huésped  permanente del edén de los musulmanes, la morada de los justos, llamado al  janna (el jardín), el cual recibe  diferentes nombres, entre otros jannat-adan (el jardin del Edén) o jannat al-na’im (el jardín de las delicias), donde, rodeado de sensuales huríes ---las esculturales mujeres, de gran belleza física, que habitan en el paraíso,  de acuerdo a la religión islámica y a lo que Mahoma había prometido a sus fieles seguidores,  al cual acceden, después de la muerte, aquellos que han sido buenos creyentes en su vida terrenal y allí son colmados de inefables placeres sensuales---,  gozaría de excelsos deleites en aquella celestial mansión.

Estaba seguro que este renombrado y polémico escritor mexicano, allí pasaría la mayor parte del tiempo enfrascado en animadas conversaciones con Maimónides, Moisés Ben Maimón, el notable filósofo de la Córdoba española del siglo XII, autor de la Guía de los descarriados, obra que fue la inspiradora del libro Nueva guía de descarriados, que José Fuentes Mares escribió en 1977.  Al aproximarme a él me identifique con tan, a mi parecer, admirado escritor y sibarítico gastrónomo, quien accedió a que conversáramos en una apartada banca de ese florido jardín coruñés.  Estos fueron los comentarios y respuestas que él me dio, iluminado en todo momento su rostro por una pícara sonrisa.

----Maestro, ¿cuál fue la idea que lo impulsó a escribir Nueva guía de descarriados, un deleitable libro de gastronomía?

--- Comer y beber como seres ideados a imagen y semejanza del Creador es el pretexto más sabroso para escribir un libro.  Quien piensa que la gastronomía nada tiene que ver con la salvación de las almas, puede ahorrarse la lectura de las páginas que escribí.  Mas si dista de un protozoario con hábitos sociales y es un hombre cabal, orgullo de su especie, le invito a seguirme.  Sin ufanía ni postín, que no merezco, le aseguro que la pasará fenomenal en mi compañía.

---Para muchas personas el hecho de atender, con tino y elegancia, las necesidades de una adecuada alimentación, puede ser intrascendente frivolidad e inútil pérdida de tiempo.  ¿Qué opinión tiene usted al respecto?

---El arte de comer y beber es la manifestación más elevada de la cultura, noble fórmula que nuestra especie tiene a su alcance para definir su nivel de humanidad.  Para penetrar en los secretos de la física nuclear, de la contabilidad mercantil o de las técnicas  financieras basta ser un sujeto medianamente racional y estudiar un poco tales disciplinas, en tanto que para comer y beber como un artista se requiere la entrega total de varias generaciones, ya que si un buen pensador puede ser cualquier hombre, un buen gozador reclama cualidades excepcionales.

---¿Usted piensa que la gula es una actitud execrable y por ende, digna de cabal censura?

---¿Pecado  la gula?,  que convirtió al bípedo que sólo comía carne a las brasas en el ser que  hoy  goza, en Bruselas digamos, de una carbonnade  aux  endives positivamente espiritual? La gula, que no tiene de feo más que el nombre, y lejos de ser pecado es una de las llamadas virtudes capitales.  ¿Pecado la gula que no quebranta honras ajenas? ¿Pecado cuando es lazo de amigos, vínculo de familia, comunión entre desconocidos? No, no puede ser mala si tantos bienes y placeres allega.

---¿Qué opinión le merecen aquellos ignaros que fuman durante la comida, entre platillo y platillo?

“El hábito de fumar es seguramente el más grave, aún sin llegar a los extremos vandálicos de fumar durante la comida, atentado que merece capítulo aparte en el catálogo de las miserias humanas.  Cuando veo que un caballero muy elegante, instalado en un lujoso restaurante, enciende un cigarrillo al terminar con una sopa de ostras, de huitlacoche o de cebollas, no necesito más para saber qué clase de alma esconde la ropa del rufián que tengo enfrente.

---¿Cuáles son,  para un refinado gourmet como usted, los entremeses más recomendables?

---“Tajadas de salmón ahumado o jamón serrano; embutidos de tipo francés, español o italiano; almendras o aceitunas rellenas, son los clásicos entremeses sencillos y sabrosos, en compañía de cualquier fino y oloroso de Jerez, de un vermouth o amargo italiano, o bien de algún escocés ligero, a condición de no agregarle agua, tan peligrosa para el organismo.  Claro que hablo de aperitivos, no de esos incalificables atentados que se perpetran a ciencia y paciencia de los guardianes del orden público, que debieran  intervenir cuando alguien pide un “Paris de noche” o una “Cuba libre” antes de sentarse a la mesa.  Es una pena que se haya suprimido el Tribunal del Santo Oficio y el suplicio de la hoguera para castigar tales perversiones.

---Para usted es el vino la bebida natural (en lo que yo estoy cabalmente y sin ninguna restricción, de acuerdo) que todos los seres humanos deberían degustar, frecuente y moderadamente.  ¿Qué razones le asisten para formular esa aseveración?

---El vino, noble pacificador que abaja las pasiones bélicas e inflama de amor humano a los insociables; que endulza el carácter de los agresivos y corrige el hígado de los melancólicos, es el más fecundo de los descubrimientos del  hombre y el que mejor explica su historia.  El primer milagro de Jesús fue convertir, en las bodas de Canán el agua en vino, y me permito llamar la atención a que,  según el Evangelio, el vino de las tinajas eran buen vino, o sea que el de las bodas de Canán fue un milagro doble, pues si convertir el agua en vino malo habría sido ya extraordinario, volverla vino bueno fue plenitud de omnipotencia.  Que Jesús tuvo la mejor opinión del vino, prueba no sólo el texto evangélico sino, sobre todo, que en la hora suprema de su vida hiciera del pan su cuerpo, y del vino su sangre para que comieran y bebieran sus discípulos.

Ya me disponía yo a proseguir con esta conversación, pero entonces él hizo un leve gesto, como para concluir la charla, y con una amplia sonrisa, al ser tocado por un rayo de sol, se esfumó de mi vista. Cuando me disponía yo a salir de los jardines de Méndez Núñez  recordé una frase que Maimónides enseño a sus discípulos: “Los beneficios que trae consigo la ingestión de vino son muchos, si es bebido en cantidad apropiada. Conserva el cuerpo humano en condiciones sumamente saludables, lo mismo que cura muchas enfermedades”.


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